Familia de ricos

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—¡Elle baja rápido, tenemos que irnos al aeropuerto! —el grito de mi hermano menor detrás de la puerta de mi habitación hace que agilice mis movimientos, dejando en la mochila todo estropeado.

Debido a mi padre, por cuestiones de negocios nos vemos obligados a trasladarnos a otro estado. Es difícil pensar y saber a qué desafíos me enfrentaré en otra escuela, con nuevos amigos y una vida completamente nueva, solo espero que sea mejor que la antigua preparatoria a la que asistía. A la única persona que más extrañaré será a mi mejor y encantador amigo Ben.

Al llegar al aeropuerto con mi familia siento una adrenalina que me recorre de pies a cabeza, respiro profundo y cierro los ojos por un momento, me paralizo en cuanto veo a mi mejor amigo con una enorme sonrisa. Su alta silueta resalta entre todos, es decir, no es difícil saber que el chico parece una celebridad salida de Instagram, lleva puesta una sudadera deportiva y un suéter azul que le había regalado en su último cumpleaños. Él es alto, rubio y guapo, le faltan algunos tornillos, pero lo amo aún más por esa locura interior.

—¿Ese no es tu amigo, Elle? Creí que no ...—empieza mi hermano mayor, Charles.

No termine de escuchar lo que dijo, porque iba a mitad de camino en cuanto lo vi.

Inmediatamente, acelero mis pasos y me lanzo a sus brazos como toda una loser, envolví mis brazos alrededor de su cuello y pegué mi rostro en su pecho. El aroma de su perfume, masculina, cómoda, llega a mis fosas nasales, lo que me hace respirar profundo, me envuelve con sus brazos y me abraza con fuerza, algunas chicas se quedan fijamente mirándolo como si fuese una escultura, las chicas se le acercan como mosquitos buscando su presa siempre que lo ven, no las culpo.

Las personas pasan a nuestro alrededor sin prestar mucha atención a nuestra pequeña muestra de cariño, desde las ventanas del aeropuerto se puede admirar el resplandor del sol y un extenso brillo que dejaría ciego a cualquiera. Solo puedo abrazar a Ben con tanta fuerza, al fin y al cabo, siempre estuvo a mi lado en muchos momentos difíciles, siempre fue amable y cariñoso conmigo, nunca lo he visto enojado, lo cual sería un poco gracioso de ver.

Me separo de su abrazo y lo miro directamente a los ojos. Mis lágrimas caen por mis mejillas con una sonrisa, Ben estaba a punto de llorar.

—Ni en los momentos más tristes dejar de sonreír —hizo una pausa tratando de respirar y no llorar —. Te voy a extrañar pelusa —expresa Ben formando una hermosa sonrisa en su rostro, acaricia mi mejilla limpiando las lágrimas.

—Yo también te voy a extrañar ¿Qué tal si me quedo contigo y nos escapamos? —inquirí entre lágrimas, mi sonrisa creció al ver a Ben siendo tan frágil sin importar lo que pensara la gente de él.

Ben alzó una ceja, —Tentador, pero no quiero vivir siendo buscado y después asesinado por tus hermanos.

—Cobarde.

—Y tú eres una tonta.

Los dos nos fuimos en llanto.

Sentía tanta tristeza de dejarlo atrás, ni siquiera me importaba la escuela, solo él.

Desde pequeños hemos sido inseparables, lo conocí desde que estábamos en la primaria, él me defendió de unas niñas que me molestaban solo por tener dinero. Nunca lo he visto más allá de un amigo, no sé si él lo hace, nunca me ha dicho nada. Por mi lado estuve enamorada de un tonto que se aprovechó de mí y daño mis sentimientos genuinos, ya no me muestro a las personas como era y aunque soy muy cálida y cariñosa con las personas que tengo confianza, para personas desconocidas las trato con frialdad.

—Prométeme que no me olvidaras —el tono de voz de Ben fue afable, tomé una de sus manos y la apreté fuerte.

—Claro que no, siempre serás mi mejor amigo —el brillo de sus ojos y su cálida sonrisa le dio un toque a mi corazón de que todo seguiría siendo igual y nunca lo iba a perder.

Nos abrazamos hasta que la aerolínea comunicó que teníamos que partir.

—Elle, tenemos que irnos o vamos a perder el avión —intervino mi padre mirando apuradamente su reloj.

—Hasta pronto y te amo —dijo mientras me separaba de su abrazo lentamente.

—Yo igual Ben.

Le doy un beso en la mejilla y me encamino hasta la puerta de partida. En mi mente solo pensaba que algún día iba a volver a ver a mi Ben Duncan. Así dejo mi casa y a mi mejor amigo donde me han criado mis 17 años de vida. De ahora en adelante sería una nueva aventura, el futuro estaba escrito, solo iba a seguir mi corazón.

Oscuridad en tu mirada ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora