Capítulo 25

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"Cuando alguien muere, muere un corazón"


CAPITULO 25


AARÓN KOCH


Había pasado una semana sin saber de Elle, la culpa estaba destruyendo mi mente. Me preguntaba al dormir si era lo correcto alejarme de ella.

De alguna forma, no me sentía el hombre adecuado para hacerla feliz, desde el primer momento sabía que ella era especial, parecía brillar, sus ojos probablemente fueron los que me enamoraron. Me encantaba su forma de sonreír, los pequeños gestos, su humor negro y su personalidad destacaba del resto, ella era única.

Elle era una flor distinta del jardín, pero aquella flor estaba floreciendo nuevamente.

Quería cambiar, necesitaba tenerla en mi vida. Elle era la pieza de mi rompecabezas. Ahora lo sabía, ¿alejarme? Dios, no puedo hacer eso, jamás podría.

La chica dramática con los ojos más hermosos era mi chica, la amaba en todas sus facetas y estaba dispuesto a dar todo por ella.

Mis ojos se abrieron de par en par, lo único que pensé en ese momento era que debía recuperarla, recuperaría su confianza y jamás me alejaría.

Estaba decidido, agarré lo primero que encontré y me lo puse con rapidez, una sonrisa se escapó de mis labios, creí que iba a explotar de emoción.

—¿Aarón? —la voz de mi padre me saco de mis fantasías.

—Lo siento padre, estoy ocupado, necesito decirle a la mujer de mi vida que la amo.

—Elle está en el hospital, hijo.

Mi corazón se detuvo.

Mi mente se quedó en blanco.

Fui directo al hospital sin importarme nada, mi padre balbuceó algunas palabras antes de que saliera volando a la camioneta.

Muchas escenas se pasaron por mi mente, aquella pequeña chica dramática la amaba, la quería, me importaba, fui un estúpido por no haberme dado cuenta lo que tenía o lo que los dos hubiéramos podido tener. Jamás me perdonaré haberle hecho tanto daño, toda la noche no dormí pensando en ella, ahora estoy seguro, no más bromas, no más arrepentimiento, no más culpa, no más dolor.

El olor de hospital invadió mi nariz, odiaba los hospitales, me traían muchos recuerdos que quería olvidar, mi respiración se entrecortó al ver la escena en frente de mí. Toda la familia Walton estaba presente e incluso sus abuelos y el rubio, estaban preocupados, danzaban de un lado a otro.

Michael se levantó de la silla del hospital en cuanto me vio, todas las cabezas me miraron por un momento, al instante me ignoraron.

—Ven un momento, Aarón —zanjó Michael en cuanto llegó hasta donde estaba.

Nos apartamos un poco de todos y por fin habló, —Elle tuvo un accidente, está internada —confesó Michael.

Por un momento dejé de respirar, el corazón se me aceleró en cuanto escuché esas palabras que tanto detestaba, tomé una bocanada de aire para poder saber más.

—Elle no tiene auto —aseguré.

Michael suspiró, —Anoche iba rumbo a tu casa, me dijo que la llevara, pero yo no tengo permiso de conducir, además tengo mucho tiempo de no manejar.

Oscuridad en tu mirada ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora