Parte 2 ¿Y si no separamos para siempre?

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Todos estaban desayunando, Claudia apartó el plato y los ojos de los presentes se concentraron en ella.

—Es que... no me siento bien —se levantó y puso sus manos en la boca.

—¿Vas a vomitar? —preguntó Gabriel.

—Si lo vas a hacer, ve al baño —sugirió Tomás que era el más asquiento de todos.

—¿Te sientes muy mal? —inquirió Gera.

Claudia se agarró de una silla, Mateo la tomó de un brazo con miedo de que fuera a perder el equilibrio.

—¿Te encuentras bien? —preguntó Alejandra levantándose de su silla, así como los demás.

—Solo es un mareo, es el embarazo —explicó Mateo.

—Pero no se ve bien, vamos a ver al médico o algo —dijo Gera un poco preocupada.

—No... es normal en los primeros tres meses —tranquilizó Mateo—, amor, vamos al baño ¿o quieres recostarte?

En ese momento Claudia se fue en vómito, Tomás rodó la mirada mientras todos sus adentros se revolvían.

—Ay, Claudia, no te ves muy bien —dijo Keidys.

Aparte de Mateo y Tomás (que sabían sobre embarazos) para los demás era algo muy extraño ver a alguien muy cercano a ellos con esos síntomas.

—Ver a Claudia así me hace acordar a mi madre cuando estaba embarazada de Nicolás, con solo oler algo vomitaba —dijo Tomás cuando todos estaban sentados en el patio.

Claudia estaba acostada en las piernas de Mateo que le acariciaba el cabello para que pudiera estar más tranquila mientras se le pasaba el malestar.

—¿Y eso pasa muy seguido? —preguntó Keidys.

—Sí, pero después de los tres meses los malestares desaparecen y la barriga empieza a notarse —explicó Claudia.

—¿Será niño o niña? —Gera miró a todos bastante animada.

—¿Ya tienes los nombres? —inquirió Gabriel.

—No, estamos pensando eso —respondió Mateo.

—¿Y no piensan casarse? —interrogó Tomás.

—Bueno... Estamos considerando la idea, no queremos tener el bebé fuera del matrimonio, las cosas hay que hacerlas con orden, ¿verdad, amor? —Mateo le dio un beso a Claudia en la frente.

—Qué lindo... —Alejandra se ruborizó y Gera también hizo lo mismo. Keidys apartó la mirada, sentía una cierta apatía y envidia al ver a aquella pareja.

—Ahora ellas querrán casarse y quedar embarazadas —se burló Tomás.

—No... Con esos hombres que nos ganamos no creo que pasará algo así, primero terminamos nosotras con ustedes antes que quedemos embarazadas. Es como si Keidys quedara embarazada, con ese adicto al trabajo... Lo más seguro es que sería madre soltera antes que Josef se case con ella —dijo Alejandra. Todos soltaron la carcajada, excepto Keidys.

—Hablando de eso, voy a terminar con Josef, —informó Keidys— esto no va a ningún lado, estoy pensando en volver a vivir con mi tía, lo estuve pensando toda la noche. Aún todo es inseguro y... no sé en verdad qué hacer, pero... es lo más probable que suceda.

Todos quedaron en completo silencio mientras procesaban la información.

—Espera, ¿qué? —soltó Tomás.

—Oye, si es por lo que acabo de decir, solo fue una broma, no lo dije en serio —Alejandra empezó a asustarse.

—¿No crees que debes pensar mejor las cosas?, te mudaste y compraste esta casa para estar cerca de él, lo amas, eso no lo hace cualquiera —recomendó Gabriel.

Ella era fea 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora