Parte 10: Sin final

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Tomás estaba llegando a la casa de Keidys, ese era el punto de encuentro que las mujeres citaron para dar una noticia. Sabía que recibiría una buena impresión, cuando pedían reunirse era para algo loco.

—Será una sola boda —informó Keidys emocionada de pie frente a sus compañeros, estaban en el patio de la casa, todos hicieron completo silencio.

—Espera, ¿qué? —inquirió Mateo, rodó su mirada a Claudia que se encontraba al lado de Keidys, ella se puso de pie y mordió su labio inferior de la emoción.

—Decidimos hacer una sola boda, nos casaremos juntas —explicó Claudia.

—¿Cuándo planearon eso? —preguntó Josef.

—El día de nuestro compromiso. Chicos, es una buena idea, nosotras prepararemos todo, no se preocupen —dijo Keidys.

—Si planear una boda es difícil, ahora imagínense dos, pero en una sola —chistó Tomás.

—Bueno, pero es lo que ellas quieren. Nosotras le ayudaremos con todo —Alejandra se cruzó de brazos—, además —agregó—, ahorrará tiempo y en parte dinero el hacerlo el mismo día.

—¿Dónde está Gabriel? —preguntó Mateo a Alejandra.

—Se fue de viaje, vuelve la otra semana —informó.

—Pero él debía de estar aquí, lo sabía —regañó el joven.

—Es por su trabajo —excusó Alejandra.

—Deja de defender a ese tipo. Nunca está, tanto que hablaba de Josef —bufó Mateo.

Tomás rodó su mirada hasta donde se encontraba Gera sentada escuchando la conversación. En aquel momento Santiago entró al patio de la casa.

—¡Buenos días familia! —saludó.

—¿Dónde te metiste? —interrogó Keidys.

—Tu asistente no deja de llamarme, la acabo de despedir —soltó una pequeña carcajada.

—¿Qué hiciste qué? ¡Santiago!

—Agradece, ella no estaba haciendo bien su trabajo, le mintió a la prensa diciendo que tú tuviste no sé qué estrés, te conseguiré una mejor asistente —explicó el joven.

—No... Ash... —Keidys se cruzó de brazos.

—Es mentira, te lo creíste —volvió a soltar una carcajada.

—Ese Santiago es un loco —se burló Alejandra, rodó su mirada a Gera que estaba sentada a su lado—. ¿No crees?

—Normal, no me agrada —bufó Gera.

—Ah... Cierto —Alejandra hizo un puchero.

Así fue como empezaron a hablar sobre los planes de la boda, la conversación se veía que duraría bastante tiempo, trajeron una agenda para anotar todo lo que necesitarían, hasta pusieron horarios para todos y a cada uno le asignaron una tarea.

Las miradas de Santiago y Gera varias veces se cruzaban, sabían que no podían seguir así, su grupo lo notaría. Debían hablar.

—Lo que pasó esa noche... —dijo Santiago cuando encontró a la joven sola en la cocina.

—Olvídalo, quiero imaginar que nunca pasó —soltó Gera, empezó a servirse un vaso de limonada.

—Sí... Es lo mejor, si los demás se enteran de lo que pasó... —aceptó Santiago, se notaba aliviado, eso enojó un poco a Gera.

—Tienes razón, además, fue tan malo que lo mejor es no recordarlo —desplegó una sonrisa y empezó a beber la limonada de su vaso.

Hubo un momento de silencio en la cocina.

Ella era fea 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora