Aquella madrugada de octubre, Natasha Stark, mientras dormía en su piso de Hampstead, soñaba con Steve.
Llevaba más de cuatro años intentando no pensar en él, pero aunque por lo general lo lograba durante las horas de trabajo, él seguía presente en sus sueños, obligándola a revivir momentos del pasado: tanto los buenos como los malos. Los momentos de éxtasis que habían compartido, el cariño y la pasión cuando estaba segura de que él era el hombre de su vida, y, también, el dolor y la amarga desilusión al descubrir como los había utilizado y traicionado tanto a ella como a su padre.
Una vez despierta, y dando vueltas inquieta en la cama, recordó su angustioso último encuentro. Por aquel entonces Toni creyó erróneamente que todo había terminado entre ellos, que su apasionada relación había llegado a su fin y que nunca volvería a verlo. Pero aunque ella se fue sin avisar de casa de su padre, en Regent's Park, Steve la localizó en la pequeña y sucia habitación que había alquilado en Bayswater Road.
Toni acababa de llegar del trabajo cuando alguien llamó a la puerta. Creyendo que sería la vecina, fue a abrir, quedándose horrorizada al ver a Steve en la puerta, alto, rubio y con la expresión seria. Asustada intentó cerrar de golpe, pero él lo impidió colocando el pie en el hueco.
– Déjame entrar, Toni.
Sabiendo que no podía hacer otra cosa, Toni se apartó e inmediatamente entró él, cerrando la puerta tras de sí.
– ¿Qué estás haciendo aquí? – preguntó con voz temblorosa -. ¿Para qué has venido?
– Ya lo sabes.
Al ver que Toni no decía nada, Steve la observó de cerca con sus ojos azules y continuó hablando.
– Natalia me lo ha contado.
– ¿Qué? – preguntó ella
– Que estás embarazada.
El color desapareció de la cara de Toni. ¿Por qué le había contado Natalia lo del bebé? Si no lo hubiera hecho, él nunca habría ido a buscarla. Intento tranquilizarse.
– Mi madrastra no tiene derecho a contarte nada, y menos aún mentiras – dijo con la voz entrecortada.
– Pero es cierto ¿verdad? Toni, tenemos que hablar – insistió él al ver que ella apretaba los labios con fuerza.
– No tenemos nada de qué hablar. No tengo absolutamente nada que decirte – Contestó ella.
Steve se le acercó y tomó su cara entre las manos.
– Entonces, escúchame – dijo acariciando su sedoso pelo castaño.
– No quiero escucharte. Quiero que te marches – contestó ella con frialdad al tiempo que retiraba su cara de las manos de Steve.
– Toni, no puedes arruinar nuestras vidas de esta manera. Quiero que te cases conmigo para que pueda cuidar de ti y de nuestro bebé.
– ¿Qué me case contigo? – dijo ella incrédula -. ¡Te odio! Después de lo que me has hecho no me casaría contigo ni para salvar mi vida.
– El bebé es mío y lo quiero – dijo él apretando las mandíbulas.
Claro que lo quería. Natasha recordó como en una ocasión, abrazados tras hacer el amor, habían hablado sobre su futuro y sobre el deseo de ambos de tener hijos.
Pero aquel bebé no le pertenecía.
– No hay ningún bebé – dijo ella.
– No me mientas. Sé que estas embarazada.
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Matrimonio por encargo
RomanceAdaptación ¿De verdad Steve Rogers había engañado a su padre en los negocios y había tenido una aventura con su madrastra? Natasha se quedó destrozada al oír aquello justo antes de descubrir que estaba embarazada de Steve; lo único que podía hacer...