Capitulo 5

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Steve puso música. Se unieron al lento tráfico de la quinta avenida, pasando por los altos edificios y las elegantes tiendas intensamente iluminadas.

Bucky Barnes le había dicho que el ático de Steve estaba en la quinta avenida, por lo que no tendrían que ir muy lejos. Al recordarlo, Natasha sintió una repentina necesidad de saltar del coche y correr, pero no tenía donde ir, no podía escapar. Estaba atrapada por las circunstancias y a su merced.

Y él lo sabía, aunque afortunadamente, ignoraba cuan vulnerable era.
Natasha suspiro inconscientemente.

Al detenerse ante un semáforo en rojo, Steve puso una mano bajo su barbilla y volvió su cara hacia la de él.

– ¿Te lo estás pensando dos veces?

– Y tres.

Él se rio, como si ella estuviese bromeando.

Recordó que en una ocasión le había hecho la misma pregunta, pero la situación era totalmente distinta. Fue después del teatro, de camino a su piso, la noche en que había aceptado que se convirtieran en amantes.

Al recordar aquella noche y como había afectado a su vida el decirle que no había tomado precauciones, supo que, a pesar de toda la ansiedad que le había provocado el nacimiento de su hija, no habría podido actuar de otra manera. Sarah era lo más preciado en su vida.

Volvió al presente y miro por la ventanilla. Se sorprendió al ver que la quinta avenida había desaparecido y que circulaban por una zona de la ciudad mucho menos concurrida.

– Tenía entendido que vivías en la quinta avenida – dijo ella extrañada.

– ¿También te lo dijo Barnes?

– Si – Admitió – ¿Estaba equivocado?

– No, lo que pasa es que no vamos allí.

– Dijiste que me llevabas a tu apartamento

– Si, recuerdo correctamente, te dije que íbamos a mi casa. Tú dedujiste que era a mi apartamento.

– ¿Entonces, ¿dónde vamos?

– A las afueras. Tengo una casa que utilizo los fines de semana – dijo mirándola de reojo. No te preocupes, tengo un ama de llaves que vive allí, además de empleados.

Sintió que el que la llevara a las afueras era aún peor que ir al apartamento de Manhattan.

– No quiero estar en el bosque – dijo ella ligeramente alarmada.

– Ashtock está en el campo. Al borde del valle del rio Hudson, pero no está en el bosque.

– Por favor, Steve, ¿No podemos quedarnos en la ciudad?

– Me temo que no – afirmo categóricamente – Veras, la señora Low, mi ama de llaves, nos espera, y todos mis planes para los próximos dos días están hechos.

Planes que, por lo visto, la incluían a ella. Su única esperanza era que tuvieran que ver con los negocios.

– Bucky me dijo que habría más reuniones – dijo ella con cautela.

– Ese joven es una fuente de información.

– ¿Para cuándo están programadas? – pregunto ella apretando los dientes. Solo quería que le diera esos detalles mundanos para tranquilizarse.

– ¿No te lo dijo? Que despistado.

Natasha se dio cuenta de que Steve estaba jugando con ella, y como no estaba dispuesta a que se siguiera divirtiendo a su costa se mantuvo en silencio.

Matrimonio por encargo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora