Capitulo 6

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Pero aunque aquella conversación no soluciono nada, actuó de catalizador. Toni se dio cuenta de que por el bien del bebé tenía que hacer un esfuerzo, y volvió al mundo.

No estaba dispuesta a aceptar la ayuda de una mujer por la que no sentía más que aversión, y al día siguiente, a través de una agencia de trabajo temporal, encontró un empleo como secretaria.

– Lo único que necesito es un sitio donde vivir – afirmo.

Estaba de suerte, pues la mujer que la había entrevistado sabía que alquilaban una habitación en el mismo edificio.

– La chica que ha estado allí los últimos seis meses se ha marchado esta mañana – le informo. Miro el elegante traje de Tasha – La habitación no es una maravilla, pero si no eres demasiado exigente... - añadió.

– No puedo permitirme el serlo – dijo

– Entones te daré la dirección.

Una hora más tarde, y con el dinero justo para pagar un mes por adelantado la habitación. Aquella misma tarde, aprovechando cuando la casa de Regent's Park estaba vacía, recogió algunos objetos personales, y sin decirle nada a nadie, se marchó del único lugar que había conocido.

En su nuevo trabajo durante la primera semana tuvo que hacer un esfuerzo para ir cada día y ocultar lo mal que se sentía. Por suerte las cosas mejoraron cuando las náuseas pasaron. Sabiendo que una futura madre debería tener una buena alimentación, se compró un libro de recetas y, por primera vez en su vida, se puso a cocinar.

Empezaba a sentirse mejor y a considerar su estrecha habitación como un hogar cuando, como por arte de magia apareció Steve.

Aquello destruyo la poca paz que Toni había logrado tener. Y la posibilidad de que él hubiera vuelto para descubrir su mentira sobre el bebé la obligó a mudarse una vez más.

Una repentina brisa a través de las cortinas azules devolvió a Natasha al presente. Suspirando, se incorporó.

Echo una ojeada al reloj vio que eran más de las once y media; había dormido más de doce horas, pero deseo poder dormir todo el fin de semana y despertarse solo para tomar el avión de vuelta a casa. Luego pensó que eso sería de cobardes, y que ya era hora de que se preparara para luchar.

El día anterior, el cansancio, junto con el aturdimiento por haber visto a Steve, la habían hecho tambalearse, pero ahora estaba lista para hacerle frente y mostrarle que no podía pasar por encima de ella.

Se levantó de la cama y descorrió las cortinas. Hacia un precioso día de otoño: el cielo estaba azul y el son brillaba con un color dorado como la miel.

Bear Lodge tenía una situación maravillosa, con espectaculares vistas sobre el valle del rio Hudson, Tasha se asomó a la ventana y miro hacia abajo, comprobando que la residencia era semicircular y que estaba construida en la falda de la montaña a varios niveles.

Era poco corriente pero encantadora.

Aquí y allá sobre las paredes blancas había plantas trepadoras y parras rojas y doradas que derrochaban color.

A través de los jardines y las terrazas, podía atisbar en la distancia, entre los arboles la verja metálica que rodeaba la propiedad.

Al recordar las puertas de entrada electrónicas y las cámaras de vigilancia sintió un escalofrió. Habría sido mucho más fácil escapar del ático de Steve que de un sitio como aquel.

¿Era por esi por lo que la había llevado allí? ¿Para asegurarse de que no se marchaba?

No seas tonta, se dijo a sí misma. Steve era un hombre muy rico, y, por lo tanto un objetivo para los ladrones y los paparazzi. Las medidas de seguridad eran para mantener a la gente fuera, no dentro. Pero, a pesar de aquellos razonamientos, no conseguía librarse de la sensación de estar atrapada.

Matrimonio por encargo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora