3. Hyundai 2.0

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Hyunjin

Impacte con algo muy duro y frío, el piso, como que... Mucho me caigo mientras duermo.

—Fue un temblor— dijo sook volviéndose a arropar.

—Temblor o no, siempre amanezco en el piso— me senté en el borde de la cama.

—Oye, ¿Qué hago aquí?— salió de la cama sorprendida.

—Yo que sé, eres sonámbula y vienes a manosearme por las noches.

—Idiota, el pervetido eres tú, contigo tengo que dormir con un ojo abierto; quién sabe si estoy viviendo con un violador— iba a salir de la habitación, pero tome de su mano y la atrage hacia mi.

—¡Sí!, ¡Tienes razón! ¡Te voy a violar en cualquier momento!, ¡Lo haré mientras duermes y...

Estampó su mano contra mi mejilla.

Les juro que un poco más y me tumba los dientes.

—Ashh, idiota, y pensar que me casaré contigo— salió corriendo de la habitación

Lo que me faltaba, la jodiste Hyunjin, normalmente cuando decía eso, las chicas se me lanzaban, Sook es diferente.

Corrí tras ella y la alcance en la sala pasando un brazo sobre sus hombros.

—¿Qué vamos a desayunar?— ella se removió para librarse de mí abrazo.

—No sé, no soy tu sirvienta.

—Jamás te dije que prepararas mi comida— silencio —Salgamos a comer.

—Espera a que me aliste— hice lo mismo que Sook y fuimos a una de las cafeterías del centro.

Pedimos nuestros platos y ambos comimos muy callados.

Sook estaba muy ocupada deborando su comida como para entablar conversación alguna.

—Vamos al super

—¿Pará qué?— reclamó Sook con pereza mientras terminaba su jugo de fresa.

—¿Cómo que para que?, ¿Piensas comer fuera todos los días?.

Ella hizo un gesto desinteresado.

—Esta bien, vallamos.

En el super, Sook insistía en llevar dos carrito cada uno para separa nuestras compras, pero terminé convenciendola de llevar un solo carrito.

El carrito estaba repleto de carne, algunas verduras y en su mayoría de dulces y snacks que eligió Sook.

—Compremos helado— dijo tomando un pote de helado de chocolate.

—No sé porque me lo dice, como si tuviera opción a decirte que no.

Sook paró en seco.

—Olvidé algo, ahora regreso— salió corriendo del pasillo y me dejó solo.

—Disculpa— una tipa de cabello rubio y alta llamó mi atención —¿Podrías pasarme el helado de vainilla?

Me quedé observándola con neutralidad, pero mi mente estaba maquinando diversas formas de cojermela.

—Disculpa, ¿No me escuchaste?— dijo de una manera amable y nerviosa.

Presa facil

—Lo siento, es que me perdí en tus ojos— o en tu cuerpo que viene a ser lo mismo.

Ella sonrió nerviosa.

—oh, gracias, eres muy lindo.

Tomé el helado de vainilla.

CON ESE IDIOTA, ¡NO! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora