A Military Boy

04 Inconvenientes

— Despierta ya inútil se hará tarde — El castaño le arrebato la sábana que cubría al azabache.

— Es muy temprano Eren déjame dormir estoy cansado —  Gruñó el menor.

— Eso te pasa por no dormir a tus horas pero en serio ya levántate o si no te meterás en un gran problema

— Ya voy... Una pregunta ¿Duermes con ropa o sin ropa?

— Con ropa  — Eren terminaba de atarse las botas mientras que Mikasa apenas y se despegaba de la cama.

— Roncas bastante, no te duele la garganta

Una alarma sonó y Eren la jalo del brazo — Es tarde ya vámonos

Obviamente saco a la pobre chica arrastrando de la habitación. Y rápido corrieron al patio

Estaban formados en columna horizontal, todos los soldados se mantenían firmes aunque uno que otro le mandaba miradas furtivas a Mikasa.

— Buenos días soldados espero que hayan dormido lo suficiente y si no es no es mi problema, el día de hoy tendrán que hacer un circuito para que podamos notar sus habilidades y debilidades, destrezas y torpezas — Un hombre de baja estatura se encontraba parado frente a ellos con una mirada escéptica y expectante.

El hombre analizaba lentamente a cada soldado con la mirada  como si buscará hasta el mínimo margen de error, su mirada se detuvo en Makoto.

El azabache apenas y le iba a regresar la mirada cuando sintió como todo el aire abandonaba sus pulmones y un fuerte dolor. Reviró bien y era el Capitán Levi quien le había propinado una patada en la boca del estómago — ¿Que haces portado ese uniforme aquí, escoria humana? — Con tan solo esa pregunta su voz irradiaba todo el odio del mundo.

Makoto temblaba e hiperventilaba pues al estar sofocado trataba de recuperar el oxígeno a sus pulmones — ¡¡LEVÁNTATE AHORA Y CÁMBIATE LA ROPA!! — Mikasa con todo su esfuerzo se trató de levantar del suelo.

Comenzó a caminar sosteniendose el abdomen pero no paso de dar máximo diez pasos y caer de nuevo al suelo no sin antes haber vomitado lo poco que aún conservaba en el estómago.

— Que puto asco, ¡Jeager!

— A su servicio, Capitán Levi

— Ayuda a Ackerman no creo que se levanté por si mismo

— Si Capitán —  Tras haber dado el saludo a su superior — Con su permiso Capitán— Se retiró a auxiliar a su compañero.

Como si se tratará de un saco de plumas Eren cargo a Mikasa sobre sus hombros sin costarle trabajo alguno.

La llevo hasta la recamara que compartían y le dejo sobre su catre mientras trataba de recuperarse de la patada.

Eren rebuscaba entre su closet algún uniforme que le pudiera quedar al menor y es que "Makoto" al parecer tenía un cuerpo algo pequeño.

— ¿Que me pasó? — Hablaba aún adolorido.

— Pues te golpearon por no ponerte el uniforme de Erdia y después como que te desmayaste al final yo te traje aquí

— Gracias

— Toma este uniforme, es un poco pequeño por lo que se que si te va a quedar — Le entrego la ropa doblada sobre sus piernas

— Gracias..., Eren te puedes salir del cuarto unos minutos en lo que me cambio de ropa... Es que me da un poco de pena — Apenas y su voz era audible.

— Si no te preocupes yo entiendo — Le dedicó una pequeña sonrisa y salió de la habitación cerrando la puerta tras de si.

Mikasa lentamente se desvistió quedándose solo en ropa interior y la venda que ocultaba sus pechos, se sentía extraña mirando su cuerpo atraves del reflejo de aquel espejo de hierro la duda y curiosidad invadió su cabeza. «¿Que es lo que convierte a Eren en hombre y que es lo que me convierte a mi en mujer? ¿Qué es lo que no puedo cambiar de mi? ¿Quién es la persona que se refleja en el espejo? ¿Acaso Makoto y Mikasa sin iguales? No tengo ni dos días tratando de aparentar ser otra persona sin confundir mi propia identidad, soy un fracasado ¿Debí haberme quedado en el reformatorio hasta que me convirtiese en reina o fue bueno el haber escapado?» Pensaba y sentía su corazón estremecer.

Comenzó a vestirse, acomodando de nuevo las vendas, siguió con la camiseta blanca los pantalones y la chaqueta de color verde oscuro. Al salir Eren paso un brozo por detrás de sus hombros — Vámonos — Y así ambos se marcharon del lugar.

Llegando al campo de entrenamiento la mayoría de los soldados ya no estaban allí — Se tardaron bastante pero bueno tomen los sacos de arena y suban y bajen la colina con ellos sobre los hombres trotando — El hombre mayor les dió la orden y ellos acataron.

Apenas Mikasa puso los sacos de arena sobre sus hombros aparte de que su espalda crujió cuál hoja seca pudo sentir como casi se me iba la vida, realmente estaban pesados volteó a mirar a Eren y este parecía como si nada. Solo negó y se reincorporo uso todo su esfuerzo y empezó a trotar tratando de lograr alcanzar a su compañero quien ya le superaba en sobremanera «A si tenga que escupir sangre tengo que llegar» Pensó.

Se sentía exhausta pues le exigía a su cuerpo fuerza y resistencia a la que no estaba acostumbrada, apenas y llegó a la cúspide de la colina se desplomó por completo en el suelo — !Vamos Makoto! ¡Levántate! Todavía nos queda poco por recorrer — Trataba de animarle Eren.

Las piernas y brazos le temblaban, ya no tenía energía, se volvió a poner en pie y siguió trotando. Al bajar les pusieron a hacer lagartijas, abdominales y varias planchas...

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La hora de la comida había llegado y apenas tuvo el plato de comida frente suyo Mikasa no tardó en empezar a devorar todo con rapidez y desesperación ahora entendía el porque tanta comida en un plato, tanto Eren como Jean y los demás le miraban asombrados y con un poco de miedo pues les era increíble la velocidad en la que ingería cada alimento.

— ¿Te vas a comer el durazno? — Pregunto hacía Eren señalando tal fruta

— Cómetelo tu, lo necesitas más que yo — Le respondió al dársela.

Mientras tanto en una de las oficinas de los superiores, el comandante y el capitán se encontraban conversando un tanto amenamente.

— Entonces no lo conoces Levi — Hablaba el rubio.

— No nunca antes lo había visto o conocido sabes es raro aunque podría ser algún hijo bastardo de mi tío pero lo dudo el chico, apenas parece tener quince años y fue hace dieciséis años cuando mi tío murió

— Deberías investigar, capaz y solo miente sobre su edad para que más personas no lo odien y cuando me refiero a más personas me refiero a ti, No puedes ir por la vida golpeando y odiando a cualquier Marleyano solo por tus traumas de guerra

— Tch... — Chasquido la lengua el contrario.

La hora del almuerzo había pasado y la noche cayó por fin el día había terminado y Mikasa sentía su cuerpo desfallecer.

— Ya no quiero vivir, la vida es difícil — Gimió contra el colchón del catre

— Solo te falta acostumbrarte — Dijo Eren al comenzar a desvestirse de pronto solo sintió unos pequeños brazos rodearle.

— Gracias por cuidarme — Hablaba Makoto aún pegado al cuerpo del castaño — Eres como el hermano mayor que nunca tuve — Eren solo le dedicó una sonrisa y le alboroto el cabello al azabache.

Continuará...