Día 4: Corazón roto

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AU Escolar (Sin quirks)

– ¿Otra vez en el parque? – Preguntó una voz interrumpiendo su tarea

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– ¿Otra vez en el parque? – Preguntó una voz interrumpiendo su tarea. Dejó de soplar su café para dirigir su mirada al dichoso, quien paraba en un barandal del lugar con su dichoso aire, sus rojizos ojos que se opacaban debido al invierno y sus rubios cabellos algo desarreglados por el viento, contrastando perfectamente con el nublado cielo y el rosáceo color de la tarde.

– Llegaste temprano, ten. – Le extendió la otra lata de café que había comprado. El otro la agarró y se sentó en el columpio continuo al suyo, abriendo su lata de café y tomando un sorbo. – ¿Viniste a fotografiar algo en particular? – Cuestionó.

– En lo posible, a tí. Pero también vine a buscar inspiración de algún paisaje o algo. –

– Oh, genial, ¿Tienes un nuevo proyecto? –

– No realmente. – Luego de esas palabras el rubio procedió a prender su cámara, como dijo, buscando inspiración. El otro solo miraba al horizonte, esbozando una leve sonrisa mientras tomaba su café. Le pareció un paisaje hermoso, Kirishima en una pose tan suave y gentil, siendo acompañado con el hermoso paisaje solo daban un aura hermosa que estaba seguro una fotografía podría resguardar. Fue tan rápido el flash de la cámara que el pelirrojo no se percató, pero a él le hizo acordar a la primera vez que se encontraron.

 Fue tan rápido el flash de la cámara que el pelirrojo no se percató, pero a él le hizo acordar a la primera vez que se encontraron

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El rubio pasaba la vista por los árboles del lugar, buscando inspiración para su entrante concurso de fotografía. Se topó con un parque, bastante desolado parecía este, pero se percató de una presencia. Un pelirrojo estaba solo, sentado en un columpio y tomando lo que parece ser un café en lata. Katsuki nunca había visto un paisaje igual de hermoso, había un tenue rojizo debido al atardecer. No dudó ni un segundo en tomar su cámara y atrapar ese ambiente para guardarlo consigo.

Bakugou no era alguien de muchos amigos, pero decidió comprar una lata de café en la máquina expendedora al lado del parque y sentarse en el columpio de al lado del pelirrojo.
Solo tomaron el café, cada uno sumido en sus propios pensamientos, cosa que empezó a repetirse muy recurrentemente.

Solo tomaron el café, cada uno sumido en sus propios pensamientos, cosa que empezó a repetirse muy recurrentemente

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