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Ambos comenzaron a caminar y por ahí también encontraban los nombres grabados en piedra de algunos conocidos del lugar, a veces hablaban de ellos o los describían si es que alguno de los amigos los había conocido en vida.

-Mírate, estás temblando, ¿Y tus guantes?

-Los perdí, mi hermana me ofreció prestarme los suyos, pero le he dicho que no, porque tenía muchas cosas que hacer y no quiero que pase frío.

Damon frunció los labios y negó con la cabeza, no desaprobando de su decisión, sino de que simplemente estuviera tan helado. Aunque Albarn tampoco traía guantes, él no estaba ni la mitad de congelado que Coxon.

-Ven aquí. -Dijo a Graham, aunque no lo esperó y él se acercó de inmediato.

Tomó sus manos y acercó su boca a ellas, estuvo un buen rato calentando sus manos con su aliento. Fue bastante paciente y aunque tomó tiempo, finalmente logró que sus manos mantuvieran un poco más de calor. El silencio fue protagonista de toda la escena, aunque ninguno se quejó o se esforzó en romperlo, porque no era necesario, ahí estaba toda su confianza, porque aunque al principio ninguno se dio cuenta de la "no-tan-común" acción, luego Graham lo notó, pero se quedó mirándolo desde arriba, porque el momento valía la pena y no tenía nada que decir, nada que hacer al respecto, sólo estar. Además, su propia mente le convencía que si nada realmente extraño estaba sucediendo y no actuaba, era porque no era necesario, la situación podría prestarse para confusiones si hubiera sido vista en la calle, pero no era así.

-Estabas como un cadáver, pálido, frío y rígido. De nada. -Dijo Damon, alejando la cara de sus manos cuando ya retuvieron el calor.

Aunque no soltó sus manos tan rápido, casi no fue notorio como las sostuvo un segundo más. Le dio unas palmadas en el hombro, amistosamente.

-Gracias, gracias, si ibas a ser tan orgulloso mejor ni te molestabas. -Bromeó.

-¿Ves lo lindos que son los árboles aquí?

-Lo son, son muy lindos, me arriesgaría a decir que son demasiado lindos para lo poco que los cuidan. Quiero decir, no es como que sepa mucho si los cuidan o no, pero estoy seguro de que muy poco. -Soltó algo rápido Graham

-Pienso igual, mira las hojas, los árboles están repletos. Pero se nota que no podan, he estado en otros cementerios, y los árboles cuidados se ven diferentes.

-¿Crees que los fantasmas estén aquí? ¿Y que a veces den paseos como tú y yo? Viendo los árboles, pacíficamente, sin preocupaciones, sintiendo el aire fresco que no necesitan, pero disfrutan.

-No sé si estén aquí, Graham, no sé si estén tan tranquilos sabiendo de preocupaciones de sus familias o cosas pendientes que hacer. Pero seguro les parecerá bonita la vista si están por acá.

-Mm... -Fue todo lo que pudo decir Graham.

Había tomado esa costumbre de su padre, quien cuando no sabía qué responder hacía ese sonido con su boca, lo cual no significaba que no se quedara pensando en la conversación.

Su padre estaba muy orgulloso de en quién se había convertido Graham, a pesar de que aún le faltaba por crecer, su padre no tenía idea de lo aún más orgulloso que se sentiría en un futuro no tan lejano.

Siguieron caminando hasta sentarse en un banco para los visitantes.

-¿Un cigarrillo? -Graham asintió.

Dear Damon - GramonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora