Eso que sentías por mi

Sumario

Corrió varias calles transpirando, agitada, excitada por lo que sus ojos miraron; aunque no fue tanto por Krys, sino por Bill, de alguna monera su sexualidad despertó después de 15 años largos en los que se dedicó o sus 3 hijas siendo una madre soltera.

Cuando se dio cuento donde estaba se había saltado un tramo de su ruta tomando la decisión de seguir a casa, no bastaba ya con lo acontecido que tras acercarse a una parada de bus se percata que el cartel luminoso de la película *IT* se le hacía familiar, pero estaba muy aturdida por el sol para darse cuenta quien era.

Llegando a caso ya sus hijas cansadas de esperarla le dicen que se apresure; por el contrario no hallarían transporte hasta el pueblo.

Saliendo de la ciudad se encontró con una valla publicitaria sobre una colina, con ese enorme payaso con esa sonrisa macabra pero familiar; que no lograba recordar donde la había visto...

Diana: —¡Elisabeth!
—¿Qué personaje es ese? «Pregunto a lo menor de sus hijas»

Elisabeth: —Es de uno de las últimas películas de terror que hay en cines.
—Mis amigas dijeron que es muy buena porque la protagoniza el papacito de Bill...

Su mente colapsó en un flashback de todo eso que maneja Bill entre piernas, sus pupilas se dilataron y empezó a transpirar palideciéndose. La señora Diana se encontraba en un conflicto mental/hormonal, la edad era corta y le estaba empezando a cobrar la falta de coito, pero... su mente se había fijado en la persona menos correcta.

Oh... ¿Realmente era el hombre correcto para saciar las fantasías y deseos paganos de Diana? (Ya saben como es esto, continuara en el próximo capítulo).