La música estaba muy alta, el alcohol estaba por todo mi cuerpo, y olia a tabaco, no hacía ni veinte minutos que había entrado al boliche cuando encontré a más de uno seguirme con la mirada, no era nada nuevo que eso sucediera, aun así, me daban asco. Bailaba sola, desde la primera vez que salí hace ya más de 6 años, y debía admitir que al lado mio, muchos solo eran unos bebes, aun así, no podía quejarme, y tampoco andaba con animos de hacerlo, me acerqué a mi vaso con la intención de darle otro sorbo a mi trago, cuando percibí un ligero cambio en su olor, observé que el hielo, ya no flotaba, aun así, fingí ingerirlo, y pude distinguir como un chico del grupo que estaba detrás mío sonrió de lado, hay niños completamente idiotas. Comencé a fingir mareos, y salí de aquel lugar entre tambaleos, y como dije existen niños idiotas, pero este imbécil estaba en otro nivel, el chico, salió detrás mío.
- Ey, ¿Estas bien? - Dijo tomándome por la cintura, y sí que me daba asco. Yo bajé cabeza y me senté en el cordón de la vereda, él se puso a mi altura, podía oler desde lejos el olor a marihuana que traía encima, intentó tomar mi mano, yo dejé que lo hiciera.
- Te llevo a tu casa. Busco a un amigo y te llevamos, ¿Te parece? - Solo asentí. Agarró su teléfono y tomó distancia, pude escuchar su risita estúpida por lo bajo. - Ya sale, viene con una amiga, ¿Está bien? - Nuevamente asentí. De aquel lugar salió un chico un tanto más alto que yo, y no es que eso fuese muy complicado, con suerte y llegó al metro sesenta y cinco, a su lado una chica, no llegaba a superar los 18, pequeña, bonita, con el pelo algo revuelto y aquel olor asqueroso, lamentablemente ella no fue tan ágil como yo, ella si tomó de aquella bebida, no era nada, estaba a salvo, ahora yo estaba ahí.
- Oigan. - Fingí querer vomitar y me agaché lo que "Accidentalmente" hizo que mi pollera se levantase un poco, para mi suerte, la chica aún estaba lo suficientemente consiente como para venir a socorrerme, se agachó para tomar mi cabello, y allí le susurre. - Acaban de drogarte, cuando yo diga, corres derecho, no frenes hasta llegar al hospital, no dudes, corré. - La chica asintió.
- Emm, ¿Pueden... ayudarnos? - Dijo con la voz temblorosa. Y ambos chicos se acercaron. Fingí no poder caminar sola, y cuando ellos tomaron mis brazos, cayeron por completo en mi juego.
- ¡AHORA! - Tomé a ambos por los hombros, haciendo fuerza con mis brazos para adelante, se chocaron entre ellos, uno cayó de inmediato, en cambio su amigo seguía en pie tirando golpes y combos al azar, retrocedí, no debí beber tanto, ahora mi cabeza va doler absolutamente todo el día, me quité los tacos y retome el equilibrio, y en cuanto se acercó, mi pie impactó por completo en su pecho, aun así, no cayó, gire en mi propio eje, el golpe esta vez, fue de lleno en su mejilla, y el chico cayó.
La noche era demasiado fría, tome mis zapatos y comencé a caminar, tenía que encontrar a aquella niña, observé la hora, este sería un día demasiado largo, y eso que recién estaba comenzando.
- Tkss, Idiotas. - Giré para ver, como ambos chicos habían caído inconscientes, y no se movió en mi ni una pizca de remordimiento.
Ya habían quedado atrás por unas dos cuadras, cuando recordé que tenía mi mochila, me desesperé, hasta que me di cuenta de que cargué con ella en mi espalda todo el camino, guarde mis zapatos, me puse un short por debajo de la pollera y me calce con un par de zapatillas, como dije, esta no era la primera vez que salía, acomodé mis cordones, y en cuestión de 3 minutos estaba frente al gran hospital. A lo lejos vi como la chica hablaba con dos policías, no quise acercarme, tenía que volver a casa. Saque un cigarro de mi mochila, y busque por todos los rincones mi encendedor, aun así, no estaba.
- Creí que lo habías dejado. - Reconocería esa voz en cualquier lado.
- Habla el que huele a tabaco. - Giré y lo observé sonreírme.
- Mai. -
- Gilbert. - Sonreí.
- Te mataría si te viese. - Dijo encendiendo mí cigarrillo y a su vez uno para él.
- Por mí, hasta que la misma muerte lo intente. - Sabía bien de quién me hablaba.
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Vete. (Keith Flick)
Fiksi PenggemarEl único destino que está 100% seguro, es el de aquel incapaz de pelear por cambiarlo. Ella se enamoró de él. Él estaba enamorado de otra. Él las perdió a ambas, pero un nuevo caso los hizo reencontrarse. Un fuerte pasado los acecha, mentiras a grit...