Nuestros respectivos amigos llevaban 2 días molestando con que nos besáramos, lo peor es que un día casi sucedía, pero nos asustaron y decidí ya no hacerlo, esperaba con ansias que ese Viernes estuvieran tranquilos por amor a dios.
Cabe mencionar que la escuela estaba vuelta loca, el examen Enlace* comenzaría a ser aplicado el próximo Lunes (3 de junio) y pues tenían que hacer un montón de papeleo para que las cosas estuvieran en orden para los aplicadores, del mismo modo a nosotros como alumnos nos traían como locos, más a los que teníamos los mejores promedios, ya que de nosotros dependían las buenas o malas calificaciones de la escuela.
Por este mismo echo mi mamá y los profesores me tenían estudiando demasiado, mis únicos momentos de paz era cuando veía a Jaime, que si bien él estaba en una situación parecida a la mía estaba super relajado.
Llegue a la escuela y como siempre Jaime ya estaba esperándome, sonreí inconscientemente, mis papás habían estado peleando toda la noche y la verdad me sentía muy enojada y bastante agotada, tenía un secreto que nunca le había contado a Jaime, pero luego lo haría, yo sabía que estaba mal, pero me era imposible dejarlo.
En fin, corrí a abrazarlo, amaba abrazarlo, me tomo de la mano y me acompaño al salón, a veces los besos en la mejilla se me hacían muy poca cosa, pero me daba pena besarlo, seguía sin estar segura de lo que debía hacer. Jaime se quedó un rato ahí conmigo hasta que sonó la campana que indicaba el inicio de clases, prometió irme a ver en el descanso así que realmente dejarlo ir fue fácil.
Jaime llego a verme mucho antes de que iniciara el descanso y tenía una ligera cara de mortificado, algo había hecho y sospechaba que no se trataba de nada bueno, debo aclarar que los profesores comenzaban a sospechar que había algo entre nosotros, pero al menos yo no había confirmado nada.
-¿Y ese milagro que estas aquí tan temprano?- Le pregunte en cuanto pude salir, para después sentarme en nuestra jardinera.
-Lo que pasa es que... ¿Ya te dio clases Joczan? - Me pregunto.
-No, ya sabes que me da después del descanso ¿Por qué? - La cosa empezaba a olerme algo mal la verdad.
-Lo que pasa es que ya ves que le caigo mal, entonces durante su clase estaba platicando con Gerardo y de la nada me dijo que yo nunca tendría novia porque era demasiado castroso-
-Aja y ¿Luego? - Empezaba a sospechar que había pasado, pero pues tenía que dejar que Jaime terminara.
-El caso es que le dije que, si tenía novia, a lo que él me pregunto que quien era la valiente para soportarme, y le dije que tu- Me dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
-¿Exactamente que le dijiste Jaime?- Le pregunte algo nerviosa.
-Mi novia es Serena del 2do C, entonces él se empezó a reír y me dijo, genial la parejita de castrosos- La cara que me hizo fue tan similar a la de un niño chiquito cuando lo cachan haciendo una travesura que me fue imposible enojarme con él.
-Ósea que de ley Joczan y Anabel (la profesora de historia) ya saben que somos novios-
-Si y ahora nos dicen la pareja de castrosos- La verdad no sabía que quería hacerle, pero pues el daño ya estaba echo.
-Pues a ver qué me dice ahora que venga a darme clases, tengo que entregarle el tríptico que me pidió sobre el tabaquismo, así que supongo que si me va a hacer bullying va a ser en ese momento- Le comenté algo resignada.
El descanso siguió su curso y como sospeche nuestros amigos vinieron a molestar con lo del beso, cosa que ignoramos un poco, estaba más preocupada por lo que el profesor me fuera a decir.
Cuando el profesor ingreso al aula me miro y comenzó a reírse, no estaba preparada para sus burlas, maldito seas Jaime, pensé.
-Serena ¿Podrías traerme el tríptico? - Me pidió después de ponernos una actividad
Me dirigí a su lugar con lo solicitado, lo observo y analizo un rato, me comento las cosas que debía quitar y las que estaban bien, como se iba a exponer en el periódico mural debía estar bien hecho. Cuando estaba por irme a mi asiento me hizo la pregunta que tanto me esperaba.
-Oye Serena ¿Es cierto que eres novia de Caballero? - Me pregunto en tono serio, tono burlón.
-Si ¿Por qué? - le dije sonrojada.
-No se supone que andabas con Roberto- Me dijo mientras lo señalaba.
-No, tiene como 20 días que termine con él- Ya me quería ir a mi lugar, esa charla era incomoda.
-Genial se juntó el par de castrosos- Me dijo en tono de burla, oficialmente el princeso (así le decía de cariño a Jaime cuando hablaba con mis amigas) y yo ya teníamos nombre de pareja.
Juraba que quería matar a Jaime, a partir de ese momento Joczan solo me decía castrocita y todo por culpa de mi princeso, lo único bueno era ver la cara de enojo de Roberto cada que me decía así.
Cuando termino la clase y comenzó la de historia la situación fue similar, excepto por que ese día la profesora me regaño por estar de parlanchina y enfrente de toda la clase me grito.
-SERENA SI NO TE ESTAS TRANQUILA TE VOY A TRAER A JAIME PARA QUE SE SIENTE AL LADO TUYO, A VER SI ASI TE CONTROLAS- Me puse muy roja, era bien sabido que esta profesora hacia eso, juntaba a las parejitas, aunque fueran de otro salón con tal de "tenernos quietos"
-No profesora, ya me callo lo juro- Fue lo único que le dije, que pena tener a mi novio ahí todo el rato, aunque siendo honesta hubiera sido lindo.
Gracias a que los profesores estaban corriendo con el examen nos dejaron salir casi media hora antes, ya que tenían junta, fiel a su nueva rutina Jaime ya me esperaba, estuvimos paseando por la escuela hasta que vimos que abrieron el zaguán, estábamos justo enfrente de su salón nosotros solos sin nadie cerca, no sé cómo, pero me coloco enfrente de él y comenzó a acariciar mi carita con la yema de sus dedos.
Me puse muy nerviosa, sabía lo que venía, pero no sabía qué hacer, solo cerré mis ojos algo asustada, escuche como se rio y coloco una de sus manos en mi mejilla y otra en mi cintura.
-Relájate, respira, solo déjate llevar ¿Vale? - Me susurro mientras se acercaba, yo solo logre asentir.
Nuestros pechos estaban juntos, espero unos segundos cerca de mi rostro, sentía su respiración en mis labios, inconscientemente los separe un poco, y sucedió.
Me beso, primero solo dejo sus labios estáticos sobre los míos, esperando a que me relajara, después de unos segundos comenzó a moverlos entre los míos, yo solo me deje guiar, mi pie hizo pop, algo dentro de mi exploto, sentía que volaba, me sostuve de sus brazos, él tomo mi mano y las dejo unidad durante todo el tiempo que duro el beso, antes de separarse me beso la punta de la nariz y luego la frente para finalmente abrazarme.
Jaime, Jaime como te explico que estoy cayendo en ti, fue lo único que pensé mientras me escondía en su pecho, buena costumbre que adquirí, ese lugar, en el centro de su pecho se volvió mi lugar favorito del mundo.
ESTÁS LEYENDO
Cayendo en Ti
General FictionLos cuentos de hadas no existen y el primer amor no es para siempre