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Camino a casa me sentía en una nube, por fin había dado mi primer beso y había sido más que perfecto, no podía borrar la sonrisa de mi rostro, mi mamá solo me observaba, nunca había estado tan contenta.

Todo el fin de semana me la pase pensando en Jaime, para ser más sincera en sus labios, ¿Cómo era posible que con un beso me hiciera adicta a él?, incluso estudiar fue toda una odisea, ese beso regresaba a mi mente todo el tiempo y no podía esperar por más, quería más.

El Lunes llego y estaba demasiado entusiasmada, por primera vez me puse brillito en los labios, por precaución, la ventaja es que no llevaba libros, los exámenes enlace comenzaban y solo debíamos llevar lápiz, sacapuntas, goma y comida.

Esa mañana no vi a Jaime, desde que llegamos a nuestros salones nos formaron por orden alfabético, ya que de esa forma estaríamos estar sentados y yo al ser Velasco me tocaba estar hasta atrás. Ingresamos al salón y esta vez me toco sentarme al otro lado del salón, enfrente del escritorio. Estaba muy nerviosa no dejaba de pensar en los besos de Jaime y siendo sincera no era el mejor momento, tenía un examen por realizar, debía centrar mi mente sí o sí.

Antes de que sonara la campana de inicio de clases y por ende inicio del examen Jaime paso corriendo enfrente de mi salón y me saludo a lo lejos, todos los nervios desaparecieron de mi cuerpo, llevaba estudiando toda una semana o un poco más, era lista podía con el examen.

Eran dos días de exámenes en los cuales se evaluaría español, formación cívica y ética, y matemáticas, las dos primeras se evaluarían en un mismo día y matemáticas al ser un examen más pesado y más largo por los procedimientos tendría un día para él solito, para evitar la trampa y el intercambio de información los 5 grupos de 2do realizaríamos los exámenes en diferente orden, unos empezarían con español, otros formación cívica y ética, y otros con matemáticas. En mi grupo el primer examen seria formación cívica y ética.

Para ser honesta no fue nada difícil, termine el examen casi una hora antes del tiempo estimado por lo cual casi me quedo dormida en mi pupitre esperando a salir al descanso, ni cuenta me di cuando podíamos salir, solo hasta que alguien me picoteo la cabeza, reconocí ese olor a madera en cuanto lo percibí y mis mejillas se tiñeron de rojo antes siquiera de alzar la mirada.

Jaime estaba dentro de mi salón despertándome como siempre, este niño era mi felicidad entera, me sentía un poco culpable, ese fin de semana mis papás se habían peleado hasta los gritos, por lo cual mi deber de hermana mayor no me permitió dormirme mientras mi hermano estuviera llorando, yo no lloraba, ya no lloraba, no al menos lágrimas, mi dolor era diferente se convertía en algo diferente, más dañino, pero si lo ocultaba bien nadie lo notaria.

Estuvimos platicando un rato mientras comíamos, Jaime era fan de robarme mi comida, pero a la par peleaba conmigo porque no comía mucho, me obligaba a comer, cosa que detestaba, ya estaba muy gordita aun que él decía que ya era demasiado flaca.

El descanso termino y todos debíamos volver a nuestros exámenes, era turno de español, un poco más laborioso, pero no menos sencillo, me gustaba leer así que al final lo disfruté mucho, a la salida no vi a Jaime así que supuse que él había salido mucho antes que yo, me había comentado que su grupo empezó con matemáticas materia que se le daba muy bien así que no debió ser un problema para él.

Al otro día la rutina fue la misma, llegamos, nos formaron, con la diferencia de que esta vez tocaba matemáticas, el único ruido que se escuchaba era el rasgar de los lápices sobre las hojas de respuesta, todo mi grupo estaba super concentrado, a todos nos caía bien el profesor Moisés, el cual era el encargado de impartirnos esa materia por lo que todos estábamos dispuestos a esforzarnos el doble. Sorpresivamente este esfuerzo rindió frutos y antes del descanso terminamos la parte que estaba destinada a ese horario.

Una amiga se cambió de lugar para platicar un rato conmigo, debo mencionar que los últimos días habían sido un martirio Roberto se la pasaba molestando y tirando indirectas hacia mí por lo cual mis amigas y yo ya estábamos ligeramente hartas.

-Profesora ¿Se puede comer en el salón?- Pregunto mi amiga Miriam.

-No, ¿Por qué lo preguntas?- Le contesto la profesora de español.

-Ah lo que pasa es que mi compañero Roberto tiene una paleta en la boca- Yo ni en cuenta de que eso estaba pasando y me fue imposible no reírme.

-Roberto por favor tírame esa paleta- Le ordeno la profesora. La mirada que Roberto nos lanzo fue de un enojo tal que hasta miedito me dio.

Cuando salimos al descanso Roberto salió echo una furia, acompañado de dos de sus amigos, Miriam y yo íbamos riéndonos de una tontería hasta que vi a Jaime y me fue imposible no lanzarme a sus brazos, estuvimos un rato de lo más alegres jugando entre nosotros, platicando con mis amigas hasta que ellos llegaron.

Roberto acompañado de Alfredo y Aron se dirigieron hacia nosotros.

-Serena ¿Podemos hablar?- Me pregunto Aron muy amablemente.

-Adelante dime ¿Qué se te ofrece?- Le conteste agarrada de la mano de Jaime.

-Serena tiene que ser sin tu... "amigo"- Me respondió Alfredo.

Jaime me apretó la mano un poco, yo solo lo veía a él, pero él observaba a Roberto.

-Por favor deja de hacerte la mártir y ya déjate de tonterías- Me dijo directamente Roberto.

-Yo no sé de qué hablas- Le conteste cruzándome de brazos.

-Mira te voy a pedir un favor de hombre a hombre, dile a tu pinche noviecita que le valla bajando a su berrinche- Le dijo Roberto a Jaime.

-¿YO SOY LA QUE HACE BERRINCHE? CUANDO TU ERES EL QUE SE LA PASA TIRÁNDOME INDIRECTAS, BURLÁNDOTE DE TODO LO QUE HAGO Y HACIENDO CORRER CUANTO CHISME Y CHISTE SE TE OCURRE DE MI- Le grite, quería pegarle, la palma de mi mano quería estrellarse en su cara, ¿Quién se creía él para hacerme estos dramas? Y más enfrente de mi novio.

-NO ME ESTES GRITANDO MALDITA CHAMACA- Roberto se me puso enfrente, estaba rojo de ira y yo no me quedaba atrás, mi mano comenzaba a levantarse, estaba comenzando a tomar impulso cuando sentí como Jaime me empujo sutilmente detrás de él.

-¿Qué ganas poniéndote así?- Le cuestiono Jaime.

-PUES YA ME TIENE ARTO- Le grito Roberto, Jaime no me dejaba salir de detrás suyo, mientras tanto el doblaba una hoja, yo me estaba enojando incluso con él.

-Pues solo ignórala, eso hago yo cuando se pone en su plan- Le contesto Jaime sin mirarlo a la cara ni una sola vez, incluso parecía aburrido.

-PUES SI, PERO YA PONLA EN SU LUGAR- Exigió Roberto.

-¿PONERME EN MI LUGAR? NO SOY UN MALDITO OBJETO- Le grite desde donde me mantenían acorralada.

Serena ya cállate!- Me ordeno Jaime.

Juro que en ese momento casi lloraba, en vez de defenderme le daba la razón a Roberto.

-Mira amigo, ya no le hagas caso solo ignórala- Le dijo a Roberto mientras a mí me daba el corazón que hizo con la hoja de papel, solo lo tomé para no ser grosera, pero estaba furiosa, ni siquiera me despedí de él, estaba tan avergonzada, maldito Roberto por hacer su drama y escenitas enfrente de Jaime y maldito Jaime por no defenderme.

Cayendo en TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora