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Desde esa vez me propuse a ignorarlo, ya no le daría importancia a esa voz en mi cabeza, admito que durante unos días todo marchaba bien, de hecho sonreí en algunas ocasiones mientras estaba con Oli, la encargada de los departamento, sinembargo no se sentía sincera, estaba aquel miedo de que volviera a aparecer y me hiciera "actuar" otra vez; era muy pronto para cantar victoria.

Las horas de la tarde eran mis favoritas, el trabajo que la señora Oli tenía para mí, no podía ser mejor, los pequeños de la iglesia son unos niños muy traviesos, y aunque me cuesta un poco sobre llevarlos, a penas tocan la pintura son otros chicos, solo debía enseñarles formas y colores, no era algo tan complejo si lo veías así. Pero para mí fué todo un reto; cada día recordaba más a la pequeña que llené de heridas hasta su muerte. -¡Eres una aburrida Lili! Pinta con los dedos- me dijo una vez mientras hacíamos un cuadro del atardecer frente a nosotras. Ver a todos esos niños tan frágiles e inocentes no ayudaban en absoluto, me recordaban mucho a Ella; pero ¿Lo más asombroso de todo? No me deprimía, al contrario, estar ahí con ellos y pintar me ayudaban a llevar con su muerte.

Hubo un día en el que me sentí mejor que nunca, era hora de arte libre así que todos tomamos los pinceles y nos pusimos a la obra. Mientras los niños hacían casitas y personas de rayitas, yo intenté algo diferente.

Por un momento me desconecté de todo a mi alrededor, y mi pintura habló, los colores oscuros que había tomado para mi obra se movieron hasta formar una extraña sombra en el lienzo -No puedes contra mí Lilieth, mientras más sonríes más fuerte me vuelvo, no puedes contigo misma- uno de los niños me llamó, devolviéndome a la realidad, el pequeño estaba sorprendido por mi extraña pintura. Una niña con el mismo cabello rizado y sonrisa radiante, era ella.

No comprendí la angustia del pequeño sino hasta que ví lo que deberían ser los ojos de Victoria, mi hermana, en lugar de sus perlas esmeraldas llenas de vida, se encontraban dos cuencas oscuras sin rastro de vida. Volví a entrar en pánico cuando sentí un líquido espeso en mis manos y brazos, sin embargo era pintura... Ésta vez si usé los dedos Vick.

Ése día no dejé de escuchar la macabra risa de Él en mi mente, recordándome que tiene el control y en cualquier momento puede volver a atacar.

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Mis lectores preciosos, ¿Cómo están? ¿Qué tal todo? Estoy cumpliendo, si señor, un capítulo por semana. Acá les dejo éste que bueno, les va abriendo un poco más el mundo de ésta alocada chica... Ahora si viene lo bueno babys.

Besitos 🧡😊

Retrato en Sangre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora