𝚌𝚘𝚖𝚎, 𝚋𝚎 𝚖𝚢 𝚝𝚎𝚊𝚌𝚑𝚎𝚛 •𝘀𝗮𝗻𝘄𝗼𝗼•

•23•

Ese día, después de que Yunho se fuera, Yeosang descargó toda su angustia con Wooyoung.

Él estaba feliz por su amigo y tal vez haber recuperado su relación, pero no había podido concluir lo suyo. De todas formas, ¿de qué serviría?

Ese día no fueron a la universidad. Se quedaron en casa del pelinegro, pasando el día entre películas románticas y helado.

Wooyoung se había ido a casa, y su madre estaba en el trabajo.
Cerró la puerta de la heladera, frustrado por no encontrar más que botellas de agua ahí dentro. Era un fastidio, si él no hacía las compras, nadie lo hacía.

Eran él y su madre solamente, así que tampoco podía pedir mucho, pero lo que le molestaba era que tenía que ir al supermercado con esa cara totalmente hinchada de tanto llorar.
ㅡ Lo que me faltaba. ㅡ suspiró frente al espejo. Realmente, ¿cuál era la función de las ojeras? ¿Darle a entender a los demás lo mucho que lloraste o lo poco que dormiste?

Se abrigó y colocó un tapabocas casi hasta tapar sus ojos, con la intención de esconderse. Sólo esperaba que no hubiera mucha gente a esa hora. Aunque, generalmente, las ocho resultaba ser una hora pico.

Caminó por las góndolas, cargando con todo lo necesario en su carrito, deteniéndose en la sección de dulces. Miró los chocolates. Definitivamente necesitaría muchos de eso.
Oh no, quería llorar de nuevo, ¿por qué tuvo que acordarse?

Tomó un par de cajas, dejándolas en el carrito para salir rápido de ahí. Pero en un descuido, chocó con otro carro ㅡ ¡Ah! ¡Perdone! ㅡ alzó la vista y no lo pudo creer ㅡ ¿Profesor?

ㅡ Kang...

ㅡ Discúlpeme, yo ya me iba. ㅡ dobló y pasó por su lado, pero San atrapó su carrito y lo detuvo.
Yeosang lo miró sorprendido.

ㅡ Lamento mucho lo que te pasó, Yeosang. Sé lo duro que puede ser el rechazo, así que si sientes que necesitas hablar con alguien, o si necesitas lo que sea, puedes contar conmigo, en serio. ㅡ se oyó verdaderamente preocupado y Yeosang, entre avergonzado e impresionado, sólo atinó a asentir.

ㅡ G-Gracias...

San le sonrió condescendiente y siguió su camino.

Yeosang se quedó un momento estático, hasta que parpadeó, saliendo de ese lapsus.
Apretó sus dedos en el carrito mientras se apresuraba hacia la fila.
Definitivamente mataría a alguien.

Suspiro.
Además, que mal informado estaba San, él no había sido rechazado, ni siquiera tuvo la oportunidad.

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