10 razones para amar a Ginny.

Razón número nueve.

—Hola princesa— Ginny sonrió despertándose en los cálidos brazos de Harry.

—Buen día— sintió las manos de Harry acariciándola ociosamente y besándole el cuello.

—Hoy es domingo, tengo que ir a buscar a Teddy— la pelirroja lo examinó con la mirada, tenía el pelo azabache aun mas revuelto que de costumbre, sin gafas, con expresión relajada. Sintió la mirada sobre él y le sonrió. —¿pasa algo? — negó con la cabeza.

—¿Dormiste con más chicas antes de mí?— pregunto, Harry alzo una ceja.

—Gin, sabes que me hubiese gustado que seas la primera, pero...

—No hablo de eso, digo si dormiste con alguien más. Si la abrazaste toda la noche y le diste los buenos días— él sonrió.

—Solo tú. Además, no es que haya tenido una vida sexual especialmente activa, si vamos al caso.

Ginny rió.

—¿Te he dicho que eres sexy?— preguntó divertida.

—No sé cómo llegamos a este punto de la conversación.

—Te estás sonrojando— se burló. –Sarah y Kate tienen un altar tuyo en nuestro cuarto— contó.

—¿Sarah y Kate?— no recordaba haber oído esos nombres antes.

—Con todo el asunto de los mayores graduándose, reorganizaron los cuartos, Sarah, Kate, Michelle y Jenny son mis compañeras. Todas están enamoradas de ti.

—Del elegido— corrigió.

—Hablan todo el día de ti como si fueras una estrella de rock. Y a veces pretenden que yo hable de ti, porque quieren escuchar cosas asombrosas que hacemos juntos, como si nos fugáramos a Las vegas cada fin de semana y yo solo pienso en ti andando en bóxers por la casa con una taza de café y una croissant.

—Eso suena aburrido— lo besó.

—No, es perfecto. Es como si tus compañeros quieren que les cuentes la lencería que uso y tú piensas en esa noche de frío que me puse aquel horrible pijama de franela que era muy calentito y me abrazaste para dormir.

—Bonito recuerdo. – sonrió, era como ahora.

—Yo veo solo a Harry y tu solo a Ginny. Sin prensa ni historias que dejen a todos boquiabiertos.