Razón número cuatro.

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-¿Por qué tiemblas?- pregunto a su novio.

-Nada, solo que hace frio afuera y aun no entro en calor- Ginny le sonrió con ternura, Harry le había dado su abrigo por la nieve quedándose con un sweater como único abrigo, querían ir a Grimmauld Place, el único lugar donde podían tener algo de intimidad, pero debían aparecerse a unas calles en un callejón para que nadie los viera.

-Seguramente si te pusieras el abrigo se te iria el frio...o tal vez es un plan para que te abrace y te quite el frio- sugirió.

-Lo último sería adecuado- se acercó a abrazarlo.

-Qué te parece si preparo un rico chocolate y...- ambos se sonrieron con complicidad sabiendo lo que ese "y..." significaba, no necesariamente sexo, a veces solo eran besos acompañados por caricias, pero Harry no podía imaginarse una mejor manera de pasar el invierno que besando a Ginny para las sabanas, ella era tan cálida, le encantaba sentir la calidez que ella desprendía, más aún cuando era cuerpo a cuerpo, se dirigió a la habitación se quitó el sweater y la camisa, realmente era verdad eso del calor corporal, bueno... En realidad, era el calor corporal de Ginny el que le subía la temperatura, pero, en fin, la pelirroja casi derrama las dos tazas al ver la espalda marcada de su novio, no importaba cuantas veces lo viera siempre la seguía volviendo igual de loca- aparentemente se te ha ido el frio- comento ella- A no ser, estimado señor Potter, que te estés preparando para algo.

-Tengo mucho frio- la besó, le quitó las tazas con el chocolate, dejándolas sobre la mesita para poder abrazarla.

-¿Quieres que te caliente? - pregunto con Picardía besándolo, definitivamente lo más cálido de Ginny eran sus besos.  

10 razones para amar a Ginny.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora