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«Me está volviendo loca.»

―Angie.  

-¿Me dices que nunca le hiciste un ensayo? ¿Entonces para qué te buscaba ayer?.- Interrogó mi amiga, comiendo pasivamente lo que tenía en su lonchera. 

-No tengo la menor idea. No me he cruzado con ella.- Mentí. 

Seguimos comiendo, en silencio, hasta que vi una sombra asustadiza alojarse en la expresión de Marti. 

-An, ¿de verdad piensas que está loca?.- Inquirió. Asentí con la cabeza.- Oh, Dios. Entonces preocúpate, porque nos está mirando con detenimiento desde lo lejos.- Aseguró. Mi garganta se secó e intenté ocultar mi pánico.- Tengo miedo, viene hacia nosotras.- Apenas susurró, y entonces, la sentí llegar al lado de la mesa. 

-Hola Velasco, qué casualidad verte aquí.- Murmuró Brisa con exagerada felicidad. Miró hacia Marti, y por alguna razón que desconocí, rodó los ojos.- Hola Mariana.- Susurró con desgano.

-Su nombre es Martina.- Le corregí.

-No lo pregunté.- Me devolvió. Marti mantuvo los ojos en su comida, tal como si le hubieran comido la lengua los ratones.
-¿Podemos hablar?.- me preguntó Brisa. Sentí como de a poco algunas miradas de alrededor se posaban en mi mesa.

-Estamos hablando.- Balbuceé sin mirarla a los ojos, la oí bufar.

-A solas.- Repuso.

Martina me miró, luego a ella, y cogió su bandeja con comida como si de ello dependiese su vida.

-No te vas.- La detuve.

-Si te vas .- Me contrarió Brisa, cogiéndole la bandeja para que se pusiera de pie.

-No.- Dije tajante, y le dediqué una mirada silenciosa a Marti; ella se sentó.

-Está bien.- Acató Brisa.- Entonces me quedaré aquí.- Dijo, y se sentó en el lugar junto a Martina, frente a mí. Fingí indiferencia, pero entonces ella sonrió divertida y se giró hacia mi amiga.- Entonces... ¿eres de 5to?.- Le preguntó, como si fuera su amiga de toda la vida. 

-Sí.- Apenas dijo Marti, sin levantar la mirada. ¡Mierda! Ella me había creído lo que le había dicho. Creía que Brisa estaba loca. 

-Genial.- Atribuyó Brisa, como si de verdad lo considerase así. Rápidamente me di cuenta que tramaba algo, y la perjudicada sólo sería yo.- ¿Y estás en algún club? ¿Deporte? ¿Matemáticas?.- dudó. 

-Vicepresidenta del periódico escolar.- Dijo Marti tartamudeando. 

-Oh.- De repente, sus ojos brillaron con ingenio.- Por casualidad, ¿no ha llegado algún rumor a donde editan las notas?.- Las cejas castañas de Marti se arrugaron.- En la sección de romances...-Agregó.

Tragué en seco.

-Mmm, no.- Titubeó mi amiga, viéndose repentinamente contrariada; el miedo estaba plasmado en su rostro, pero la curiosidad parecía estar carcomiendo cada parte de su expresión.

-Entonces prepárate, porque tengo un rumor que hará que el periódico escolar se expanda por toda la provincia.- Declaró Brisa. Al sólo oírla, me encontré tensa; podía estar segura que mis ojos eran tan grandes como los de un anime.

-¿En serio?.- Inevitablemente, Martina había caído en las garras de Dominguez.

-Claro. Me encanta ayudar, así que sería un honor darte detalles sobre ello, el cual en realidad no es un rumor.- Susurró como si de un secreto se tratase.- En realidad pasó, ¿no, Velasco?.-Preguntó, dedicándome una sonrisa ancha y ansiosa.

-¿Sabías de algo y no me lo dijiste?.- Me reprochó Marti.

Abrí la boca para detener lo que se avecinaba, pero Brisa no me dejó hablar. 

-¡El beso del año!.- Exclamó. Mi piel ardió.- Dos personas totalmente diferentes besándose en pleno estacionamiento. Podría ayudarte a escoger un título.- Comentó con fingida inocencia―: "La chica que besó a una nerd".  De repente, Martina pareció perdida. 

-¿A una nerd?.- Peguntó. 

-Sí.- Confirmó.- Si quieres te puedo decir quién es la chica y quién es la nerd.- 

-Basta.- Casi gemí, sintiéndome mareada.  Simultáneamente, Brisa comenzó a reír, y podía asegurar que no era una risa sincera, más bien era fingida. Masajeé mis sienes. 

-Sé que no te gustan los rumores Velasco, pero al menos deja que Marti lo sepa.- 

-Sí, quiero saber.-

-No, no quieres. Ahora, por favor.- Pedí, obligándome a ser cauta.- Vete.- Le dije a Brisa, y contrario a lo que pensé, pude ver una sonrisa triunfal resurgiendo en sus labios.

-Si eso quieres.- Susurró con tono indiferente, aunque con una amenaza implícita.

-Vete.- La eché.

Cuando se fue, Marti apartó el plato con comida de sí, y se cruzó de brazos.

-¿Qué te sucede? Pensé que eras más respetuosa.- Reprochó.- Acabas de echarla sin motivo alguno, ella sólo estaba contándome un rumor que podría ayudarme con la nota que tengo que escribir para el periódico.- Arrugó las cejas y me disparó una mirada tímida.- Y me mentiste. Ella no parece como si estuviese loca. Si te pido que te disculpes con ella, ¿lo harías?.-

-No, ella...-

-Es agradable, simpática, y tiene información que podría servirme.-

-No tienes que creer en todos los rumores que oyes.- Le advertí, incapaz de confesarle la verdad. 

-Estás siendo injusta con Brisa, sólo discúlpate. Juro que no te hablaré hasta que lo hayas hecho.- 

-Pero...- Marti entornó la mirada y llevando su mano a la boca, fingió cerrar una cremallera en sus labios.- No sabes lo que pasó, ella...- Sin decir palabra, me volvió a interrumpir. Su brazo derecho me señalaba la salida de la cafetería, por el mismo lugar donde se había ido Brisa.

-Está bien.- Susurré. 

Pero nada estaba bien. Aun así, lo haría. 

Le pediría disculpas a Brisa. 

O lo intentaría, como sea.

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un capitulo de regalo

Estúpida AngieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora