Capítulo 3: Hotel Valey [Abierto]

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19 de Diciembre del 2018. 11:40 a.m.
La Candelaria, Acapulco de Juárez.

   El taxi se detuvo frente a una gran extensión de escaleras mientras la lluvia caía con fuerza sobre el frío pavimento.
   Viridiana Gómez abrió su paraguas y se paró frente a lo que era la entrada a un gran hotel de cinco pisos de altura. La chica observó con una mirada melancólica y giró para darle un billete de $100 al taxista.
   El hombre tomó el dinero y se fue mientras la chica comenzaba a subir las escaleras lentamente. Era notorio su cansancio, llevaba más de dos días viajando por casi toda Acapulco (a excepción de algunos lugares más peligroso para ella sola) y su dinero comenzaba a terminarse, si no podía encontrar a este chico, tal vez, jamás sabría lo que le había pasado a Johan.

   —Viri, mi hijo ha desaparecido —le había dicho la madre de Johan entre lágrimas y lamentos.

   No había recordado a Johan desde hacía dos años. Habían terminado de una manera horrible y ninguno de los dos quería saber nada del otro.
   Sin embargo, algo le hacía seguir caminando para encontrar a la única persona que le podía ayudar a encontrar a ese tal fantasma.
   Muchos decía que los policías de Acapulco se volvían cada vez más útiles, pero eso era una mentira, una gran mentira. Era obvio que el crímen organizado tomó el poder de ese puerto desde mitad de los 80's. Todo gracias a ese sicario, pero ni ella ni nadie sabía mucho al respecto.
   De hecho, nadie sabría nada de no ser por esa periodista; Sarahi.
   Sin su investigación, Acapulco seguiría más ciego de lo que ya estaba, es sorpréndete que aún siguiera viva luego de lo que pudo revelar a la costa; drogas, pedófilos y una red de trata humana horrible.

   —¿Estás perdida? —le preguntó una voz extraña y femenina.

   Viridiana giró de golpe con un miedo interno reprimido que la hizo respingar.
   Una mujer alta de piel caucásica y cabello castaño amarrado en una coleta se encontraba de pie un escalón más abajo que ella.
   La mujer también tenía un paraguas en la mano derecha y una bolsa de compras grande en la mano izquierda. Parecía que estaba bastante tranquila aún bajo la violenta lluvia que las rodeaba.

   —Estoy buscando el hotel 30 —le respondió Viridiana.

   —¡Oh! ¿Quieres una habitación, mi niña? —esbozó la mujer sonriendo de manera bonachona— ¡Bien! ¡Yo soy la recepcionista! ¡Vamos adentro!

   Ambas empezaron a caminar para luego doblar en un callejón que las llevó a un portón blanco.

   —Yo... —comentó Viri bajando el paraguas— La verdad, no estoy buscando una habitación, vine a ver a un chico, no sé si lo conozca.

   La mujer suspiró dejó caer la bolsa de compras con cierto fastidio.

   —¿Acaso vienes por un imbécil llamado "Sandy"? —preguntó la mujer abriendo el portón— Niña, no sé qué te prometió, pero ese idiota sólo te cogió y no quiere nada más contigo. ¡Dios! ¡Si supieras las veces que me encuentro a chicas que vienen a buscarlo! ¡De milagro no ha embarazado a ninguna!

   Viridiana se mantuvo callada hasta que entraron al hotel.
   La recepción era muy grande, había una especie de gran rueda dónde estaban una libreta, varios lápices, uno que otro adorno y un gran tablero lleno de varias llaves. La mujer dejó la bolsa de compras en la mesa y giró para cerrar el paraguas.

   —Eres hermosa y joven, es más, creo que yo te conozco... —dijo la mujer mirando al techo— ¡Ah! ¡Eres esa niña tan bonita que tocó el violín en el Forum Imperial! ¡Estuve viendo el programa donde saliste!

La Masacre de Wayne²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora