19 de diciembre del 2018, 6:40 p.m.
La Candelaria, Acapulco de Juárez.Eran las sombras, eran esas siluetas detrás de ella; entrando y saliendo de su mente, golpeándola.
Viridiana despertó de golpe mientras notaba que otras dos chicas estaban de pie frente a ella, se mantenían en la cocina en ropa interior y un par de playeras que no parecían muy a su medida.
Sarita y Darla se miraron para luego observar de pies a cabeza a la chica acostada en la cama y la otra sentada al pie de esta.—Oigan, ¿han visto esa cosa brillante que siempre llevo? —les preguntó Sandy entrando de manera tonta y despreocupada— Oh, ahí está, vaya...
Sandy tomó un revólver que estaba en la mesa y lo guardó en su saco.
—¿Sigues dormida, Viri? —volvió a preguntar Sandy— ¡Levántate! ¡Tenemos que ir al Coloso!
—Vaya, cuatro en tan sólo menos de un día —susurró Sarita—. ¿Estás intentando romper un récord de ver cuántos coños puedes romper en 24 horas, zorro de mierda?
—¡Oye! ¡Yo nunca haría eso! —le contestó Sandy molesto— ¡Yo no me cogí a Viri! ¡Podré cogerme a tres, pero nunca a cuatro! ¡Hay límites!
—Hola... —le saludó Darla mientras Viridiana intentaba no ponerse nerviosa al ver a una mujer tan atractiva frente a ella.
Sandy suspiró y miró por la ventana de su habitación; desde ahí se podía ver otra casa de tres pisos y un recinto de varias casas, departamentos y edificios. Observó cada sitio con frialdad mientras Viridiana lo miraba.
—¿Te vas a ir? —preguntó Deli con una voz apagada.
—Sí... —contestó Sandy sabiendo que Deli esperaba instrucciones.
Viridiana sintió un aire tenso entre ambos. Era como si un padre estuviera a punto de golpear a su niño pequeño luego de que le haya roto el control de la televisión.
—Ve a la colonia Progreso, la que está cerca del Centro —le indicó Sandy—. Vas a tener una cita con tu amiga, esa chica del bachillerato, y luego la seguirás hasta encontrarte con unos tipos iguales a los de hoy, pero más idiotas...
Sandy le pegó suavemente en la frente con la yema de sus dedos y luego dió media vuelta para hacerle una seña a Viridiana.
—Vamos... —le dijo Sandy.
—Estoy en fachas... —contestó Viridiana— Sandy...
—Pues vístete, Sherlock —exclamó Sandy— Hay un montón de ropa en ese armario, aunque no te prometo que sólo haya ropa, por cierto, ¿acaso a esos tipos no les había sobrado un poco de hierba?
—¿Ahora vas a romper el récord de más días drogado? —preguntó Darla mientras Sarita se reía en voz baja.
—¡¿Quieres callarte?! —exclamó Sandy girando a verlas— ¡Deja de cuestionar mis decisiones!
—¡¿O qué?! —respondió Darla resistiendo la risa al notar la sosa molestia de Sandy.
Les pasaba seguido; ellas sabían que Sandy era una persona muy versátil y cambiante, en algunos segundos lo podías ver molesto y otras muy feliz, a la par de muy torpe o muy atractivo.
Cómo decían aquellas ancianas con las que Sarita pasaba el rato cuando visitaba a su abuela —Hay gente que tiene "carita"—.
Viridiana dió media vuelta mientras los escuchaba pelear y buscó en los cajones de Sandy.
ESTÁS LEYENDO
La Masacre de Wayne²
ActionSexo, drogas y Rock n' Roll. Las bellas playas de Acapulco son azotadas con una ola de violencia nunca antes vista. Personas desaparecidas, brutales asesinatos y capos de drogas entrando al puerto se vuelven el pan de cada día. Viridiana...