𝙲𝚛𝚢 𝙱𝚊𝚋𝚢 ❣︎ // Hanknow

⟨ 06 ⟩ 𝑪𝒉𝒐𝒊 𝒀𝒆𝒐𝒏𝒋𝒖𝒏

— Hey, volvi, pero... - Hizo una pausa por un momento y volvió a hablar - ¿Me puedes hacer un favor? - Recibió una mirada confusa y un asentimiento dudoso por parte del menor, quien lo miraba fijamente con un poco de desconfianza demostradas en sus preciosos ojos - ¿Puedes llevarme a un lugar? Queda cerca, pero caminando me demoro más y tengo que estar a las tres y media o voy a tener serios problemas.

Suspiró, no era que no quisiera, pero pensaba seguir hablando con Minho. No porque estuviera «interesado» por aquel atractivo chico peli-naranja. Solo tenía ciertas curiosidades e hipótesis que quería confirmar sobre él.

- No hay problema, solo dime por dónde es.

Al momento de dirigirle la palabra, su celular empezó a vibrar mientras se escuchaba la canción de tono de llamada un poco avergonzado y con un pequeño y ligero rubor en las mejillas, Lee saco el aparato de su bolsillo delantero, leyendo quien lo llamaba, su sonrisa se fue borrando creando un aura lleno de tensiones por parte del mayor.

- Gracias por ofrecerte, pero al parecer las clases se cancelaron - Mintió - Perdón por molestarte, pero también tengo algo pendiente de último minuto - Explicó para irse corriendo, dejando a un castaño confundido.

Jisung solo miró como su contrario se iba corriendo con apuro a recibir aquella llamada desconocida. Raro le pareció al alcanzar a ver el nombre «Yeji, jefa», recordaba aquel apodo con perfección, la líder de una de las subdivisiones más importantes de la desconocida mafia.

Le pareció curioso el que Lee tuviera agendada a esa persona, ¿En donde estaba metido aquel chico inocente?, Pero, al igual que Minho, el seguiría mintiendole sobre sí mismo.

Ya entrando nuevamente a su hogar, Lee atendió la llamada. Yeji estaba llamándolo, si no contestaba, estaba más que seguro que su cabeza saldría volando, y ojalá solo se quedará como una metáfora.

- ¿Minho? - Llamó - ¡Hey! ¿Cómo estás?
Oh no, otro asesinato lo esperaba, al parecer uno de mayor dificultad.

Suspiró - Normal, ya sabes, ¿A qué se debe tu llamada, Yeji? - Sabía con claridad el por qué, pero quería confirmar su teoría escuchando a la mayor decirlo con su propia voz.

- Pues... Digamos de que tendrás que secuestrar a una personita. Te mandé la información a el chat, y no te preocupes, no es tan difícil como piensas.

- ¿Cuándo?

- Ahora mismo, te espero con el tipo, antes de las seis - Terminó para colgar.

Tal y como se le fue dicho, solo pasaron diez segundos exactos cuando su celular vibró nuevamente, mientras que en la parte superior de la pantalla aparecía la notificación de un mensaje. En el chat se veía un archivo, lo abrió leyendo toda la información del chico.

Choi Yeonjun. Cuenta actualmente con veintitrés años, tiene un hermano llamado Choi Beomgyu, y sus tres amigo con quiénes vive en un apartamento medianamente grande, Choi Soobin, Kang Taehyun y Hueningkai.

No se concentra en la información anterior acerca de sus amistades, no era tan relevante como su información personal. Su apariencia, es peli-rosado, piel clara, un poco más alto con una altura de 1,**.

En el documento hay más información detallada por montones, pero Lee le da importancia a información acerca de su identidad, es decir, lo primario. Luego paso por lo secundario y terceario. Sus padres, gustos, revisiones médicas, etc.
Era de tarde, según y para muchos, pésimo momento para raptar a una persona, a la luz del sol dónde todo se puede ver con claridad y más en esos casos, por dónde la gente pasaba con mucha frecuencia, y podrían pillarlo, llamar a la policía, atraparlo, y meterlo a prisión sin ninguna escapatoria siendo condenado a décadas entre rejas por todos los secuestros y homicidios que hizo hasta el momento. Pero no, el fue entrenado, por "grandes" mentes maestras y genios para el asesinato, su enseñanza y aprendizaje fue muy concreto y desarrollado, fuerte, exigente y sin descansos, enfocado y dedicado por completo a ello.

Sería algo de demasiada facilidad para Minho. El problema no era el secuestro, ni las personas alrededor, ni la luz que lo dejaba a fácil visión, ni a las personas que rodeaban al peli-rosado, lo famoso que era, la gran seguridad que ocupaba, nada de eso, ni siquiera las autoridades; todo lo otro eran bobadas que esquivaría fácilmente sin hacer ni la mitad de esfuerzo. Lo difícil y malditamente complicado, era la culpa que iba a cargar y las lágrimas, sollozos y lamentos que soltaría, junto con otras maldiciones hacia su persona.

Porque Minho podría matar a gente por montones, sin salir lastimado físicamente. Pero nadie podía curar aquellas cortadas en el corazón que lo hacían añicos poco a poco.

Dos horas después. Un cuerpo amarrado a un tubo, manos atadas como sus pies, una mordaza en su boca prohibiendole hablar, o en ese caso, gritar, y una venda en su ojos impidiéndole verle la cara a su victimario. Aunque Yeonjun estuviese con una venta en sus ojos negandole la vista, con su escucha podía adivinar claramente que el chico culpable de su secuestro, estaba lloriqueandor y maldiciendose a si mismo entre Oliveros susurros.

- P- perdón, ens-erio, me- me obligan a hacerlo, por favor, perdóname - Lee se arrodilló aún sabiendo que Choi no podía verlo, le quitó la mordaza, disculpándose mientras pequeños hipidos se hacían presentes.

- Te perdono, pero por favor, por favor, dejame ir - Decía con un poco de desesperación tratando de fingir no tenerla.

- No puedo, solo cumplo órdenes..., Enserio lo siento - Volvió a ponerle la mordaza, se paró, tomo sus cosas y se preparó para irse -, por favor, no les lleves la contraria, y obedeceles, así tendrás más oportunidades de salir vivo.

Llegó a su hogar, otra vez, no espero para entrar a su habitación ni acomodar su cara entre la almohada. Empezó a llorar, las lágrimas caían con rapidez y no cesarían por un buen rato, su respiración se volvía cada vez más pesada, y una sensación de asfixia lo cubría, la culpa y el miedo lo inundaban.

Otra vez. Sus ataques de ansiedad abrían paso, causándole un infierno peor que el anterior.

Minho tuvo una infancia complicada, no tan violenta como otros, pero lo suficiente para dejarlo con complejos y culpas.