Capitulo 3: Un hombre, un ejército y una desgracia.

29 0 0
                                    

"La grandeza tiene por detrás una serie de fracasos necesarios para lograrla"

Pasando las colinas de los susurros, se encontraba el gran e inmenso bosque de los recuerdos muertos, un bosque que destacaba de cualquier otro por su lugubre escencia y sentimiento de muerte, los árboles estaban vivos y muertos a la vez, podías sentir cómo si alguien te observase en todo momento, cómo si alguien o algo te acechara en todo momento, cualquier hombre le temía a este bosque por sus peligros inminentes que le servían de defensa por si algún curioso quisiese entrar, quizás un curioso queriendo encontrar algo...o alguien...?

Vrah era uno de aquellos valientes que se atrevió a adentrarse, él también se adentraba con temor, poco a poco caminaba por aquellos caminos laberinticos, rodeado de árboles, ojos que lo observaban desde la oscuridad y una neblina que no dejaba ver mucho, pero el confió, él iba en busca de alguien, un protagonista de una trágica historia encontrada en aquél libro de héroes ancestrales.

Conforme Vrah se perdía cada vez más por aquel bosque, perdía la esperanza de encontrar algún rastro de aquel aguerrido general...pero de pronto escucha cómo alguien o algo golpeaba un árbol a lo lejos, sigilosamente se acerca a la fuente del sonido, Vrah se acerca hasta el punto de estar a escasos metros de aquello.
{!Demonios! Es un orco, esas cosas estaban extintas¡} susurra vrah mientras silenciosamente blande su espada preparándose para atacar.
Era un orco vestido con botas de piel desgastadas, unos pantalones beige, una camisa roja y barba, además de unas hombreras de madera. Este portaba un hacha y simplemente estaba talando árboles.

Vrah, cansado de todo, quería respuestas, o al menos, progresar un poco en su búsqueda, entonces sale de su escondite y se postra frente al orco,- ¡Hey! No sé que hagas aquí, pero no me importa, sólo necesito información acerca de alguien

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Vrah, cansado de todo, quería respuestas, o al menos, progresar un poco en su búsqueda, entonces sale de su escondite y se postra frente al orco,
- ¡Hey! No sé que hagas aquí, pero no me importa, sólo necesito información acerca de alguien...Un cobarde...
Al escuchar esta última palabra, el orco se enfurece y arroja su hacha hacía Vrah, este logra esquivar el hacha de milagro y esta se incrusta en un árbol.
Vrah observa el hacha y sorprendido dice: "esta hacha no es normal, Es la mítica hacha tallada por el concejo de los árboles soñantes, no es de cualquier mortal".
-Eso no te incumbe en lo absoluto, ahora, déjame en paz- responde el orco, con el seño fruncido, seguidamente pasa por un lado de Vrah y desencrusta el hacha y la guarda, después comienza a caminar  pasando completamente de Vrah.
-¡Espera! Tú ¿eres aquel que huyó de su destino?- dice Vrah.
-¿Destino? ¿Así le llaman a evitar la masacre de una civilización completa?- Responde el orco con un gesto de disgusto.
-Según el libro dónde encontré información acerca de tí, sí, Rezalnik...-
El orco se molesta y voltea a ver a Vrah.
-Quiero que sepas algo, me irritas demasiado y si sigues hablando, te asesinaré sin piedad-.
-No tienes que empeorar las cosas, y lo siento si fuí muy directo, solamente quería saber un poco acerca de tú pasado...- Dice Vrah, temeroso.
Rezalnik se sienta en la corteza rota de un árbol y comienza a contarle a vrah...
*Entra un recuerdo de Rezalnik*
Cuándo los subterranos arrasaron a mi raza, algunos logramos escapar, pero los subterranos, cómo los malditos infelices que son, comenzaron a cazar a los rezagados, uno por uno, en cuánto a mí, el concejo de los árboles soñantes me acogió después de que una patrulla fronteriza me salvara de esos malditos carroñeros.
Yo era muy jóven, no sabía pelear, ni siquiera defenderme, ellos me enseñaron a portar un hacha con fuerza y honor, a lidiar contra mis demonios y poco a poco me fuí ganando su confianza hasta que me concedieron el grado de general portavoz, me ofrecieron comandar a su ejército, que en ese momento era uno de los ejércitos más números, voracez y sanguinarios del territorio, derrotamos a nuestros enemigos con facilidad, logramos conquistar a todos aquellos que se interponían en nuestros planes, eramos imparables...eramos imparables *libera un suspiro*
Pero así cómo eramos una fuerza destructiva, el poder nos cegó, realmente no eramos imparables cómo pensábamos, llegó el día en el que lucharíamos contra nuestra mayor amenaza, los altos guerreros grises, un imperio que dominaba gran parte del territorio que es ahora el mundo redimido, el concejo me ordenó liderar al ejército al ataque final, junto con su rey, emprendimos camino hacia el último asalto, nos acercamos al imperio gris sigilosamente por el bosque, cuándo pasaban los equipos de exploración, nos hacíamos parte del entorno fácilmente, lo que nos escondía de los ojos fáciles de engañar, creíamos que teníamos todo calculado, pero al estar a escasos pasos de la muralla del imperio, nos emboscaron, oleadas trás oleadas de soldados llegaron de todas partes, con valentía y coraje peleamos, poco a poco veíamos una luz de esperanza, parecía que lo estábamos logrando, pero llegaron refuerzos, estos refuerzos tenían una mezcla de talio y azufre, al combinar estos dos elementos se creaba una sustancia pura que al tocar a un ser vivo, este se petrificaba en cuestión de segundos, siendo que para individuos más fuertes y resistentes, los petrificaba en apenas unos cuántos minutos, estos refuerzos comenzaron a infestar los cuerpos de los soldados soñantes, en escasos minutos, nuestras fuerzas se veían reducidas a la mitad, por ende tuvimos que establecer retirada, abriéndonos paso entre las oleadas y oleadas logramos regresar a las afueras del reino soñante, pero los altos guerreros grises no se detendrían, así que entre el rey Soñarius, y yo estábamos dándoles tiempo a los sobrestantes a que entraran al reino, mi rey sabía que si no se sellaban las puertas del reino, este caería, entonces, con lágrimas y coraje en los ojos, me dijo: "¡REZALNIK! ¡tienes que entrar al reino, tienen que sellar la puerta!"
"Mi señor, no puedo dejarlo ni a usted ni a los demás que aún no entran" respondí con miedo en mis palabras.
"Para poder reorganizar un segundo mejor ataque, tienen que quedar algunos atrás, no te preocupes por nosotros, estamos listos para este momento, sólo quiero que le digas a mi hijo lo mucho que lo amo" respondió con un nudo en la garganta que escondía tras una mirada asesina y una voz segura.
Retrocedí, entré al imperio y ordené que se sellaran las puertas, al sellarlas, sólo podrían volverse a abrir con un conjuro difícil y tardado de hacer, mientras las puertas lentamente se cerraban, podía apreciar a todos los que se encontraban en el exterior, algunos lograron aún entrar, pero otros, otros al ver que las puertas se cerraban, aceptaban su destino y regresaban con valentía a pelear, mis ojos se llenaban de tristeza y odio a la vez, al ver cómo uno a uno iban siendo petrificados por aquella sustancia que contenían las flechas que disparaban  a nuestros soldados, odié tomar esa decisión, porqué lo último qué ví fué a mi señor, valiente y seguro de sí mismo, acabando con aquellos que se le interponían, él no se rendía, pero les ganaban en número y asesinar al rey, era lo qué más anhelaban, al dispararle la primera flecha a Soñarius, este sólo retrocedió un poco, y volvió a avanzar, pero en ese momento las flechas infectadas le llovieron, una por una lo debilitaban cada vez más, poco a poco su cuerpo quedaba más inmovilizado, después de unos cuántos segundos, el ambiente se neutralizó con un grito desgarrador de furia y dolor, los sobrestantes del exterior acompañaron a su rey en los últimos momentos, llenando el campo de batalla de un grito de valentía, coraje y rabia... Segundos después, las puertas se sellaron, otorgando un silencio doloroso y absoluto, después de saber lo sucedido, el concejo de los árboles soñantes me hizo un llamado, desterrandome del reino soñante, su excusa fué: "no simplemente fuiste un cobarde al abandonar a tú propio rey, sino que también hiciste que uno de los ejércitos con mayor poderío, desapareciera, no eres más que un cobarde traidor, estás desterrado de aquí, ¡Largo!"
Nunca supieron la verdad acerca de lo sucedido, simplemente tomaron una decisión con base en el desenlace...
La noticia de mi destierro llegó hasta los subterranos, quienes, con ansias de asesinar al último orco, trataron de darme caza, pero ya no sé enfrentaban contra aquel débil orco que hace años estaban cazando, sino que ahora se enfrentaban contra un orco preparado para lo que fuese y repleto de sed de venganza, cualquiera que se atreviera a cazarme, caía muerto en segundos después de verme, pero me superaban en número, así que opté por venirme aquí, aquí dónde ni siquiera ellos se atrevían a acceder.
*Termina recuerdo*
-Eso fué básicamente lo que sucedió, ahora sabes que nunca fuí un cobarde ni un traidor- dice Rezalnik.
-Ahora lo entiendo, lo siento, te juzgue mal, después de escuchar tú historia, es momento de que te hable acerca de porqué vine a buscarte, no puedo decir mucho, pero un mal acecha, tú, yo y un par más podemos luchar contra ese mal- dice Vrah con esperanza.
-Olvídalo, dejé mi vida de asesino hace mucho y ahora estoy mucho más tranquilo- contesta Rezalnik mientras se da la vuelta y camina hacia el lado contrario de Vrah.
-¡No todos son lo que tu o yo somos, el mal que acecha no se dará el lujo de sólo asesinar a aquellos que puedan defenderse o defender a los demás, atacará a todos por igual, es tú momento de cambiar el curso de las cosas, tienes las herramientas necesarias para ayudar a enfrentar lo que se viene, pero tú orgullo y tú envidia te ciega- *Rezalnik se detiene y gruñe* -Si cambias de opinión, si decides redimirte, te esperaré en dos días en la taberna del borracho en Treeskortt, y recuerda, sólo tú puedes cambiar el curso del camino que recorres-...
Seguidamente Vrah camina, desapareciendo entre los árboles y la neblina, mientras observamos cómo Rezalnik se queda pensativo sin mover ni un músculo, segundos después comienza a caminar, abandonando el lugar...

Fin del tercer capítulo.

chasseurs de adventure.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora