Renjun suspiró mientras revisaba el portafolio que le había dado uno de sus subordinados. Le echó un vistazo a su computadora, mirando la hora en la pantalla. Eran un poco más de las 9 p.m. y por lo general, Renjun ya estaría en casa, acurrucado con sus peluches de Moomin y obteniendo ese merecido descanso. Pero esta noche aparentemente no era esa noche. Tenía muchas cosas que arreglar esta noche en preparación para su próxima línea de ropa cuando, en realidad, Renjun quería irse a casa.
—No trabajes demasiado —Renjun saltó en su asiento ante la voz de su asistente personal, Junhui, quien colocó una taza de té caliente en su mesa.
Volvió a suspirar, dejando de lado los archivos por una vez y reemplazándolos por el calor de la taza. Lentamente, bebió del té, disfrutando del consuelo que le traía.
—Lo siento, gē. Sé que es tarde, pero sabes cuánto quiero que este desfile se desarrolle sin problemas, ¿no?
—Lo sé, pero no a costa de tu salud. Se está haciendo tarde. Creo que deberíamos retirarnos por hoy —Junhui le recordó.
—Pero los archivos... —Renjun se calló—. Puedes irte a casa antes que yo, gē.
—Sí, no voy a dejar que eso pase —Junhui resopló—. Los archivos también se pueden terminar mañana, Renjun. Te ayudaré con eso como debo hacerlo y como lo he hecho. Podemos traer a Minghao para que nos ayude también.
Renjun lo miró divertido.
—Solo quieres pasar el rato con Minghao en el trabajo.
Junhui se encogió de hombros.
—Al menos es mejor compañía en el trabajo que tu estresado trasero —dijo inexpresivo.
Debería sentirse un poco ofendido por el hecho de que uno de sus trabajadores le llamara la atención de esa manera, pero Renjun conocía a Junhui desde que comenzó su empresa. El mayor no pretendía hacerle daño, solo se preocupaba por el bienestar de Renjun. Y Renjun realmente no podía reprenderlo por eso. Como CEO de un estudio de moda, lejos de la comodidad de su hogar, necesitaba a alguien que lo mantuviera siempre bajo control. Renjun sabía que nadie más que sus amigos y Junhui eran capaces de hacerlo y les estaba eternamente agradecido por ello.
Así que terminó cerrando el portafolio que estaba leyendo y apagó su computadora por hoy. Junhui sonrió ante esto, feliz de que su jefe haya escuchado su consejo y ahora se estuviera preparando para regresar a casa. Tuvieron una pequeña charla al salir de la oficina de Renjun. La mayoría de los empleados ya se habían ido a casa y sus horas de trabajo terminaron a una hora razonable. Se separaron en el estacionamiento con una despedida de verse mañana para el trabajo, Junhui se dirigió a su auto y Renjun al suyo.
Renjun se sentó en el asiento del conductor. Encendió el motor, con las manos en el volante, mientras dejaba que todo se hundiera en él.
A la temprana edad de 5 años, Renjun encontró interés en el dibujo. Probablemente, era un pasatiempo genérico que todos a esa edad tenían en algún momento. Sin embargo, sus padres pensaron que tenía potencial gracias a sus brillos y colores reunidos en un trozo de papel blanco. Lo enviaron a clases de arte, donde Renjun básicamente estaba haciendo lo mismo allí como lo había estado haciendo durante los últimos meses, pero ahora le daban un tema diferente cada dos semanas.
A medida que crecía, el dibujo se convirtió en algo importante para él en lugar de solo ser un pasatiempo o una de las muchas clases a las que lo enviaban sus padres. Entró en concursos de arte, participó en todo lo relacionado con el arte que su escuela tenía para ofrecer y la mayoría de las veces, regresaba a casa con oro en sus manos. Fue ahí donde encontró consuelo en la inmersión y el trazo de su pincel, cuando la escuela había sido forzosa y todo lo que quería hacer era cubrirse de colores.
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flutter, crash, burn ›› norenmin
FanfictionRenjun trataba de no dejar que su soledad lo molestara demasiado. Se dejaba enterrar en su trabajo, aunque su corazón ardía por dejar entrar algo más. Jaemin no era de los que se dejaban llevar por sus sentimientos. Su trabajo lo había hecho sentir...