Capitulo 5

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Con el plan en marcha...

Con el apoyo de la familia de Aome, el abuelo había decidido simular estar enfermo. Sería más creíble que él fingiera estar al borde de la muerte debido a su edad y las molestias normales que vienen con los años. Convencieron al médico de que era por una buena causa y, como él conocía a Aome desde que nació y a Inuyasha, quiso ayudar. Para él, era muy triste que esa chica estuviera sola en otro país lejos de la familia y el amor. Sango, por su parte, estaba muy contenta; después de todo, reuniría a sus amigos y tendría la casa de sus sueños construida por su esposo y su mejor amigo. Era un ganar-ganar por donde se le viera.

Mientras tanto, Inuyasha organizaba en su oficina los proyectos para dejarlos listos antes de viajar a Japón.

—Kikyo, sé que no puedes acompañarme de inmediato ni quedarte mucho tiempo allá, pero siempre que puedas ir o yo pueda venir, nos veremos y te llamaré todos los días si es posible.

—Lo sé, amor. Yo también quiero ir, pero el trabajo y todo lo que tengo aquí no me lo permiten. Además, no es que te vayas a quedar a vivir allá; solo será mientras dure el proyecto para darle a tus amigos el regalo perfecto para su boda. Eres un ángel, el mejor amigo y novio del mundo.

—Gracias por entenderme tan bien, eres increíble. Agradezco mucho tu comprensión. Vamos a cenar esta noche, aprovechemos antes de que viaje la próxima semana y no tengamos tanto tiempo juntos.

—Claro que sí, amor. ¿Qué tienes en mente? Podemos quedarnos en casa y pasar todo el fin de semana bajo las sábanas.

—Sería espectacular, me encanta la idea —respondió mientras se abrazaban y se acariciaban sugestivamente—. Vamos a cenar al restaurante italiano que tanto te gusta y luego regresamos a mi departamento para que me hagas mi despedida.

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Plan en marcha, la madre de Aome decide empezar y llama a su hija.

—Aome, ¿hola? ¿Cómo estás, hija? —dijo, fingiendo llanto—. Tengo que contarte algo.

—¿Qué sucede, mamá? Me estás asustando. ¿Por qué lloras? ¿Estás bien? ¿Ha pasado algo?

—Hija, sé que en este momento estás al otro lado del mundo y por la hora sé que allá es de madrugada, pero necesitaba hablar contigo. Es el abuelo, hija. Se puso muy mal y lo llevamos a la clínica. El médico dice que su corazón está en las últimas y no sabe cuánto más aguantará. No le hemos dicho nada a Sota para no asustarlo; solo le mencioné que tu abuelo tenía problemas de azúcar, pero la verdad es que le dijeron que si no mejora, necesitará un trasplante de corazón. Ay, hija, me siento tan mal y sola. ¿Crees que podrías venir un tiempo y acompañarme? Si no puedes, lo entiendo, pero realmente necesito tu apoyo.

—Claro, mamá. Organizaré algunas cosas aquí. Veré quién puede cuidar mi departamento, arreglaré con la editorial para enviar todo por correo electrónico y haré que las reuniones sean virtuales para poder estar allá. Haré lo que sea necesario hasta que el abuelo mejore. Jamás te dejaría sola con esto. Es mejor que Sota siga sin saber más detalles. Él tiene un lazo muy fuerte con papá, y aunque ya esté crecido, sigue enfocado en sus estudios universitarios. Si el abuelo no mejora, entonces sí deberíamos decirle, pero por ahora es mejor que siga así.

—Gracias, hija. Sabía que podía contar contigo. Eres mi apoyo, Aome —dijo la señora Higurashi, sintiéndose un poco mal por mentirle a su hija, pero reconfortándose al pensar que era por su bienestar—. Te quiero mucho, hija.

—Por supuesto, mamá. Dame una semana más o menos para dejar todo listo, comprar los boletos y organizar quién se quedará en el departamento.

—Sí, hija, muchas gracias. La verdad es que me siento muy sola y tengo mucho miedo de que algo le pase y no sé cómo afrontarlo todo. Me siento triste y abrumada al pensar que tu abuelo pueda dejarnos.

Empezando de nuevoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora