Capítulo XIV

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Después de la boda de mi mejor amigo, las cosas en la familia empezaron a complicarse, mi relación con mi padre era nula, no hablaba con él por más disculpas que me ofreció, oportunamente lo haría, por ahora no quería saber nada de él, me entere q...

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Después de la boda de mi mejor amigo, las cosas en la familia empezaron a complicarse, mi relación con mi padre era nula, no hablaba con él por más disculpas que me ofreció, oportunamente lo haría, por ahora no quería saber nada de él, me entere que él se acerco a Gia con intenciones de solucionar las cosas y ella con su noble corazón lo perdono.

Nunca supe cuál fue la discusión de ellos, más que lo que por encima Gia me dije, nuestra relación estaba en su mejor momento, al punto en el que me negué a decirle la verdad, ella no se tenia por que enterar y nadie más que Bartolomeo y yo sabíamos la verdad; no iba a perderla ahora que ambos estábamos tan bien. El tema de los hijos salió a relucir y ella me dijo que no se sentir lista para tenerlos en el momento, no la presione, éramos jóvenes y no quería que ella pensara que estaba a su lado por eso.

Las cosas en mi vida estaban geniales, la mujer que amaba estaba a mi lado, estaba en busca de una casa para los dos, ella estaba cumpliendo sus sueños de tener su academia que pronto seria inaugurada y mi familia estaba saludable, no obstante, las constantes amenazas a Reginaldo y el acoso del padrastro de Bianca y Eduardo nos mantenían en vela.

Hoy era el juicio en donde se determinaría si la custodia y patria potestad quedaba a cargo de mis amigos o de ese repugnante hombre, fueron semanas tensas luego del regreso de Bartolomeo de su luna de miel, Gia y yo tratábamos de apoyarlos en lo que nos permitían, cuidábamos de los pequeños cuando ellos lo requerían, estábamos a su lado, los acompañábamos a sus consultas o buscábamos pistas con ellos.

- ¿Estas listo? - me pregunto mi mujer abriendo la puerta de la oficina, asentí levantándome y tomando el abrigo en mis manos, estábamos en pleno verano y el calor era asfixiante, Gia estaba vestida con un vestido color ciruela ceñido a su cuerpo- quiero vomitar de los nervios- dijo  cuando estuvimos camino al juzgado.

-Todo estará bien amor- le asegure, teníamos una defensa sólida, no teníamos ni un ápice de desventaja, ella trato de convencerse de lo mismo, Gia se encariño de forma impresionante de los pequeños de nuestros amigos, en especial con Bianca, esa niña adoraba a mi futura esposa, la veía como su ejemplo a seguir de la misma forma que lo hacía con Reginaldo.

Llegamos al juzgado donde ya estaban ubicados todos, Bartolomeo y Reginaldo estaban en el estrado con la tía Antonelli a su lado, toda la familia incluidos mis padres estaban en los puestos del publico, nos sentamos en la parte de al frente apoyando a nuestros amigos, ellos sonrieron al vernos y se alegraron de tenernos a su lado.

El juicio inicio con naturalidad, la disputa era reñida entre las partes, todo estaba bien hasta que las pruebas contundentes salieron a relucir antes de la entrada de Bianca para que diera su declaración; ver como ese hombre intentaba tocar a mi sobrina casi hizo que me dieran ganas de matarlo. Gia cerro sus ojos dolida al ver que nuestra pequeña sufrió tanto en manos de alguien, el hombre enloqueció al ver aquello insultando a la abogada de mis amigos, Bartolomeo no tuvo tanto control como el resto y se levantó ofuscado. 

Vidas Entrelazadas (#2 trilogía distintos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora