Capítulo 4
Cajeteándola nivel Dios
Gaba se apresuró a salir a la calle cuando escuchó el escándalo en la casa de Mia. Pudo ver a Romel en el pórtico de su amiga, golpeando con fuerza la puerta.
—¡Te estoy diciendo que me dejes pasar! ¡MIA! —El chico pateó la madera.
—¡Hey, hey! ¡¿Qué te pasa?!
—¡No te metas, Gabriella! —le soltó Romel mirándola con furia. Fue entonces que la puerta se abrió de golpe.
—¡No le hables así! —Mia empujó a su ex novio.
—¡Ella no tiene porqué meterse en nuestros asuntos!
—¡¿Nuestros asuntos?! —Mia soltó una carcajada burlona—. ¡Tú y yo no tenemos ningún asunto! ¡Todo terminó, ¿entiendes?!
—Pero mi amor, no pasó nada entre esa chica y yo. ¡Te lo juro!
Romel intentó sujetar a Mia pero Gaba se interpuso.
—¡No te atrevas a tocarla! —le exigió al chico.
—¡¿Porqué sigues aquí?! —respondió él, enfurecido.
—¡Lárgate! —Mia tomó la mano de Gaba y la metió a su casa, dejando a Romel afuera de nuevo.
Subiendo a la habitación de la castaña, aún pudieron escuchar algunas maldiciones del novio abandonado.
—¿Qué pasó? —le preguntó Gaba a su amiga.
—Después de que le envié la foto que me enseñaste, me llamó para explicarme que un día estaba muy aburrido en casa de su abuelo y sus amigos pasaron por él para ir al mar. Ahí estaba esa chica y solo posó con ella para una foto. —Mia se sentó en el colchón.
—Y obvio no le creíste. —Gaba se sentó a su lado.
—Me mintió... Hice algunas llamadas. Me dijeron que Romel estuvo en la playa una semana y que estuvo todo el tiempo con esa tipa —terminó Mia mirando al suelo.
—Lo siento. —La chica azul abrazó a su amiga.
—¡Carajo, Gaba! ¡Me iré en unas semanas y él se fue con otra en lugar de pasar esos días con su novia!
—Creo que ya quedó claro que es un imbécil. ¿Quieres que incendiemos su moto?
—¡Quiero arrancarle la lengua mentirosa y luego hacer que se la coma! —Mia se levantó de un salto y empezó a dar vueltas por la habitación—. Y yo hablándote de amor eterno y poniendo de ejemplo a ese sinvergüenza, ¡soy una tonta! ¡Una estúpida!
—¡Mía, calma! —Gaba sujetó a su amiga para evitar que se golpeara la cabeza en la pared.
—Es que soy una tonta... —La chica empezó a llorar y ocultó el rostro en el hombro de Gaba.
—No lo eres. Sé que lo que te diga ahora no servirá de mucho, pero tu eres increíble. Te enamoraste y diste todo por él. Pusiste tu parte, él fue quien falló. ¿En serio no lo ves? Eres perfecta.
Gaba sintió los brazos de Mia rodearla, mientras los sollozos continuaban. Se quedó ahí consolando a su mejor amiga, lamentando de verdad que tuviera el corazón roto. Mia era la persona más optimista que conocía y si lloraba, Gaba también lo hacía. Así había ocurrido desde siempre. Lloró junto a su amiga cuando a los diez años la chica perdió a su perrita. Lloró también junto a ella cuando los padres de Mia se divorciaron o cuando su abuelito murió. Cada tristeza de Mia, era compartida por Gaba y viceversa. La chica azul sabía que sin importar que tan mal estuvieran las cosas en casa, siempre tendría a su amiga del otro lado del balcón.
—¿Porqué no fuiste hombre? —escuchó la risita nerviosa de Mia.
—Hubiera sido más ligón que Romel... tal y como soy ahora.
—Ya no menciones a ese tarado. —Gaba al fin pudo ver el rostro de su amiga. Tenía los ojos muy rojos e hinchados.
—¿Qué te parece si damos un paseo? ¡Te invito a unas papas con queso, de esas que tanto amas!
Y aunque al principio Mia puso algo de objeción, Gaba sí pudo sacarla de casa. La chica castaña iba en silencio en el asiento del copiloto mientras Gaba conducía el coche rosa.
—Iremos a la fiesta y nos divertiremos más que nunca —dijo Mia de repente.
—¡Claro! ¡Ya tenemos todo listo! Será la mejor fiesta del verano.
—¿Ya empacaste? —La castaña giró ligeramente el cuerpo hacia Gaba.
—Algunas cosas. Aún no decido qué haré con mi caja de porno.
—¡Ya tira eso!
—¿Estás loca? ¡Son años de trabajo reuniendo todos esos videos y revistas!
—¡¿Años de trabajo?! ¡Las compraste en el puesto de la esquina!
El resto de la tarde, Gaba se empeñó en hacer reír a Mia. La chica azul podía notar el esfuerzo que su amiga ponía para estar tranquila. Sabía que los siguientes días la castaña lloraría mucho, juraría que ya no lo haría más y volvería a llorar. Pero Gaba estaba lista para acompañarla en ese proceso. Era lo menos que podía hacer, teniendo en cuenta que Mia siempre se había mantenido firme para sostenerla a ella.
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Tú tan buga, yo tan lencha
RomanceGaba Espadas no cree en el amor y por eso se toma a la ligera a las chicas con las que sale . Por otro lado, Mia Arias es una chica romántica, ridículamente enamorada de su novio. Mia intenta hacerle ver a Gaba que las historias de amor verdadero...