Perfectos mentirosos

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Qingqiu sonrió al tiempo en que salía del gran edificio donde ficticiamente laboraba, en su brazo reposaba un hermoso ramo de rosas bañadas en chocolate, avanzó calmo hacia donde se encontraba Binghe; ahora vestía unos simples jeans, unas deportivas y una camisa negra de deporte.

Fingió ser el novio feliz, el que nada sabe y todo desconoce, aparentó perfectamente el ver a su novio sonriente sabiendo que posiblemente él tenía su agenda. Más no lo culparía aún, necesitaba adelantarse a sus conclusiones, no podía tacharlo de traidor cuando aún no había descubierto nada sobre él, hasta ahora.

—Hola. —Se estiró cuando estuvo a una altura considerable para poder darle un suave beso.

—Hola amor, ¿qué tal te fue?

—Formidable.

—¿Te gustó el regalo?

—Me encantó —sonrió tan fingido que estaba seguro de que ganaría un premio a la mejor actuación feliz—, aunque debo decirte algo.

—¿Qué?

—Me faltaste tú en la tarde para equilibrar mi día. —Mintió con descaro.

Binghe sonrió placido, abrió la puerta de la camioneta para que Qingqiu subiera, el pelinegro ocupó su lugar con calma; Había tenido exactamente diez minutos para llegar, recoger su regalo y aparentar haber estado en el edificio todo el tiempo, Luo era demasiado puntual y no quería levantar sospechas. El camino a casa fue silencioso pero agradable.

—Binghe, ¿mañana podríamos cenar fuera?

—¿Dónde?

—Mi jefe me ha regalado una reservación en un restaurante muy bueno, es francés, se llama L'Arpege ¿lo conoces? —Cuestionó sonriente.

Binghe recordó haber visto el nombre de tal restaurante en la agenda del político, sería agradable conocer un lugar si es que el hombre no cambiaba de planes y movía todo con tal de no ser visto, aunque aparentemente no había cambiado nada puesto que desde su escondite no había visto nada fuera de lo normal, se esperaba movilización externa, que buscaran al ladrón de la agenda o que incluso acudiera la policía, más nada de eso sucedió y se apreció la calma.

Si nada de la agenda había sido movido, entonces sería idóneo acudir al restaurante para ver las ventanas y la altura a la que se encontraba para dar un buen tiro.

—No amor, no lo conozco. —Respondió después de haber fingido pensar.

—¿No? Bueno mañana lo conoceremos ¿qué tal si vamos después de mi salida?

—Me parece perfecto.

Shen Jiu fijó la vista al frente, si Binghe le mentía entonces sería correcto enseñarle al alto que él era el rey de la mentira, del disfraz y de los nombres.

Al llegar a casa; Qingqiu invitó a su novio a cenar, mientras lo hacían decidió indagar un poco más en la profesión ajena para intentar sacar dudas sobre el posible asesinato de Qingyuan.

—Amor, esta tarde nos han dado una tarea y me gustaría que me ayudaras ya que tienes mayor conocimiento en ese ámbito. —Colocó los palillos en su lugar.

—¿De qué se trata?

—Tenemos que investigar sobre armas, en específico las de largo alcance, ¿qué son? ¿pistolas? ¿metralletas? —arrugó el ceño aparentando confusión, incluso observó el techo mientras intentaba recordar— ¿no todas las armas se usan para el mismo objetivo?

Binghe sonrió al ver el adorable gesto inocente del castaño quien se debatía entre recordar sobre armas y balas.

—Bueno eso ya me lo has de aclarar tú, el caso es que tengo que investigar sobre armas de largo alcance y sus balas para mañana.

The sniper «BingJiu»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora