Punto de mira

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Cuando Huameng despertó la oscuridad lo recibió, un escalofrío recorrió su espina dorsal seguido de un ligero mareo; parpadeó intentando acostumbrar la vista al lugar más lo que vio fue nada, ni siquiera sabía con exactitud donde estaba.

A los pocos segundos el sonido de una puerta abrirse hizo apenas eco, un interruptor fue encendido alumbrando lo suficiente el minúsculo espacio cerrado, era una habitación de cuatro por cuatro, había un cubo metálico, una mesa y un colchón viejo donde él se encontraba.

Observó silencioso a Shen Jiu quien se había desprendido de toda su vestimenta para dar paso al agente secreto, el secretario se detuvo frente a él y señaló la mesa. Huameng observó fugazmente como la mano derecha del joven estaba enfundada en un guante negro de lo que parecía ser látex aunque tuviese una forma extraña en los dígitos y palma de la mano sin embargo no cuestionó nada.

—Muévela hacia aquí y ponla frente a ti —ordenó recibiendo un asentimiento en respuesta. El hombre no habló por temor a morir al tener la capsula adentro, colocó la mesa frente a él y esperó—, las manos al frente, palmas pegadas a la madera —Huameng obedeció al instante—, buen chico. —Apremió como si de un perro se tratase.

Shen Jiu abrió una navaja que portaba en su mano derecha, cortó las cintas y permitió que el hombre se masajeara las muñecas con calma, entre menos lo tocara mejor ya que no deseaba dejar la verdadera forma de sus manos.

—Puedes hablar, la capsula se activará si gritas, de lo contrario solo se mantendrá en su lugar —se desprendió del guante de silicón y se colocó un par de guantes de latex causando más dudas en el director; pronto extrajo de una bolsa hermética una grabadora y un cassette virgen, introdujo este último en la grabadora y la acercó hasta dársela al director—, te haré un par de preguntas y tú responderás amablemente, tu premio del día será quitarte la capsula ¿estás de acuerdo?

Woo asintió, tomó la grabadora estrujándola apenas debido al coraje que sentía contra aquel hombre, no lo reconocía suponía que era algún cómplice de la mujer que lo había secuestrado; su vida estaba en juego por culpa de aquella mujerzuela.

—Comencemos, apretarás el botón rojo cuando abra la palma de la mano y cuando cierre el puño dejarás de presionar, al finalizar esto me entregarás la grabadora —ver al hombre temeroso le hizo cuestionar si realmente era él quien había amenazado a Shang Qinghua ya que se mostraba tan contrario a lo que creía, sin embargo y para descartar dudas decidió interrogarlo—, ¿Quién es Shang Qinghua? —Alzó la mano ordenando que apretara el botón rojo para cuestionar.

—Shang Qinghua es un médico forense que labora en la SEMEFO, tiene la responsabilidad de levantar actas y archivar los reportes más importantes.

Shen Jiu cerró la mano comprobando que el hombre obedeciera, se cruzó de brazos y asintió.

—¿Por qué lo has amenazado?

—Lo amenacé porque creí que él había robado tres expedientes. —Tartamudeó.

—¿Cuál fue la amenaza?

—Si él hablaba o se dirigía a la policía entonces lo mataría y también a Yue Qingyuan quien es su pareja, el trato era que él seguiría trabajando bajo esa amenaza ya que si se atrevía a renunciar entonces no encontraría trabajo en ningún lugar y lo acusaría ante las autoridades del robo de esos archivos, pero eso era una trampa ya que pensaban asesinarlo en el momento oportuno.

—¿Qué archivos eran y qué contenían?

—Eran tres autopsias, los expedientes eran de Su Xiyan, Meng Mo y Qingyang Mo, sin embargo la más importante era la autopsia de la difunta esposa del gobernador —al ver que Shen Jiu arqueaba las cejas, continuó—, en el reporte se da validación de que ella en realidad fue asesinada, no murió en un accidente automovilístico ni mucho menos huyó con su amante, la autopsia reveló signos de violencia posiblemente intrafamiliar.

The sniper «BingJiu»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora