Capítulo 21.

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El fin de semana fue tranquilo para Axel, volvió a visitar a su familia y celebró su cumpleaños con ellos. Sandra le llevó un pastel y le dio un regalo que compró junto con su marido.

Cuando terminaron de comer y fueron a la sala, le preguntaron cómo le fue el día anterior.

—Hice una reunión pequeña —respondió mientras veía a sus sobrinos jugar. Carlos tenía unos cubos y Nina una muñeca. Dirigió su mirada a Sandra—. Al principio estuvo bien.

—¿Y después no? —Preguntó Lorena con preocupación.

—Madre, es que después llegó Martina y arruinó todo.

—¿Otra vez? —Preguntó Sandra—. Ay, pero ya se debería calmar, ¡está loca!

—Ay, esa acosadora me da miedo, hijo —murmuró Lorena preocupada.

—¿Apoco tienes acosadora? —Le preguntó Fernando.

—Sí, ya te había dicho que mi pobre hermano tiene una acosadora —musitó Sandra—. ¡Así de atención me prestas! —Le reclamó.

Fernando le dirigió una mirada de «ayúdame» a su cuñado.

—Bueno —siguió Axel—, el chiste es que estuve a punto de besar a Elizabeth, y llegó ella a insultarla y decir un montón de incoherencias.

—¿Estuviste a punto de besar a la que te gusta? —Preguntó Sandra emocionada, olvidando el reclamo que tenía para su marido. Fernando le dio una mirada de agradecimiento a Axel.

—Sí, algo así... Pero Martina lo arruinó.

—Esa mujer está loca —se metió la abuela Ignacia—, debería estar en un manicomio o algo así.

—No creo que sea para tanto —murmuró Axel—, pero si se alejara estaría bien.

—¿Y cómo es la que te gusta? —Preguntó Fernando.

—¿Para qué quieres saber? —Le reclamó Sandra con tono duro. El hombre volvió a ver a su cuñado, pidiéndole ayuda una vez más.

—Es muy linda. Es una chica trabajadora y se esfuerza mucho.

—¡Aww! —Sandra dejó de ver a su marido y miró a su hermano—. Estás muy enamorado, ¿no?

—No lo sé. —Se encogió de hombros—. Tal vez.

—¿Cómo que no lo sabes?

—Pues me gusta y todo, aunque me gustaría conocerla un poco más.

—Fernando supo que estaba enamorado de mí desde que me vio, ¿verdad, mi amor?

—Ammm... sí.

—¿Por qué dudaste?

—No dudé.

—El punto es que quiero intentar algo con Elizabeth —dijo Axel, atrayendo la atención de su hermana, su madre y su abuela.

—¡Pues inténtalo! —Exclamó Ignacia—. No te tardes.

—Sí, ya quiero nietos de parte tuya —dijo Lorena.

—Pero consíguete una bonita —dijo la abuela—, para que mis bisnietos salgan agraciados, como los primeros.

—Ya me mandó una foto de la chica —dijo Sandra—, y es muy linda.

—¡Qué bueno! —Siguió su abuela.

—Lástima que te ganó el puesto —murmuró su madre.

—Sí, pero se lo merecía, de aquí en adelante me esforzaré más, pues uno de mis jefes dijo que pronto habría más ascensos y me pienso ganar uno de ellos.

—Tu padre estaría orgulloso de ti, Axel. —Lorena sonrió con ternura.


***


El lunes temprano, Elizabeth se arregló como siempre para ir al trabajo. Se levantó más temprano para sacar lo que tenía pendiente y seguir con lo demás. Después de ducharse y arreglarse, tomó su bolso y se despidió de su madre con un beso en la mejilla.

—Al rato te veo, mami.

—Sí, Eli. Dice tu padre que llegues temprano para ir a cenar juntos.

—Sí, mamá, trataré de llegar lo más temprano posible.

Una vez en el auto, se puso los lentes de sol y colocó su bolso en el otro asiento. Cuando estuvo lista, arrancó y se dirigió a la oficina. Todo iba normal hasta que un cachorro asustado, que al parecer se había perdido, se atravesó a lo lejos y se quedó en medio de la calle. Ella siguió avanzando normal hasta que notó que el animal no tenía la intención de quitarse. «Ugh, tendré que parar» pensó. Se preocupó al pisar el freno y ver que no se detenía, ni siquiera disminuía la velocidad. «No puede ser» pensó. Tocó el claxon de forma precipitada pero el can no se quitaba. De nuevo quiso detenerse y se dio cuenta de que no servían los frenos. «¡Lo que faltaba!». Al ver que el perrito no se movía, notó que había un poste al final de la calle, así que decidió desviar el vehículo para estrellarse en él y no llevarse al perro ni seguir avanzando con el peligro de provocar un accidente para otra persona.



Capítulo corto, je.

Ya estamos en la recta final de esta historia. Recuerden que hay un grupo de whats de mis historias, si quieren entrar me pueden mandar un mensajito por privado para que les pase el link.

Pobre Elizabeth, ¿cómo creen que salga todo?

Nos vemos pronto :3



Axel: La vida fracasada de un Godínez © |Completa|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora