𝑫𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒕𝒂𝒓

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Hace seis años...

La tarde transcurría de manera común en la ciudad de Musutafu, con las calles repletas de automóviles debido a que las clases en muchas escuelas habían concluido.

Pero en medio de este embotellamiento, se encontraba un vehículo en particular.

El auto de color rojo era conducido por una mujer adulta de cabello negro, quien se dirigía a su hogar mientras que en el asiento del copiloto se encontraba su hijo.

Este se trataba de un niño de once años que compartía la misma tonalidad de cabello y que portaba anteojos a causa de su miopía hereditaria.

Pero a diferencia de otros días, estaba en silencio y miraba a través del cristal del automóvil con cierta tristeza. Al mismo tiempo, sostenía en sus manos un estuche que resguardaba un instrumento musical.

Por su parte, la mujer al volante no tardó mucho en notar su estado decaído, tratándose de algo irregular en el niño que siempre sonreía hacia todos.

Debido a esto, Sawako Kimura no tardó en cortar el silencio sin despegar la mirada de enfrente.

Yuuki... —Habló hacia su hijo. —¿Qué es lo que sucede? —Preguntó con un tono suave.

Mientras tanto, el niño de anteojos volteó de manera lenta, permaneciendo en silencio durante algunos segundos hasta que finalmente las palabras pudieron salir de sus labios.

—Creí que esta vez vendría a verme. Respondió el niño sin ánimos. —Solo quería que estuviera ahí. —Volvió a hablar refiriéndose a una persona en específico.

Sawako cambió su expresión al escucharlo y de esta forma pudo entender los sentimientos del pequeño. A continuación, la mujer adulta trató de confortar a su hijo.

—Tu padre estaba ocupado, no pudo pedir el día como yo. —Explicó la mujer de cabello oscuro. —Él quería venir. —Recalcó ante Yuuki.

Sin embargo, Harada se mostró inconforme ante su respuesta y alzó ligeramente la voz mientras volteaba hacia Sawako.

—Siempre dices eso. —Renegó el niño de ojos oscuros con ligera exaltación. Está bien mamá... No tienes que inventar excusas. —Dijo tratando de hacer un lado el tema.

A continuación, Yuuki permaneció en silencio y decidió seguir mirando a través del cristal del vehículo, observando su entorno mientras que los malos pensamientos seguían en su interior.

Desde hace un año, el niño de lentes había descubierto su gusto por la música, por lo que no tardó en expresar su interés en aprender a tocar algún instrumento.

Sin pensarlo mucho, se decantó por escoger la guitarra, tratándose de un pasatiempo que lo hacía feliz y donde mostraba encontrarse animado a diferencia de alguna otra actividad deportiva o artística.

Como él esperaba, su madre se alegró y decidió apoyarlo incondicionalmente, sabiendo que esto sería una forma en la que Yuuki podría desenvolverse a pesar de sus dificultades para socializar.

Sin embargo, su padre mostró cierta inconformidad debido a que podría afectar el desempeño de Yuuki en sus actividades escolares, sabiendo que su condición requería que se esforzará mucho más que el resto de niños.

El rechazo de Yoichi Harada fue evidente con el paso del tiempo, llegando a su punto clímax durante esta mañana debido a que el hombre no había asistido a la primera presentación de su hijo.

Flash Of LightingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora