𝑬𝒍 𝑽𝒆𝒍𝒐𝒄𝒊𝒔𝒕𝒂

271 19 10
                                    

INTRO

___________________________________

Hosu, Japón.
19 de Noviembre - 23:00

La temperatura en la ciudad empezaba a disminuir conforme el tiempo avanzaba, ofreciendo una gélida ventisca que era agradable para aquellos que disfrutaban de esta noche sabatina.

Después de todo, era un efecto muy común en esta época, donde faltaba tan poco para la llegada del invierno y las tradicionales festividades de fin de año.

Mientras tanto, en algún lugar del distrito céntrico, la intrépida dupla de adolescentes se hallaba en un modesto restaurante al aire libre; sitio en donde se habían detenido a petición de la excéntrica chica de ojos verdes y cabello rubio.

Serizawa ya conocía el lugar, por lo que cumplió su propósito al permitirles relajarse y descansar después de los continuos incidentes en los que se habían envuelto en esta ajetreada noche.

Dicha joven se encontraba degustando un plato de Katsudon, manteniéndose absorta en el momento y dejando atrás las preocupaciones ante los sucesos de hace breves minutos.

En paralelo, el joven de cabello azabache se encontraba en la misma mesa, acompañándola en otro de los asientos. A diferencia de la chica, él había optado por pedir un café caliente, con el que ahora estaba sobrellevando el descenso de temperatura al que no terminaba de acostumbrarse.

Sin decirlo en voz alta, agradecía tener su recién adquirida chaqueta encima para solventarlo del gélido viento; cortesía de Serizawa.

Mientras tanto, Yuuki se dedicaba a observar los alrededores de la zona, notándose un poco inquieto, pero sin estar nervioso como en otras ocasiones.

En lo que cabía, la noche era disfrutable; los civiles y los automóviles transitaban las calles como en su ciudad natal, al igual que los altos e imponentes edificios adornaban el distrito céntrico de la gran urbe.

Sin embargo, había algo diferente en Hosu, algo que no podía explicar muy bien con palabras pero que era notorio en el ambiente y en la forma en la que él se sentía al respecto. 

A raíz de esto, el azabache dudaba si era a causa de las increíbles experiencias que vivió desde la tarde o si solo se resumía al hecho de visitar una ciudad nueva; considerando que jamás había salido de su natal Musutafu.

Cuál sea que fuera la razón, la sensación que experimentaba en estos momentos era agradable y deseaba que pudiera mantenerse así por el resto de la noche.

Sin embargo, alejando sus pensamientos, el joven tuvo que desviar la mirada hacia un vehículo llamativo en la calle contigua al restaurante. Al observarlo con detalle, notó que se trataba de una unidad policial de Hosu que cumplía con su ronda de vigilancia.

Enseguida, el chico exhaló de forma pesada, encontrando tranquilidad al ver que el mencionado automóvil continuó su trayecto hasta perderse en un cruce de la avenida principal.

No hacía falta explicar qué estaba asustado; cualquiera lo estaría después de resistirse al arresto y huir de la zona con ayuda de su extraordinaria velocidad que no se catalogaba como un Don.

Con sorpresa, esta afirmación se puso en duda cuando el azabache devolvió su vista sobre la chica que se hallaba frente a él, estando absorta en su propio mundo y sin mostrarse preocupada tal como él estaba.

Flash Of LightingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora