Capítulo 20

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-Gracias, de verdad, gracias. Está bien, vamos- le dice con una sonrisa tímida.

Valencia arrancó el coche y se fueron directo a su departamento. Después de unos minutos llegaron y el portero los recibió.

-Buenas noches, doctor Valencia-

-Buenas noches-

-Buenas noches, preciosa- el portero se dirigió a Betty viéndola de arriba abajo

-¿Preciosa? ¡Idiota, respete!- le reprochó Daniel

-Señorita, quise decir señorita. Discúlpeme doctor- dijo con miedo

-No me pida disculpas a mí, pídaselas a la señorita-

-Discúlpeme, no quise irrespetarla-

-Está bien. Me encantaría que no lo volviera hacer, con ninguna mujer-

-Por supuesto que no lo volveré a hacer-

-No sea tan atrevido, Guillermo- añade Daniel

-Nunca más, doctor. Que pasen buena noche- Valencia solo revoloteó los ojos y siguieron hacia al ascensor.

Llegaron al piso de Daniel y después entraron a su apartamento. –Bienvenida, Beatriz-

-Gracias-

-Ponte cómoda. Llamaré a que bajen tus maletas del auto y las suban, por si necesitas algo- decía mientras se alejaba a la cocina

-Sí, muchas gracias- respondía estando en la sala, mientras veía el departamento.

Daniel llamó, dio la orden y después regresó con Beatriz.

-Tu departamento es hermoso-

-Oh, pues gracias. Ya sabes, cuando quieras venir...-

Betty rio. –Es lindo, elegante, sobrio, no sé, es como tú-

-Beatriz, ¿me estas comparando con un departamento?-

Betty ríe. –Algo así-

Daniel también ríe. –Bueno, esta bien. Por lo menos gracias por lo de que soy lindo como el departamento-

-Bueno, dicho así, suena extraño-

-Sí, eso creo...- pararon de reír. –Betty, ¿tienes hambre?-

-¿Hambre?-

-Sí, hambre-

-Sí, la verdad es que sí. Podría pedir algo de comer-

-¿Pedir? No lo creo. ¿Te gusta la lasaña?-

-Me fascina-

-Perfecto. Entonces eso haremos esta noche de cenar-

-Daniel, ¿tus cocinas?- preguntó sorprendida

-Claro que sí. ¿Por qué te sorprende?- pregunta sonriendo

-Bueno, es que nunca me había imaginado a Daniel Valencia cocinando-

-Pues déjeme decirle, doctora, que lo hago muy bien-

-Ah ¿sí?-

-Sí. Hasta tengo mi propio delantal para cocinar, ¿lo quieres ver?-

-No me lo puedo perder- Daniel la sujetó de la mano y la llevó hacia la cocina

-Bueno, primero que todo, esta es la cocina. Puedes tomar lo que se te apetezca, y sin pena, Beatriz, sin pena-

-Gracias, Dany-

-Bueno, voltéate, me pondré mi delantal. Y esto es un secreto -

-Está bien- dijo Betty dando media vuelta.

♥ Siempre fuiste tú ♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora