Dix sept

364 63 10
                                    

Felix seguía siendo lejano a los demás, pero había aprendido a acercarse a Changbin.

Y Changbin, había aprendido muchos gestos de Felix. Lo conocía muy bien.

Cuando Felix se enojaba o estaba cansado, su boca formaba un "ㅅ".

Cuando comía o sonreía, los hoyuelos de sus mejillas se marcaban mucho.

Y sobretodo, que amaba su sonrisa. Era el gesto más sincero que había visto en el menor. Cuando estaba feliz, irradiaba luz por todos sus poros.

Felix era un sol.

Pero un sol de invierno.

Porque estaba ahí brillando, pero aún no podía entregar su calor y luz a todo el mundo.

Era un sol para pingüinos.

Changbin notó con el tiempo, que Felix ya lo había pasado en estatura. Y eso que él era el mayor. Ahora al pequeño de cabellos naranjas le gustaba molestar a Changbin por lo bajito que era.

Pero el mayor no le diría nada, porque amaba que Felix estuviera feliz.

Las tardes juntos le alegraban el alma, y agradecía la idea de su madre de que ambos fueran amigos desde pequeños.

Pero había algo que Changbin no había visto hasta un día. Algo que había pasado desapercibido ante su intelecto por todos aquellos años.

Ese algo, era que Felix le tenía miedo a una persona en específico.

Y cuando Changbin lo descubrió, supo de inmediato que desde ahí venía su trauma.

Y cuando Changbin lo descubrió, supo de inmediato que desde ahí venía su trauma

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Pasitos de pingüino ›› changlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora