Vingt quatre

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Changbin no se había podido sacar de la cabeza lo que había escuchado.

Y ahora no sabía cómo mirar a Felix sin tener ganas de ir a cobrar venganza por lo sucedido.

Porque alguien le había hecho daño a ese niño con el que había pasado casi todas las tardes de su corta vida, su mejor amigo y lo que más le importaba últimamente.

Sintió un peso en su hombro y descubrió que Felix se apoyaba en él y tomaba su mano con algo de duda. Como si algo no le dejara hacerlo.

Al final, entrelazaron sus dedos de a poquito.

En los últimos minutos, Felix había estado hablando con Minho por mensajes.

Pero ahora había dejado su móvil nuevo de lado. Changbin sintió un calor en sus mejillas.

—Changbin Hyung, lo siento.

— ¿Por qué te disculpas, Lixie?

—Porque sólo he traído problemas. Ya no te gusto, ¿Cierto?

Changbin estaba algo impactado por lo dicho. Miró a Felix, quien levantó su rostro haciendo un mohín con sus labios. El mayor creyó que Felix no recordaría aquella conversación.

— ¿Te preocupa que ya no me gustes?

—Un poquito. . . Mucho.

Changbin tomó el rostro de Felix suavemente, casi sólo con la punta de sus dedos. Y acercó sus labios a los del menor, aunque este se alejó con algo de miedo.

Changbin acarició su mejilla levemente y le sonrió. Felix se relajó.

El contacto sucedió y Felix sintió su corazoncito saltar de alegría.

Aunque también le daba vergüenza, Changbin era su mejor amigo después de todo.

—Me gustas más que antes.

Felix durmió tranquilo esa noche, de su cuello colgaba un collar con una pequeña figurita de un pingüino. Era un regalo de cumpleaños de Changbin.

 Era un regalo de cumpleaños de Changbin

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extrañaba este fic 

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Pasitos de pingüino ›› changlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora