Habían pasado tres días desde que aquella pelinegra había sido encontrada en lago... Esos días habían pasado de forma lenta y tortuosa para los mayores, quienes tras una primera evaluación de su salud por parte de Madame Poppy Pomfrey habían confirmado que, pese a verse tan pálida y herida, aquella niña aún estaba viva y estable.
Esos días los cuatro únicos adultos que conocían la existencia a aquella niña comenzaron a ver como sus heridas sanaban, su pálida piel comenzaba a adquirir un tono más saludable y sonrosado, pero había una herida que ni Madame Poppy o Albus Dumbledore habían logrado curar una hecha con magia negra, la de su muñeca.
La oficina de Dumbledore había sido convertida en un pequeño cuarto médico, no querían correr el riesgo de que alguien supiera de la menor, no hasta que ella despertará, y les diera algunas explicaciones ¿Quién era? ¿Cómo había llegado al lago? ¿Por qué una mujer tan similar a Ariana Dumbledore la había sacado de ahí? ¿Por qué lucia el uniforme de Hogwarts? Había tantas preguntas y solo aquella chiquilla era capaz de responderlas
– ¿Estas seguro de esto Albus? – inquirió el hermano de este con una mirada seria y perturbada ¿Quién era esa niña? ¿Que había tenido que vivir? Sabia que tiempos oscuros se acercaban, pero no pensaba ver tan de cerca los estragos que esta nueva época de oscuridad podría provocar.
– No, no lo estoy Aberforth, pero si se que si informamos de esto al ministerio no le darán la oportunidad de hablar, le encarcelarán y torturarán hasta obtener la respuesta que a ellos les convenga
Minerva ahogo un grito de horro y miraba con pena a aquella pequeña niña mientras que Madame Poppy cambiaba las vendas de su muñeca y se retiraba de la oficina.
Cuando Aberforth iba a re tomar sus dudas, sus palabras quedaron en el aire, los tres adultos se miraron por el quejido pronunciado por la menor seguido del desgarrador grito que emitió.
– ¡Con mi familia no! ¡Con mi familia no! – dijo la pelinegra sentándose de golpe y tocando su medallón.
El cuarto se vio envuelto en una luz blanca y los recuerdos golpearon a los presentes, vieron la vida de la menor, su increíble amor por sus seres queridos, como fue prisionera, torturada, como se había enfrentado a la muerte, y como su historia no era la única... Una segunda luz los lleno y vieron la vida de Harry Potter, padre de aquella niña, esa sensación no podía ser comparada más que con sumergirse en un pensadero profundo y ver cada uno de los miedos y recuerdos que poseía la menor, todos borrosos y rápidos, nada se detenía, solo podían sentir el constante miedo.
La luz menguo y se disipo. Melody tenia su varita en alto apuntándolos aun aturdida
– Pequeña, pequeña, baja la varita
– ¿Profesor Dumbledore?
– Si pequeña, parece que usted me conoces, pero yo no, seria tan amable de responder ¿Quién es?
– ¿Cómo es esto posible? Yo... Usted me tiro al lago – dijo con voz quebrada la menor tratando de recordar lo último que vio – ¿Dónde estoy? ¿Dónde esta mi padre, mi madre, mis hermanos? ¿Dónde esta Teddy?
Melody miro a todos los presente y pareció comprender algo, bajo su varita y su mirada se depositó en su directora
– ¿Qué año es?
Y con esa simple pregunta Minerva y Dumbledore comprendieron algunas cosas, pero ¿Cómo era posible eso?
– ¿Qué año es? – volvió a cuestionar la oji negra con lagrimas en los ojos y voz cortada
– 1975, Agosto de 1975 – contesto Aberforth, que parecía ser el único en poder articular palabra tras todo lo que estaba sucediendo.
– Los perdí, los perdí ... No, aun no – comenzó a decir Melody y dirigió una mirada determinada a los adultos, una mirada que no era la de una niña, sino la de un adulto sin miedo a perder algo, porque ya no le quedaba nada que perder.
– Mi nombre... Soy Melody, Melody Mairan Potter Weasley, segunda hija de Harry Potter y Ginevra Weasley – dijo con voz entrecortada tocando su medallón por acto reflejo– Nací... Naceré en el año 2002... Mis seres queridos han muerto, no busco venganza solo vengo a solucionar algo que ustedes los adultos no hicieron en su momento y el pesar y dolor recayó en los menores de las futuras generaciones – dijo mirando al oji zul y mayor del lugar – "Donde ustedes los adultos debieron detenerlo y mantenernos seguros"
– ¿Sabes lo que estas diciendo pequeña? – inquirió Albus, mientras miraba a su hermano con recelo, si lo que le había mostrado esa niña era verdad las cosas en esos años habían sido peores de lo que pudo imaginar
La menor bufo, sabia que era una niña, pero no lo sería si eso implicaba defender a sus seres queridos...
– ¿Acaso usted cree que esto es un capricho de una niña infantil? O ¿A caso creen que mi dolor es mentira? -resoplo con ironía mientras su mirada se dirigía a una persona en específico, él a había traído hasta ahí y planeaba cumplir lo que debiese cumplir para que todos estuvieran seguros, y si eso implicaba perder su vida estaba dispuesta a hacerlo– ¿Cree que quería esto? Decidieron mi destino y lo sellaron -comenzó a decir la pelinegra con una voz de desesperación y amargura – Y ahora trato de resolverlo. ¿Qué acaso no lo entiende Dumbledore? No pretendo salvar a una sola persona, ni siquiera mi propia vida, esa ya me dejo de importar hace mucho - dijo más seria de lo que quiso – ¡Planeo salvar tres generaciones y verlos ser felices!
– Esta bien señorita Potter, explíquenos qué paso o mejor dicho... Que pasara y cómo podemos ayudar – dijo el mayor señalando unas sillas para poder hablar de forma más calmada
La pelinegra sonrió con tristeza a los presentes y comenzó a contar su historia de forma calmada.
ESTÁS LEYENDO
Una melodia al pasado || Sirius Black
Fanfiction- ¿Acaso crees que esto es un capricho de una niña infantil? -resoplo con ironía- ¿Crees que quería esto? Decidieron mi destino y lo sellaron -comenzó a decir con una voz de desesperación y amargura- Y ahora trato de resolverlo. ¿Qué acaso no lo ent...