Una melodia al pasado || Sirius Black

EL INICIO... siempre es un caos.

– ¿Acaso crees que esto es un capricho de una niña infantil? -resoplo con ironía- ¿Crees que quería esto? Decidieron mi destino y lo sellaron -comenzó a decir con una voz de desesperación y amargura- Y ahora trato de resolverlo. ¿Qué acaso no lo entiende Dumbledore? No pretendo salvar a una sola persona, ni siquiera mi propia vida, esa ya me dejo de importar hace mucho -dijo más seria de lo que quiso, tomo valor y subió su rostro y planto una mirada a su profesor que solo podía ser descrita como furia y determinación- ¡Planeo salvar tres generaciones y verlos ser felices! 

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Otra vez me desperté en este lugar oscuro de paredes frías, creo que hoy se cumplía dos años desde que me secuestraron. Dos años en el que había apagado mis emociones. Dos años en el que me habían torturado física y emocionalmente, pero no les iba a dar el gusto de verme mal porque eso significaba que habían ganado y que mi familia iba a perder. Tenía que ser fuerte... Aunque lo quisiera negar, habían sido dos años en el que le había guardado cierto resentimiento a mi padre... ¿Por qué se demoraba tanto?, ¿Por qué me había dejado sola?

Extrañaba la mano tibia de Albus cuando no podía dormir por las lluvias fuertes, las bromas de Jamie en nuestra casa y las risas de Lilu. Extrañaba mis pláticas con Teddy, dónde hablábamos de todo y de nada.
Aún recuerdo cuando Sir Nicholas me invitó por segunda vez a su fiesta y conocí a Fred, Sirius, Remus y Tonks*. Ese día cuando los vi y reconocí me acerque con temor a saludarlos y decirles si era su primera fiesta, porque no los había visto el año pasado y en esos pocos segundos hice un pequeño plan, me acuerdo haberles dicho que esperaran ahí porque les daría un regalo. Me miraron con gracia y duda; era de esperarse recién me conocían y les había dicho que les daría un regalo.

Y eso tenía una lógica y explicación para mí, desde niña había sentido tan profundamente los sentimientos de todos, sobre todo su tristeza y soledad. Podía ver el dolor en sus ojos. Papá decía que era su pequeña especial porque podía leer los sentimientos de las personas, interiorizarlos y sanarlos. Ese día corrí buscando a Teddy, sin importarme lo tardé que era, corrí a nuestra sala común. No olvido la mirada cansada de Teddy, lógico lo había despertado, pero aun así no me vio mal. Tomó mi mano y confío, corrimos sin que el dudará y llegamos a la fiesta. Los ubiqué lo más rápido que pude y me acerqué a ellos y dije "Sé quiénes son, y en estos segundo no importa quién soy yo, se el dolor que tienen, no pretendo sanarlo del todo, pero quiero tratar de pegar esos fragmentos rotos de su alma" sin decir nada más me hice a un lado mostrando a Teddy él se sorprendió pero formo una sonrisa, era como ver que algo dentro de él se prendía, sabía que a pesar del amor que le había dado mi familia le faltaba algo que con unas simples palabras de su boca disiparon el dolor "mamá, papá". Esa noche vi felicidad en Teddy, sabía que el nos amaba y nos quería como si fuéramos sus hermanos, pero el necesitaba eso. Esa noche cuando me alejé para darles espacio, conocí a Sirius y solo al verlo se me escaparon unas lágrimas,
–Sabes.... cuando era joven era guapo ¿Acaso la muerte me ha sentado tan mal? -dijo con cierta arrogancia y gracia-
-yo lo miré y solo negué - Lloro por el dolor que veo en sus ojos, sé que la vida no ha sido justa contigo, se el hueco que dejaste en mi papá. Sabes... mi hermano mayor tiene tú nombre y el de mi abuelo, les hace honor al ser un merodeador.
-él sonrió y por un segundo sus ojos reflejaron algo más que tristeza, alegría- Así que eres hija de Harry, mi cachorro ¿cómo te llamas pequeña?
-Melody Mairan Potter Weasley*, siento si dije algunas cosas raras a veces no las puedo controlar
- No te preocupes, pienso que eres como un alma vieja en el cuerpo de una joven, ya que en un segundo leíste a Tonks y Remus, y supiste lo que necesitaban. Alguien que lee así a las personas solo pueden ser eso, me alegra conocerte y lo que hiciste por lunático, simplemente gracias.
Desde ese día en mi segundo año iba a ver a Sirius todos los días y me contaba sobre como era de niño, en ocasiones se nos unía Remus y era agradable. También me explicaron que no podía decirle a papá de esto que eso lo quebraría, y lo atraparía en el pasado, por lo que tenía que ser un secreto, un secreto de Teddy y mío.