Ámame (Eren x lectora)

Supermercado

Faltan solo días para la boda. Pero Eren ha estado actuando raro últimamente.

No es por el concierto, ____ ya se lo preguntó.

—Eren, puedes decirme si te pasa algo —dijo _____

—No es nada cielo, solo pienso en algo

—¿Durante tres días?

—Es algo serio —respondió el ojiverde

La chica no sabía qué decir, nunca había visto a su prometido así.

—¿Podrías hacerme un favor, cielo?

—Claro

—¿Comprarías crema para el cabello por mí? Tú sabes más de eso que yo.

—¿Y si vamos juntos?

—Me gustaría, pero debo ir a probarme mi traje

—¿Irás con tu padre?

—Con... alguien —contestó nervioso

—Oh... está bien

La confundida chica siguió caminando.
Habían acabado las clases y pensaba ir a casa, pero ahora iría al supermercado.

Eren tenía que ir por otra ruta, así que se despidieron.

—Ha estado distraído últimamente —pensaba ________.

Sumida en sus pensamientos y preocupaciones llegó al supermercado.

Al entrar vio una escena peculiar. Una chica rubia había estampado un helado a la cara del que parecía su novio.

—Desgraciado, ¡¿cómo te atreviste a engañarme?! —gritó la rubia, para luego salir corriendo de ahí. El chico la siguió.

—Vaya escena, ¿no lo crees ______?

______ volteó a ver de dónde venía la voz.

—¿Jean?

El castaño sonrió.

—¿Qué haces aquí? —inquirió ________

—Mi madre me mandó a comprar algunas cosas —contestó señalando la bolsa en su mano

—Claro claro, perdón por la pregunta tonta

Jean la miró con extrañeza. Es la primera vez que veía a _____ así de decaída.

—_________, ¿estás bien?

—Sí... solo que... me estoy preocupando mucho por algo

—Ese idiota hizo algo — pensó el castaño

—Sabes, cuando me siento gris, tengo una forma de animarme —enunció el chico

—¿Cuál es?

—Permíteme enseñarte

Jean le hizo señas para que lo siguiera. Caminaron un momento y llegaron al área de juegos del supermercado.

—¿El arcade?

—Es relajante, deberías intentarlo —replicó el chico

Y así lo hizo _______, jugó a carreras de autos, compitió en la máquina de baile con Jean y ganó.
Pero sus ojos se posaron en la máquina más traicionera.

Se acercó lentamente, como si viera a una antigua enemiga.

—¿Quieres jugar a la máquina de garra, _______? —inquirió el castaño