Capítulo 3: Al final del curso

37 2 0
                                    

Me di cuenta que ella tenía unos bonitos ojos café. También ella cerca de ella se sentía algo como un aura…un sentimiento de que va a ser una gran amiga y siempre va a estar ahí para ti, no como los otros que solamente están ahí si te necesitan.

 ***

Pasé todo el día embobado por la dulzura de la princesa recién llegada. Incluso el profesor me tuvo que dar varias llamadas de atención para poder regresar a la clase. Esto era muy poco común…normalmente soy atento en clase. 

De hecho, es la primera vez que me enamoro de alguien. No tenía ni la menor idea de cómo llegar a conocerla mejor, debido a mi naturaleza tímida…lo único que sé de conquistar chicas es que tienes que ser amable, respetuoso, chistoso y como lo dice el profesor Layton: ''El deber de un caballero es ayudar a una dama en apuros.´´

Pero ¡noooo! En el mundo de hoy muchas chicas suelen deleitarse por aquellos musculosos que no tienen nada de materia gris entre las orejas…o también en aquellos capitanes de fútbol americano que no tratan bien a todo el mundo, incluso a aquellos que son mujeriegos…gente atractiva con ventaja en el mundo que adora la apariencia.

Volviendo a mi caso, hoy le doy gracias al cielo de que no hay nadie atractivo en el curso…lo que me da más tiempo para poder actuar y conocer a la princesa. Sin embargo, como dije antes, no tengo un plan para acercarme a la chica…

— ¡Hola, Marcos!

— ¡AH! –Salté de mi silla –Pablo, ¡no me pilles así!

— Ups, lo siento. –Dijo rascándose la cabeza -¿Estabas haciendo algo importante?

Yo estaba jugando Pokémon X. Pokémon era el juego con el que nací, yo recuerdo que la primera cosa que hice cuando era niño era ver una cómica de Pokémon en la tele. Aun así, me quedaba pensando en mi estrategia para el mundo real. 

— Mmmmm…no, nada... –le dije con timidez.  

No me atreví a hablarle sobre mi repentino sentimiento hacia Canela. Soy reservado en cuanto a mis problemas, prefiero resolverlos yo solo a mi manera. Además no quería arruinar la oportunidad, revelar un secreto jugoso antes del primer día de clases.

—Está bien…en algunas ocasiones a veces me sorprenden así. Viajo por la nebulosa y luego aterrizo forzosamente en el planeta Tierra –río entre dientes.

— Como sea… ¿cuánto tiempo nos queda de curso? –decidí preguntar…debo tomar la iniciativa cuanto antes.

— Más o menos 2 semanas.

— Y hoy estamos a... –me detuve un momento para poner el menú Home del 3DS y ver la fecha —Miércoles.

— Así es.

Luego él volteó la mirada hacia las escaleras y dijo:

— Oye, por allá están Canela y los demás por allá. ¿Por qué no vamos a saludarlos? 

Argh, ¡una oportunidad a la vista!…

¡Pero estoy en la Calle Victoria!

— Um… ¿Marcos?

— ¡Cl-Claro! —me apresuré a tomar una decisión.

— De acuerdo…

Guardé mi 3DS y mis audífonos y me preparé para la misión. La Calle Victoria va a tener que esperar.

Me adelanté, fui al baño y me aseguré que mi cabello estaba bien ordenado. Me pasé los dedos por él un par de veces y me recordé a mí mismo frente al espejo:

Eres todo un caballero, y también muy divertido…

Entonces fue cuando Pablo me descubrió mientras ''cargaba mi energía´´ en el baño.

—¿ Qué haces? ¡Se supone que vamos a saludar a la gente, no a nosotros mismos en el baño!

— Considéralo mi manera de aumentar mis puntos de motivación.

— ¿Puntos de qué…?

— No importa, ¡adelante!

El otro se veía un poco confundido, pero luego nos dispusimos a ver a la gente.

Canela estaba allí…estaba con su celular. La otra chica de tez morena estaba absorta escuchando música en su IPod. También estaba  Ruth, con su querido espejo, mientras se acicalaba y se ponía lista; y otro chico alto y moreno con sus lentes. Éste último pulía su casco…no sé si es de skate o de bicicleta.

— ¡Buenos días! —Saluda Pablo con la mejor sonrisa posible—Mi nombre es Pablo y este es Marcos.

 Hola…hola a todos… —me dispuse a saludar. La presencia de Canela me daba un poco de temor.

— Buenos días —ay, ¡la voz tan risueña como colibrí al amanecer!— Tú debes de Marcos —indica mientras me señalaba.

— Sip, ese soy yo —traté de sonar seguro. — ¿Qué necesita, doncella?

— Bueno, en este pequeño curso me he dado  cuenta que te gustan los videojuegos, ¿no es así?

— Caray, eres muy observadora —respondí un poco sorprendido —… ¿a dónde quieres llegar?

— Bueno, tengo una sorpresa para ti.

— ¿Una sorpresa? —tragué saliva.

— Sí… ¿conoces las charadas?

— Nop, creo que no…

— Mira…Es un juego donde adivinas la palabra que tienes en la frente, pero sin verla. Tus amigos hacen gestos para ayudar a adivinarla.

— ¡Oh! —interviene Pablo— conozco este juego… ¿no sale en la Guerra de los Sexos?

— Me suena haber oído ese programa… —dice el chico del casco—sí, es así.

— ¡Qué bien! —exclama Canela con alegría— ¿Por qué no jugamos un rato mientras esperamos la siguiente clase?

— De-de acuerdo…—acepté la propuesta.

— ¡Yo también quiero jugar! —dice el chico del casco— Por cierto, soy Max.

— Por favor, no me dejen por fuera… —Pablo también mete la cuchara en la sopa.

— Ven, Katarina, vamos a jugar charadas —mientras avisa a la chica de tez más blanca.

— ¿Uh? Oh, está bien.

Entonces ella agarró una lista de tarjetas que tenía en su bolsa, hasta que…

— ¡CANELA! ¡Ya te dije mil veces que es más fácil en tu celular! —Grita Katarina a todo pulmón, mientras, le quita el mazo de tarjetas.

—Auch…está bien, comprendo… —dice con un tono de derrota. 

Todos reímos ante la ocurrencia y nos pusimos a jugar. 

Guau…estamos pasando un rato alegre con ella… ¡asombroso!

Ojalá todos los días fueran así…

 Notas del autor:

Muy buenas, compatriotas! Qué tal les parece el capítulo? :D

Les mando un gran abrazo, de veras que me siento agradecido con su apoyo y todo eso.

Efra

Mi vida solitariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora