Día 2 (Parte 3)

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El trío se encontraba sentado alrededor de la hoguera que habían prendido la noche anterior, todos en un silencio incómodo, cada uno pensando en sus cosas mientras que el viento movía sus cabellos con suavidad.

-¿Cómo os llamáis?- preguntó la castaña tratando de romper el hielo- Yo soy Dulce, encantada de conoceros.

-Me llamó Lana- dijo la joven rubia con algo de vergüenza; ella era una chica muy tímida.

-Y yo Frank, pero, mis amigos me llaman Staxx- contestó el pelinegro con una sonrisa ladina.

-Sé que solo llevamos dos días aquí, pero deberíamos intentar encontrar alguna salida, o al menos algún superviviente, estoy segura de que hay alguno más - habló de nuevo la castaña tras otro par de minutos en silencio, rezando por dentro por que su hermano estuviera vivo.

-A lo menor debemos quedarnos aquí, seguramente las autoridades nos estén buscando- dijo Lana, jugando con uno de sus tantos mechones de pelo mientras que lo hacía.

-Puede ser... - susurró el pelinegro - Pero también puede que encuentren a los demás y nos dejen aquí para siempre.

-O que seamos los únicos que quedan vivos...

-¡No! Lo siento por gritarte Lana, pero, es que-que tiene que haber más supervivientes... Debe haberlos- se disculpó Frank mientras que lágrimas caían por su rostro al pensar en su prometido; la simple idea de que él no estuviera vivo... Lo destrozaba por dentro.

Por suerte para los jóvenes, ninguno se encontraba herido de gravedad, por lo que no había sido necesario asistencia médica, aunque la rubia se había pasado inconsciente las primeras seis horas que habían pasado allí.

-¿Frank? No quiero entrometerme, pero, ¿a quién has perdido?- preguntó Dulce.

-No lo he perdido por que estoy seguro de que está vivo- contestó el de ojos verdes algo cortante- Lo siento... Mi prometido estaba a mi lado, se llama Alex.

-Yo también venía con alguien... Con mi hermano mayor Fargan y con mi novia Nieves. Pero estoy se-segura de que están bien, ¿sabes? Deben estarlo, si no, lo sabría. ¿Y tú Lanita? ¿Venías con alguien más?

-Yes... Con mi vecino de enfrente Luzu, no nos conocíamos mucho, pero esperaba poder acercarme a él con el viaje, por eso se lo propuse.

Un silencio más cómodo que el anterior rodeo al grupo, por una razón todos sentían en su corazón que todo saldría bien...

Ayyy... ¿Desde cuándo es bueno escuchar al corazón? Nosotras te respondemos: Desde nunca.

(...)

El grupo de jóvenes se encontraba de nuevo en la playa en donde estaban antes, ya que habían decidido dejar descansar a Willy tras su casi desmayo apenas una hora atrás, encontrándose ahora mismo dormido en el regazo de Auron, el cuál simplemente se dedicaba a jugar con sus cabellos mientras que lo veía respirar con una lentitud impresionante.

-¡Vegetta!- llamó el de piercing.

El ciego fue llevado hasta Raúl con la ayuda de Luzu, tras lo que el de ojos amatistas preguntó:

-¿Qué pasó Auron? ¿Algo anda mal con Willy?

-Si, bueno, no lo sé, no estoy seguro...

-Cuéntame que crees que le ocurre.

-Es que está respirando demasiado lento, lo he contado y está tomando aire menos de 10 veces por minuto y sé que más o menos se suele inspirar el doble.

-10 veces es muy poco, debe tener los latidos por minuto muy bajos... ¿Está muy pálido?

-Un poco más de lo normal, además de que respira un poco entrecortado, casi como si le costara hacerlo.

Luzu ante eso abrió la boca, intentado preguntar que hora era, sin éxito, obviamente, ya que sus cuerdas vocales no funcionaban, al menos la única que le quedaba después del incidente.

-Pues no se que puede ser, no había visto eso nunca... Solo sé que esto debe ser por una enfermedad que tenga él ya de antes, es imposible que haya desarrollado eso en los dos días que llevamos aquí.

-Pero si es una enfermedad de antes debería habérnoslo dicho, ¿no?

-Supuestamente. Aunque parece que decidió no hacerlo por alguna razón.

Harto de la conversación, el de ojos azules ayudó a Vegetta a llegar hasta la roca donde Auron se encontraba sentado, dejándolo a su lado y caminando hacia el arbusto en donde Willy había dejado la caja con las medicinas escondidas.

Cogió la cajita y se dirigió a los dos chicos, poniéndosela a Vegeta en la cara, a la par que obligaba a Auron a verla.

-¿Qué es esto?- preguntó el de ojos de color amatista, agarrando la caja con sus manos mientras que la tocaba como si estuviera intentado leer con ellas.

El de capucha negra hizo unos cuantos gestos, intentado hacer que Auron lo entendiera, consiguiendo que, tras un par de minutos en silencio, este dijera:

-Creo que son las medicinas para la enfermedad de Willy. O al menos entendí eso.

El castaño sonrió, mientras que asentía, antes de sentarse al lado de Auron para continuar escuchando la conversación entre los dos chicos.

-¿Deberíamos darle una?- cuestionó el de mecha amarilla al enfermero.

El de capucha negra tomó la muñeca del chico con cuidado, observando su reloj y negando con la cabeza mientras que este le miraba, entendiendo lo que quería decirle.

-Dice Luzu que no.

-Entonces... ¿A qué hora? No creo que aguante mucho.

Borja puso dos dedos en la palma de su mano, respondiendo Auron a la par que Luzu corregía los errores de "traducción":

-En dos minutos... Okey, no en dos minutos, si no en... ¿dos horas? Si, en dos horas. ¿Tanto? ¿Y no le va a pasar nada?

-Supongo que no, si se las toma normalmente cada ciertas horas debe ser por algo - habló el de ojos amatistas tras escuchar lo dicho por su compañero.

Solo tenían que esperar...

Que pena que el destino les estaba preparando un nuevo golpe...

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