El Valle

Día 3 (Parte 2)

-¿Lu-Luzu? - preguntó Auron en un susurro, viendo como este se acercaba lentamente hacia el ciego del grupo, aprovechando que este no podía ver donde estaba y ni siquiera entendía que estaba pasando.

-Auron, protege a Vegetta. Yo me ocuparé de él- ordenó Willy.

-¿Protegerme de que? ¡¿Alguien puede explicarme que coño está pasando?!- exclamó el de ojos amatistas mientras que él y Auron se alejaban de los otros dos chicos.

-No te preocupes, no dejaré que te haga daño.

-¿Pero quién Raúl? ¿Quién quiere hacerme daño?

-Luzu, la bruja esa le ha hecho algo y lo está obligando a matarnos o algo así.

Tras esas palabras reinó el silencio en esa parte de la casa, mientras que con Willy y Luzu las cosas no hacían más que empeorar.

-¡No quieres hacerlo Luzu!- gritó el de ojos esmeraldas deteniendo una cuchillada directa a su estómago - ¡Tienes que vencer su control! ¡Eres más fuerte que ella!

En aquel momento un grito se oyó en la sala de al lado, cosa que distrajo de manera significativa al albino, aprovechando el de ojos azules para clavarle el cuchillo en la pierna izquierda.

El grito era de parte de Vegetta el cuál había sido apuñalado en el brazo derecho por Auron, estando este controlado por la mística señora.

-¡Mierda! - exclamó el de boina verde, cayendo al suelo y empezando a arrastrarse hacia la otra habitación, viendo como el de ojos amatistas se encontraba en la misma situación que él.

Estaban rodeados y solo un milagro les podría salvar de su inevitable destrucción...

(...)

Estaba rodeado de oscuridad, oyendo voces rogándole que parara, voces las cuales él conocía: Eran sus padres.

Su mente no hacía más que mandarle recuerdos del día que los había asesinado, empezando en algún momento a oír sus gritos y como el cuchillo se clavaba una y otra vez en su delicada piel.

-Ba-Basta... Po-Por favor- suplicó Luzu cayendo de rodillas, a la par que se tapaba los oídos, grandes lágrimas rodando por sus pálidas mejillas.

-¡Hijo por favor!

-¡Caroline! ¡Eres un monstruo! ¡Has matado a tu madre!

-Y ahora te mataré a ti también- oyó su voz a lo lejos, seguido del grito de su padre, el último sonido que pronunciaría en su vida.

-¡Po-Por favor! ¡Ca-Calla las voces! ¡Qué a-alguien las calle! Por fa-favor...

-¿Luzu? - se oyó a la voz de Raúl decir, haciendo que este simplemente aumentara el volumen de sus sollozos, con miedo de que pudiera haberlos matado y que su mente le estuviera repitiendo lo sucedido.

-No-No... Otra vez no... ¡No de nuevo!

-Tranquilo, respira, todo va a salir bien, ¿ok?- dijo Auron abrazando a su compañero por los hombros, sintiendo como este se removía e intentaba zafarse de su agarre, solamente haciéndolo más fuerte para que el castaño no se hiciera daño - Eh, eh, no tengas miedo, soy yo... El de verdad.

-¿He ma-matado a alguien?

-No que yo sepa... Y no te culpes si alguien sale herido, no eres tú sino la mujer esa de los cojones. Vamos a concentrarnos en otra cosa, ¿de acuerdo? Sabes, es muy raro oírte hablar- dijo el de mecha amarilla riendo levemente ante la última frase.

El chico suspiró antes de decir:

-Lo sé... Aún me cuesta acordarme de que ya no puedo hacerlo, ¿sabes? Es extraño...