Together (Alice & Jasper)

5- Huida

La negociación había terminado.
Los volturis se habían marchado sin destruir a nunguna de las familias que se habían enfrentado a ellos. Todos los que se encontraron en el claro respiraron aliviados. Se dirigieron a sus familias abrazándose aliviados de estar todos juntos.
El clan de Denali lloraba la muerte de una de sus hermanas, a la que los vulturis no perdonaron la vida a causa de su error. Las hermanas se abrazaban mutuamente en un intento de consolarse la una con la otra.
Esme se lanzó encima de Alice y Jasper abrazándoles maternalmente, después el resto de la familia se acercaron a ellos para abrazarlos. Estaban contentos de que su marcha no hubiera sido una huida, sino una forma de salvarles la vida.
La pequeña niña por la que había sido generado esta encuentro se sentía feliz de que su familia volviera a estar unida.

Alice, sin embargo, no podía sacarse de la cabeza a aquellos chicos vulturis que en su vision les había salvado la vida, y había dado la cara por ellos. Sobre todo la intrigaba la chica morena de mirada penetrante. Sabía, sin utilizar su don, que en el futuro se volverían a encontrar.

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Los vulturis volvían a Volterra. Caius tenía la sensación de que habían sido derrotados por un puñado de palabras bien dichas que habían envenenado la mente de su hermano. Marcus, por su parte estaba tranquilo, le hubiera dado igual luchar o marchas como habian echo, no le importaban los Cullen, sabía que eran una familia pacífica que no se interpondrian en el camino de los vulturis a menos que la vida de algún miembro se viera implicada. Por eso no tenían nada de que preocuparse.
Aro, sin embargo, notaba también una especie de derrota. Sabía que de haberse producido un enfrentamiento violento lo habrían matado, pero aún así, sentía que los vulturis habían huido como animales aterrados al Clan Cullen. Eso no lo iba a tolerar. Darían caza por separado a todos los pequeños grupos de vampiros que se habían unido en su contra, y así acabarían con la amenaza. También tenía que rendir cuantas con los mellizos. Ellos les habían jurado lealtad, sin embargo en la visión que Alice le enseño, ellos se revelaban ante los vulturis. Eso no podía ser consentido.

Los tres mellizos iban juntos. No se habían soltado las manos desde que salieron del claro. Caleb sabía que Aro los haría pagar por lo que había visto en la visión. Sobretodo a sus dos hermanos, que eran los que actuaron en su contra. El simplemente se mantuvo aparte, sin intervenir.
Al ir corriendo a velocidad vampirica la guardia no se daría cuenta si ellos se paraban, así que decidió parar y con el también a sus hermanos.

¿Que ocurre Caleb? - Preguntó Atenea.

Escucharme, ya habeis visto lo que pasó en la visión que Alice Cullen le mostró a Aro. Sabréis también que Aro no lo dejara estar. - Les dijo seriamente a sus hermanos. - También nos castigará o incluso destruirá por ser una amenaza para ellos.

Lo se, lo vi en su mente. - Dijo Atenea. - Esta furioso con nosotros, incluso piensa en destruirnos.

Somos más fuertes que ellos, podemos plantearles cara. - Dijo Héctor.

No. Toda la guardia nos vencería. - Dijo Caleb ante la descabellada idea de su hermano. - Escucharme bien. Esto es lo que haremos. - Dijo y sus hermanos se acercaron más a él. - Vosotros os iréis ahora mismo lejos de los vulturis y me dejaréis aquí. No me interrumpais. - Dijo al ver los intentos de protesta de sus hermanos. - Yo soy el único que juro lealtad eterna a los vulturis. Recibiré el castigo y me encargaré de que no os encuentren. Pero debéis prométeme que no volveréis a buscarme.

Los dos hermanos no digeron nada. Se sentían fatal por lo que les estaba pidiendo su hermano mayor. Nunca se habian separado. Eran un grupo, una triada. Si les faltaba alguno se harían débiles.

No pensamos dejarte aquí solo. - Dijo Héctor, corroborado por un asentimiento de su hermana.

Teneis que hacerlo. Sabéis que Aro matará por separado a los clanes que se han unido a él Clan Cullen. Avisarlos y protegerlos. - Dijo Caleb.

Pero... - Intento decir su hermana, pero el la abrazo.

Todo saldrá bien. - Dijo. Los tres se abrazaron. - Iros o se darán cuenta de nuestra tardanza.

Caleb... - Dijo Atenea con los ojos cristalizado por lágrimas que nunca caerían.

Vamos Atenea. - Dijo Héctor apretando su mano. Los tres hermanos se dirigieron una última mirada mutua y Héctor con Atenea se marcharon en dirección contraria a Volterra. Caleb se quedó allí sólo dispuesto a enfrentarse a los vulturis para lograr salvar a sus hermanos.

Atenea iba cogida de la mano de Héctor mientras corrían. No sabía a dónde este la llevaba. Pararon justo a pie de playa para poder meterse en el agua.

¿Donde vamos? - Le pregunto Atenea a su hermano.

Tu solo sígueme. - Le dijo el. Ella asintió sin preguntar más. Confiaban ciegamente en su hermano. Nadaron durante horas hasta llegar a la costa. A Atenea esa costa le resultaba familiar.

Héctor espera. Dime que no vamos a donde creo que vamos. - Le dijo Atenea sería.

Es la única manera de ayudarlos. - Le respondió Héctor.

No, no podemos acercarnos a esa familia. - Se negó ella.

Los he estado observando décadas. Son una buena familia Atenea. Con ellos podemos ayudar al resto y estar protegidos. - Le contraresto Héctor.

Pero... - Replicó ella sin estar segura aun.

Confía en mí. - Le dijo Héctor cogiéndole las manos en modo tranquilizador. Ella asintió no muy segura.

Esta bien, pero a la mínima nos largamos. - Le dijo.

De acuerdo. Ahora vamos. - Dijo tirando de su manos mientras salía a correr.

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Mientras tanto, en el Palacio de los Volturis, Caleb se encontraba delante los pies de Aro después de recibir una buena dosis de castigo.

¿Puedes repetir lo que has dicho por favor? - Dijo Aro con un tono educado que escondía irritacion.

Mis hermanos se han ido señor. Yo les dejé marchar. - Dijo Caleb con voz firme. Aro comenzó a caminar por la estancia lentamente.

¿Acaso has pensado en la repercusion que eso supondría para ellos? - Dijo Aro mirándolo con odio acumulado.

Claro señor. Pero si les hubiera dejado quedarse, los habríais matado de todas formas, y no iba a permitirlo. - Dijo Caleb firme. Aro no respondió de inmediato. Las palabras que Caleb acababa de emitir eran ciertas, pero eso solo le hacía cabrearse aún más. Ahora los dos mellizos huidos eran una amenaza para ellos y su corte. Debían de eliminarlos como fuera.

Encontrar a los mellizos e iremos a por ellos. - Dijo Aro a su guardia. - Mientras tanto encerradle en las mazmorras.

Los guardias fueron a por Caleb. Este se resistió hasta sentir el gas de Alec, para su desgracia no tenía a su hermano para inmunizarlo contra el. Sus sentidos fallaron y cayó al suelo. Los guardias lo arrastraron hasta las mazmorras y lo encerraron.
Aro se concentró en encontrar a los dos mellizos. Debía acabar con ellos a toda costa.