4- El Claro

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Alice corria como si no hubiera un mañana. La nieve había cuajado, y la negociación ya había empezado. Sus pasos eran seguidos por su compañero y por otros dos vampiros. Corrían para llegar a tiempo a la lucha. Habían conseguido encontrar a un semi-vampiro, y este les acompañaba.
Vislumbraron el claro donde la batalla tendría acontecimiento. Alice paro en seco antes de aparecer en el claro, y se digio hacia sus acompañantes.

Debéis esperar aquí. - Les dijo a los testigos. - Jasper me acompañará. Os llamaré cuando Aro necesite la testificacion.

De acuerdo. - Dijo Nahuel. Ella cogió la mano de su compañero y juntos avanzaron hacia los volturis. Todos en el claro se sorprendieron al verlos aparecer. Alice miró tristemente a su familia mientras se dirigía hacia Aro y su guardia.

Alice -

Alice -

Alice -

Alice -

Se escucharon por el calor susurros que decían su nombre asombrados. Ella no les presto atención, sólo se acerco hacia Aro. Cuando se aproximaron dos guardias cogieron a Jasper para que no avanzará más, pero Alice siguió decidida.

Dentro de la guardia Atenea se tenso al ver que la pareja venía sola, ¿acaso no habían querido acompañarlos los nómadas? Si era así, estaban perdidos.

Caleb, el hermano mayor de los trillizos notaba el malestar de sus hermanos. Para él lo primero siempre fue su familia, por eso sabía que si sus hermanos no quería luchar, él tampoco lo haría. Siempre había servido a los vulturis en todo lo que estos necesitaban pues tenía que cumplir con la promesa que hizo para que salvarán a su hermano, pero nunca estuvo de acuerdo con sus ideales y la forma de actuar que estos tenían. Se posicionó al lado de su hermana y le cogió la mano, esta le miró preocupada y él solo pudo apretarle la mano como signo de que todo saldría bien.

Por otro lado, Héctor estaba expectante a todo lo que pasaba, no quería que se produjera una batalla. Observo como su hermana, que permanecía a su lado, se tensaba y esa la reacción le extraño. Pero su atención se dirigió hacia Aro cuando este habló.

Alice, pensaba que no te veríamos por aquí. - Dijo Aro sonriente. Sabían que estaba radiante por que Alice se presentará, pues la quería en su guardia. Edward apretó los puños al leer los pensamientos de Aro, pero Bella le cogió la mano para tranquilizarle y este se lo agradeció.

Esto no tiene por qué ser así. - Dijo Alice a Aro extendiendo su mano hacia él. - Tu mismo puedes verlo.

Mientras Alice le enseñaba la visión a Aro todos en el valle se encontraban expectantes. Atenea podía ver lo que Alice le estaba enseñando a Aro, pues su don le permitía meterse en la cabeza de la gente, así que cogió las manos de sus hermanos para transmitirles lo que Aro estaba viendo. Vieron todo lo que pasaba. Las muertes que se producían, y Atenea no supo por qué pero una punzada se clavo en su pecho al ver morir a Jasper.
Edward también veía lo que estaba pasando en la visión de Alice. Vio la muerte de su padre y se le cayó el alma a los pies. Después vio las demás muertes y deseo con todas sus fuerzas que nunca se produjera ese enfrentamiento.

Ya has visto lo que pasara si se produce esta guerra. - Dijo Alice cuando la vision terminó, con la muerte de todos los volturis y su guardia, acepto los mellizos, que para sorpresa de Aro se volvieron en su contra y no lucharon, para excepción de salvarle varias veces la vida a varios de los Cullen y sus testigos. Aro no respondió al instante, la visión lo había dejado impactado.
La mirada de Alice se dirigió hacia la de los tres hermanos llena de agradecimiento. Ellos simplemente se la sostuvieron seriamente. Atenea soltó las manos de sus hermanos y se acerco con paso decidido a Aro. Sus hermanos se sorprendieron, e intentaron detenerla.

Aro. - La dulce voz de la muchacha resonó en el claro. - No merece la pena. - Todos observaron a la chica asombrados de lo que le había dicho.

Pero que dices niña. Tu no sabes nada. - Dijo Caius. - No debes escucharla hermano. Los Cullen deben de ser destruidos, pues la niña es una amenaza para todos.

¿La amenaza en la niña o ellos en si? - Dijo Héctor colocándose al lado de su hermana. - La única amenaza que supones en que son más numerosos y poderosos que vosotros. La niña es solo la escusa.

¡¿Como te atreves?! - Dijo Caius dirigiendose hacia el amenazadoramente.

Ya basta. - Dijo Caleb colocándose en medio de sus hermanos y Caius. Miró a Aro expectante.

Tienen razón. - Dijo Aro y Caius los miró triunfante. - No merece la pena luchar. - Entonces la mirada de triunfo se esfumó por una de odio.

¿Como puedes decir eso? No sabemos lo que puede llegar a convertirse esa niña. - Replicó Caius

De echo si lo sabemos. - Interrumpió Alice. - Jasper y yo hemos buscado nuestros propios testigos. - Dijo mientras aparecían dos figuras por donde antes entraron Alice y Jasper. Atenea se relajo al saber que había logrado seguir sus pistas y esto había aceptado testificar. Sonrió levemente a Alice cuando esta la miró. Alice entonces comprendió la causa de las visiones que le enviaban y se sorprendió que aquella chica pudiera hacer tal cosa.
Las doa figuras, que ahora podían distinguir como vampiros llegaron hasta donde se encontraba Alice.

Mi nombre es Nahuel, y esta es mi tía Huilen, y soy medio vampiro y medio humano. - Todos se quedaron sorprendidos. - Mi madre era humana, y mi padre vampiro. Mi madre murió al darme a luz y mi tía fue la que cuido de mi, por eso la transforme.

¿Tu dieta? - Pregunto Aro.

Sangre y comida humana, las voy alternando. - Contesto el.

¿Cuántos años tienes? - Pregunto Bella.

150. Alcance la madurez a los 10 años y así es como me he quedado hasta ahora. - Le contesto el. Bella se relajo. Su hija no moriria como humana, si no que se quedaría paralizada como un vampiro y asi podrían tenerla siempre a su lado. Le sonrió a la niña y está le devolvió la sonrisa.

Entonces no hay nada de que preocuparse. - Dijo Aro.

Pero... - Intento recriminar Caius, pero Aro lo corto.

La niña no es un peligro, así que podemos irnos tranquilos. - Dijo Aro. Los trillizos se relajaros aparentemente. El nudo que se le habia echo en la garganta a Atenea desapareció. Los nervios de Caleb se esfumaron y Héctor se quedó tranquilo al saber que no mataría otra vez sin motivo alguno.

Puedes estar tranquilo. - Dijo Nahuel. Aro asíntio.

Es hora de volver a casa. - Dijo dándose la vuelta para marcharse. Todos los vampiros desaparecieron del campo, todos menos los tres hermanos y Aro, que se retraso para mirar hacia atrás una vez más, y después desapareció como el resto.

Debemos irnos - Dijo Caleb a sus hermanos. Ambos se giraron, pero Atenea le dirigió una intensa mirada a Alice que está le devolvió. Los hermanos desaparecieron de el claro al instante si dejar rastro. En ese momento los Cullen y sus aliados pudieron respirar tranquilos por primera vez en muchos días.

Together (Alice & Jasper)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora