4

89 8 21
                                    

"El amor duele, sí. Pero es aún más doloroso saber y estar obligado a ver que no puedes estar con esa persona"

 Estábamos en la cama, desnudos. Lo único que nos tapaba era una fina sábana de seda. Él me acariciaba como si de un pétalo de rosa se tratara. Ninguno de los dos hablaba. Él solo me miraba y yo observaba los trazos que hacía en mí. Esa escena era perfecta y no quería que acabase nunca.

 Sus manos eran firmes, pero al tocarme eran suaves y delicadas. Me sentía segura en ellas.

-Me gustan tus manos... 

 Él no contestó y siguió con su trabajo.

-Son manos las cuales te dan órdenes pero, de alguna forma, cuando me tocan, son suaves. Me acaricias como si fuera a romperme.

 Él dejó de mover su mano y la puso debajo de mi barbilla para que lo mirara directamente a los ojos. Había una luz que no me dejaba ver su rostro. Cuando juntamos nuestros labios... Me desperté.

 Estaba agitada y sudando. Tony aún seguía dormido al lado mío. Me levanté sabiendo que no podría volverme a dormir. Bajé las escaleras con sólo la luz del sol mañanero entrando por las ventanas y me dirigí a la cocina. Eso había sido un recuerdo, estaba segura, pero no se trataba de Tony. Simplemente... No eran sus manos. Por dios, esas manos. Tan suaves y fuertes. Podían sostenerme sin lastimarme. Podían golpear a alguien y dibujar sobre mi cuerpo.

 No era Tony, pero entonces... ¿De quién se trataba?

-¿T/n?

 Wanda me asustó, provocando que tire el vaso con agua que estaba sosteniendo. Nos miramos y luego me dispuse a limpiarlo con mis poderes.

-Por dios, T/n. ¿Estás bien? -dijo mientras se acercaba para ver que no me hubiera hecho nada.

 Cada vez era más difícil no confesar que lo sabía todo, no enfrentarla... Pero era algo que debía hacer.

-Así es, Wanda -le respondí con una sonrisa de oreja a oreja-. Sólo me distraje por unos segundos, pero todo está bien.

-Parecías muy reflexiva.

-Como ya he dicho, Wanda, estoy bien -respondí molesta.

 Salí de la cocina. Pude notar como mis ojos otra vez volvían a cambiar de color por la rabia que sentía en mí. No podía desquitarme con ella... Al menos, no por el momento.



 Los bebés no paraban de llorar y cada vez se me dificultaba más concentrarme en mis recuerdos. Si quería enfrentar a Wanda para que me contara todo de una vez y no volviera el tiempo atrás, tenía que ser firme en todo momento. Y eso no iba a conseguirlo sin ellos.

-Mi dulce Tommy, ¿No te quieres dormir? Mami sí se quiere dormir. Si te vas a dormir, lo prometo, serás mi bebé favorito.

-Ay, mi amor. No digas eso, los queremos por igual.

 Visión iba bajando las escaleras con Billy entre los brazos.

-Pero él no lo sabe.

-¿Qué tal te va con Billy? -le pregunté.

-Quise leerle, pero "El Origen del hombre" de Charles Darwin solamente lo hizo llorar más.

-¿Por qué será? -dijo Tony bajando las escaleras medio dormido.

-¿Quieres bailar querida? -dijo Visión acercándose a Wanda.

-Hasta parece una cita -dijo riendo.

Aún te llevo en mi mente/WandavisionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora