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"No, el tiempo no estuvo de nuestro lado para eso. Pero de todas formas tuvimos el suficiente para divertirnos, aunque haya sido una vez"

-Me veo ridícula en esto -dije mientras me miraba en el espejo.

-No es verdad. Te ves preciosa. Hace resaltar tus -dijo haciendo un ademán con sus manos.

 Lo miré con ambas cejas alzadas.

-Ojos...

-Sí, como si no te conociera lo suficiente.

 Él me atrajo y estaba a punto de besarme cuando Wanda entró por la puerta.

-¿Están listos?

-Wanda, ¿No sabes tocar?

-Lo lamento.

-¿Lo lamentas? Interrumpiste el beso del año. ¿Sabes lo difícil que es para mí que me de uno?

 Es que tengo esposo, Tony. Uno de verdad...

-T/n, ese disfraz te queda estupendo. Le provocarás un infarto a mi hermano.

 Tony la miró herido.

-Siempre preferiste a tu hermano como su esposo. Pero adivina qué, Wanda.

 Sostuvo mi mano en la que tenía el anillo de casada y lo puso delante de su rostro.

-Ella me prefirió a mí.

-Mejor terminemos con esto y bajemos de una vez -dije.

 Wanda asintió y salió de la habitación.

-Y tú -dije señalándolo-... Ponte tu traje y baja.

-Antes un beso. ¿Qué dices?

 Le corrí la cara ocasionando que me dé una beso en la mejilla.

-¿Pasa algo?

-Sólo...

 No me sentía cómoda besándolo y en realidad estar pensando en otro hombre.

-Vístete y baja.

 Salí de la habitación y di un largo suspiro de alivio. Bajé las escaleras.

-Guau, tía. Te ves como una princesa del mal.

-Me gusta como suena eso -comenté, terminando de bajar los escalones.

 Noté la mirada de Pietro sobre mí.

-Este disfraz se va a quedar todo el día en su lugar, y si no puedes soportarlo, entonces da vuelta tu mirada de pervertido.

 Él se rio, aún observándome de arriba abajo. Pensé en darle un golpe, pero me contuve de hacerlo, sobre todo enfrente de los demás.

Todos en la habitación se dispersaron y Pietro se acercó. Otro poder descubierto, tragarme las ganas de golpear a las personas.

-¿Cómo dormiste? -me preguntó.

-Bien -le dije cortante.

-¿Con él?

 Se refería a Tony.

-Por supuesto. Él es mi esposo -le recalqué.

-Yo también podría serlo. De esa forma tendríamos que dormir juntos. ¿O me equivoco?

 Le di una mirada de advertencia.

-Sólo decía.

-¿Qué haces aquí? -le pregunté.

Aún te llevo en mi mente/WandavisionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora