Pastel de Fresa || Renga

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Parte I: "𝓝𝓾𝓮𝓿𝓪𝓼 𝓼𝓮𝓷𝓼𝓪𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼"

Narra Langa

Me encontraba despierto desde hace diez minutos. Mi alarma aún no sonaba y sólo me limitaba a quedarme acostado en la cama, mirando al techo, pensando en todo y nada a la vez.

Llevaba ya un mes viviendo aquí en Japón y las cosas en mi vida mejoraron considerablemente. Pensé que desde la muerte de mi padre, no tenía realmente un propósito en la vida. Me sentía vacío y abandoné el único deporte que me hacia sentir vivo. Sin embargo, apenas llegar a este lugar, miles de cosas pasaron incluso en el primer día.

Descubrí el skate, hice nuevos amigos leales y patiné contra un sujeto de cabello azul oscuro y diversos traumas, aunque ahora está un poco mejor, por lo menos es más considerado que antes, hasta le habla a Cherry y Joe... Pero no es de eso de lo que realmente quiero hablar en estos momentos. Es cierto que gracias a todo eso pude volver a sentirme en casa y mi madre está feliz de verme avanzar. Pero lo único que puedo pensar en estos momentos, es que tanto mi diversión en el deporte como las nuevas amistades se deben a una persona en específico, alguien que llegó a mi vida sin avisar y estoy muy agradecido por eso.

Se trata de un chico de mi edad, de alguien que...

«Beep, beep»

El sonido de la alarma de mi celular me hizo salir de mis pensamientos. Aquella canción pegajosa que se reproducía me hizo tararear con una sonrisa en el rostro sin darme cuenta. Despertar de esa forma no era tan malo después de todo; claro que no aplica a este momento porque ya estaba despierto desde antes.

Detuve la alarma y puse a cargar mi celular, tenía un poco más de la mitad de batería, para cuando acabara de arreglarme, entonces tendría lo suficiente para sobrevivir el día de hoy.

Solté un bostezo antes de levantarme por completo de la cama e ir hasta el clóset de madera del cual saqué mi uniforme. Era extraño tener que usar este tipo de vestimenta, los colegios en Japón eran bastante raros, ¿pero qué podía decir? Se trataba de su cultura y costumbres. Aunque fue extraño aprender a sentarme en el suelo cuando iba a otras casas, vivir aquí era fantástico. A comparación de Canadá, aquí no había nieve en lo absoluto, por lo que tenía más tiempo admirando el sol. ¡Lo mejor de todo era que podía comer helado siempre que quisiera! Como no me estoy muriendo de frío todo el tiempo, comer uno de esos ricos postres era gloria pura.

Al terminar de darme una ducha y secar mi cuerpo por completo con mi toalla, me puse el uniforme. Posteriormente, acomodé mi cabello y me ocupé de mi higiene personal. Era importante oler bien y estar radiante, más porque iba camino a la escuela con el que ahora es mi mejor amigo...