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Al abrir los ojos una luz blanca te cegó ligeramente.

Estabas en una habitación de hospital, podías escuchar el aparato que indicaba tus signos vitales.

No te sentías capaz de moverte mucho pero al girar la cabeza te encontraste con los brazos cubiertos de vendajes.

Estabas completamente sóla.

Intentaste incorporarte despacio pero el dolor corporal te frenó.

En la mesita junto a tí había una jarra con agua y un vaso y la del otro lado tenía flores frescas y un globo que decía mejórate.

Notaste que en una esquina de la habitación había un sillón largo con una almohada y una sábana revuelta. En el perchero se encontraban un abrigo y un bolso de mujer y el reloj en la pared marcaba las 7:30 de la mañana.

Cerca se encontraban dos puertas, una de ellas con una pequeña ventanita que debía ser la puerta de entrada y la otra tal vez de un baño.

La segunda se abrió dejando ver a una radiante Mitsuki Bakugou que no aparentaba para nada haber pasado la noche en la habitación.

- Ah, estás despierta.- Dijo entusiasmada, acercando una silla al lado de la cama para sentarse cerca de tí.- ¿Cómo te sientes?

- Bien, creo.- Dijiste con la garganta seca.- Me duele todo.

- Ten, toma agua.- Respondió Mitsuki sirviendola en el vaso.

Con dificultad levantaste el brazo para tomar el vaso y bebiste lentamente.

- No quiero ser grosera pero ¿Por qué está aquí?- Preguntaste tímidamente.

- Ah, luego del incidente perdiste el conocimiento y Katsuki te trajo al hospital, perdiste mucha sangre, fue necesaria una transfusión. Se quedó aquí toda la noche y en la mañana me pidió venir a hacerte compañía mientras él estaba en la agencia. Te traje unas flores para alegrar esta insípida habitación y Kirishima Kun trajo ese globo.

Por eso Mitsuki no parecía haber pasado la noche en el hospital, fue Dynamite quien durmió en ese sillón.

Dynamite te había cargado en su hombro lejos de la explosión y había visto como aún con lo débil que estabas por la pérdida de sangre usaste tu quirk en uno de los villanos y caiste inconciente.

En lugar de esperar a que llegara una ambulancia decidió llevarte corriendo al hospital más cercano que afortunadamente no estaba lejos.

Mientras corría consumido por la angustia trataba de evitar fijarse en el líquido caliente que no dejaba de deslizarse por su pecho y su espalda, los cortes en tu cuerpo no dejaban de sangrar, sentía la necesidad de parar y detener el sangrado antes de seguir pero temía que al manipular demasiado tu cuerpo fomentara el flujo de la sangre hacia las heridas.

Su entrada en el hospital no pasó para nada desapercibida, obviando que ambos llevaban el traje de héroe y que Dynamite abrió la puerta de forma muy violenta también estaban cubiertos de tu sangre la cual goteaba en el piso.

Inmediatamente te pusieron en una camilla y te llevaron a urgencias.

Casi perdiste la vida en ese hospital pero gracias a la rapidez de Dynamite y a la habilidad de los doctores pudieron frenar el sangrado, y hacerte una transfusión y tus heridas podrían cicatrizar aunque dejarían marca.

Dynamite no pudo moverse del hospital en toda la noche y debido a que tu familia se encontraba en otra ciudad lo dejaron entrar a tu habitación.

Kirishima le llevó ropa limpia para que pudiera cambiarse el traje ensangrentado y te dejó aquel globo.

Maldita PasanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora