Al estar afuera tomó el papel de tus manos y lo pulverizó con una pequeña explosión.
- ¿Por qué hizo eso?!- Exclamaste.
- No lo necesitamos.- Dijo con indiferencia caminando hacia su auto. Lo seguiste a paso rápido.
- Ya basta, no sé que le pasa pero se comporta como un niño.- Dijiste enfadada, él metió todo a la cajuela abrió la puerta del asiento trasero.
- Sube.- Dijo sin más.
Tú te cruzaste de brazos sin moverte un milímetro.
Él se encogió de hombros y te tomó en brazos como un costal para luego meterte en el auto y cerrar la puerta no sin antes colocarle el seguro para niños.
Subió al asiento delantero y arrancó.
- No puede hacer ésto, se llama secuestro.- Reclamaste furiosa.
- Te llevo a tu casa así que es más como un arresto domiciliario.- Respondió.
- Detenga el auto ahora.
- Cállate, no puedo manejar con tanto ruido, provocarás un accidente.- Exclamó frustrado.
Te enfurruñaste en tu asiento, sabías que no iba a secuestrarte y que era verdad que al distraerlo podrías provocar un accidente, ya podrías gritarle una vez estuvieran en tierra.
Te dedicaste a examinar el interior del vehículo en silencio.
Se estacionó en el aparcamiento de una farmacia.
- No tenían uno de tus medicamentos, espera aquí y no hagas nada estúpido o lo lamentarás.- Dijo bajando del auto y dando un portazo.
No tardó más de cinco minutos en volver, lanzó la bolsita de la farmacia al asiento del copiloto y sacó sus llaves para encender el auto, cuando las puso en la entrada y dió la vuelta pudiste notar que de ellas pendía el llavero de perro que le habías regalado.
Te relajaste un poco y diste un largo suspiro antes de hablar.
Creías ya haber entendido, tus suposiciones acerca de la enfermera parecían erradas.
- Su madre dijo algo acerca de que a usted le importo o algo así.- Soltaste sin más, no tenía caso darle vueltas, eso sólo lo fastidiaría, lo mejor era ir al grano.
Dynamite maldijo internamente.
Maldita vieja metiche.
- ¿Y?- Preguntó intentando parecer indiferente.
- Quiero saber si es verdad. Y si lo es quiero saber de qué forma le importo, creo que merezco esa información.
- ¿Qué te hace pensar eso?
- Creo que con todo lo que he aguantado trabajando con usted, su sinceridad es lo mínimo que puedo pedir.
Él bufó, odiaba admitirlo pero era verdad.
- ¿Y qué si fuera cierto? Eso no cambia nada.- Gruñó.
- Cambia todo.- Respondiste seria.
- ¿Cambiarás de agencia?- Preguntó temiendo que al pensar que sus verdaderos sentimientos te harían querer estar lejos.
- No.- Dijiste a secas.
No sé dijo nada más en el camino.
Al llegar bajó tus cosas y te acompañó a la puerta de tu casa.
Cundo la abriste entró sin preguntar dejando todo sobre uno de los sillones de la sala.
Cerraste la puerta y pasaste a la cocina para tomar algo de agua y calmarte.
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Maldita Pasante
FanfictionEres la nueva pasante en la agencia de Dynamite, un héroe cuyos pasos haz seguido desde la secundaria cuando él aún era estudiante.