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Si por algo se caracterizaba Katsuki era por ser un hombre de palabra.

Al día siguiente llegó a tu casa cargado con bolsas de maquillaje.

Llegó con el semblante serio y dejó las cosas sobre la mesa.

Tímidamente abriste las bolsas observando el arcenal de sombras, labiales, productos hidratantes entre otras cosas.

-¿Qué es todo ésto?- Exclamaste.

- Tan sólo lo escencial.- Dijo con indiferencia.

- ¿Escencial?!!! Yo no sé ni que mierda es un hidratante facial.- Dijiste sosteniendo dicho producto.- Todo ésto debió costar una fortuna, no puedo aceptarlo.

- Puedes y lo harás.- Dijo seriamente para proceder a sacar los productos, extenderlos sobre la mesa y explicarte cómo se usaba cada uno de ellos y en qué orden.

- Yo ni siquiera me maquillo a diario.- Te quejaste.

- Pues al menos cuando lo hagas lo harás bien.- Dijo en un tono digno.

- Ni tu madre es tan estricta.- Hiciste un puchero.- Oh! Hablando de tu madre.- Dijiste recordando.- ¿Les haz dicho ya a tus padres que estamos saliendo?

- ¿Por qué tendría que decirles? Es mi vida.

- Lo sé, pero me refiero a si lo saben, es que no parecían nada sorprendidos de que estuviera en tu casa cuando tú padre fue a recogerme y bueno... ya sabes, tengo curiosidad.

- No lo sé, deben sospechar, supongo. Tampoco es que me importe.- Dijo indiferente encogiéndose de hombros mientras organizaba el maquillaje en el estuche que había comprado.

Tú te quedaste en silencio sin saber bien que decir, de algún modo esas palabras te hirieron.

Él volteó a verte notando tu semblante y suspiró.

- A tí te importa ¿No es así?- Preguntó fastidiado consigo mismo.

- Puede ser...

- Si quieres decírselos formalmente no me molesta.- Se encogió de hombros.

- ¿En serio?

- No lo veo necesario pero si es importante para tí lo haré.

- ¿Estás seguro? No quiero precionarte.

- Dije que lo haré ¿Acaso crees que no puedo?!- Exclamó con esa furia infantil que le caracterizaba haciéndote reír.

- No lo pongo en duda.- Lo abrazaste.

Mitsuki estaba bastante impresionada de que su hijo le llamara para cenar juntos en familia pero aceptó de igual modo.

Irían los cuatro juntos a un restaurante en el centro de la ciudad.

No sabías que ponerte y dejaste que Katsuki escogiera tu atuendo, cosa que hizo a regaña dientes.

Te impresionaba mucho su buen gusto aunque él parecía no darle mucha importancia.

Llegaron juntos en su auto a las puertas de aquél restaurante y te ofreció su brazo para guiarte al interior donde un elegante hombre los acompañó hasta la mesa que les correspondía dónde los padres de Katsuki ya los estaban esperando.

- Buenas noches.- Saludaste algo avergonzada.

La sonriente madre de Katsuki te abrazó. Invitó a sentar a su lado, Katsuki se sentó al lado de su padre y conversaron amenamente mientras esperaban la comida que habían ordenado.

Evidentemente los señores Bakugou no estaban para nada sorprendidos de que ustedes estuvieran saliendo.

A Mitsuki le agradaba que su hijo saliera contigo, tú le agradabas y le parecías una buena chica y su marido pensaba igual, sus actitudes tan naturales y amables te daban algo de seguridad.

Maldita PasanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora